De tal manera que, pudiéramos decir que el capitalismo imperial no tiene discurso ideológico, porque la realidad histórica lo ha demostrado. Profundizando un poco más esta situación, el capitalismo llego a su límite desde el punto de vista filosófico con Kant y Hegel y el concepto del infinito absoluto. Desde el punto de vista económico, el pensamiento económico de Adam Smith y David Ricardo, fue desmontado por la teoría del valor de Carlos Marx. Y, en el plano político, también fue desmontada la imposición de la división de los poderes públicos del Estado con Montesquieu y en el siglo XIX el Bonapartismo totalitario. En conclusión, que las dos formas clásicas en que han dominado a los pueblos: la dictadura militar y el régimen burgués de democracia representativa; histórica y políticamente están llegando a su fin.
Por otra parte, ahora el imperialismo norteamericano no puede construir grandes movimientos de masas manipulados a través de la democracia burguesa representativa tipo AD, tipo COPEI, APRA en Perú, y tipo PRI en México. Además viene perdiendo la iniciativa diplomática en todos los organismos creado a raíz de la II guerra mundial: Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, Grupo de Río, Unasur, etc.
Al capitalismo imperial, solamente les quedan tres elementos de poder: la hegemonía militar, cuyo control está estancado en el Medio Oriente con la incursión en Irak y con la situación de Afganistán, de donde tendrá que retirarse mas temprano que tarde porque no se pudieron cumplir los objetivos trazados; el control económico, que con la crisis profunda del sistema monetario internacional y el desplome de los principales centros financieros mundiales y del proyecto neoliberal se ha creado una situación difícil; el control mediático mundial a través de “ocho corporaciones que manipulan a través de la mentira”. Sin embargo, valga el comentario, los venezolanos con la revolución bolivariana desde los acontecimientos de abril de 2002, demostramos que eran derrotables como efectivamente fueron derrotados. Por eso, es el éxito político de ese mestizo que parió la tierra venezolana allá en Sabaneta de Barinas. Quien tiene la comprensión exacta de la realidad histórica del mundo que nos toca enfrentar hoy.
La revolución bolivariana, a la que Heinz Dieterich plantea como el “Nuevo Proyecto Histórico” (NPH), en alusión al socialismo del siglo XXI o democracia participativa; está despertando otra vez las banderas históricas del socialismo; demostrando que los sueños de Marx y el viejo planteamiento del socialismo científico es la única alternativa frente a la crisis del capitalismo. Por ello es que, esta crisis histórica que atraviesan los pueblos del mundo y en particular la sociedad venezolana no tiene salida en el marco del capitalismo. Solo es posible dar una salida de raíz a este problema plantando la bandera del socialismo
Es en este marco es que se desarrolla el proceso bolivariano y por eso hay que tener una comprensión de las exigencias de la coyuntura política mundial para definir políticas y planes de acción tomando en cuenta que, el tiempo se agota para instaurar la hegemonía de base.
A pesar de los múltiples intentos de construir la hegemonía de base, transfiriéndole poder al pueblo, como por ejemplo, a través de la ley de los consejos comunales y su posterior modificación o reforma, así como la creación y conformación de instituciones tales como el Ministerio para las Comunas, Fundacomunal, por solo mencionar dos. Estos esfuerzos que deberían favorecer la movilización, fortalecimiento y profundización del poder popular contra el neoliberalismo y todas sus expresiones, no cumplen con las exigencias en ese sentido ni con la realidad política del proceso bolivariano -que intenta desplegar sus alas – en transición hacia el socialismo y al estado comunal.
Son múltiples los factores que dificultan concretar las intenciones de construir el estado comunal y la revolución bolivariana, entre estos destacan: el burocratismo funcional, la corrupción y las instituciones penetradas por la cultura y la conducta del pasado donde se olvidó de la palabra “socialismo” .
La corrupción y el burocratismo tecnocrático hacen que los conflictos surjan en el seno de la actividad política, debido a las ambiciones y los deseos de posesionarse de lo ajeno por parte de unos en contra de otros, y el burocratismo funcional (“estado de abuso de poder de las autoridades”) ante los clamores del pueblo soberano. Es obvio, que esta moral encuadra maravillosamente en los “Principios del Capitalismo”, donde una minoría es dueña de los medios de producción, explota la fuerza laboral y se apropia de los bienes que otros producen.
El combate contra estas larvas insaciables es parte esencial de la Lucha de Clases. No es una confrontación entre individuos aislados a causa de enemistades personales, sino un enfrentamiento histórico contra esa estructura permisiva.
Llegó la hora de enfrentar el chavismo acomodaticio y su burocratismo tecnocrático funcional para acabar la corrupción (antes que los personajes de Víctor Hugo y su Miseria, acaben con el proceso bolivariano y esta revolución bonita).
Con instituciones y hombres con mentalidad burguesa, será imposible lograr la revolución bolivariana y el estado comunal, por mucho empeño y esfuerzo que se ponga en ello.
Sin desarrollar el poder popular –hegemonía de base- no habrá revolución verdadera y se quemara la oportunidad de la transformación social y política, que responda a las expectativas del cambio revolucionario en Venezuela y la construcción del futuro Estado Socialista, dejando en sombras la posibilidad de forjar junto a las naciones latinoamericanas, el sueño de Bolívar de construir la Patria Grande Latinoamericana.
Viva el socialismo y muerte al burocratismo tecnocrático...
Si es verdad que estamos en construcción del estado comunal!
“No se trata de llevar la revolución en los labios para vivir de ella,
se trata es de llevarla en el corazón para morir por ella…”
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