El comandante Fidel sacude regularmente nuestra visión del presente con sus tremendas ideas sobre la coyuntura mundial, haciendo honor a aquel viejo refrán: más sabe el diablo por viejo que por diablo. Fidel, personaje histórico más importante del siglo XX y de lo que va del XXI, nos acaba de largar una nueva andanada: los sistemas políticos son históricos, es decir hechos por los hombres y mujeres para servir a otros hombres y mujeres, por lo cual necesariamente tienen que transformarse cuando dejan de ser útiles. El capitalismo ya dejo de ser una herramienta para mejorar la vida de los humanos, se transformó por el contrario en una traba para el progreso social, por lo cual está desapareciendo a ojos vistas. El modelo cubano se inspiró inicialmente en el modelo soviético, el cual adolecía -a nuestro juicio- de graves falencias teóricas, tema sobre el cual ya hemos escrito diferentes trabajos. Si bien en las actuales condiciones la propiedad social de los principales medios de producción es fundamental para preservar la soberanía de la Nación, la propiedad personal (que no la privada) es la contraparte que permite el desarrollo de la creatividad en los diversos ordenes de la vida siempre y cuando no se transforme en un medio de explotación del trabajo de los otros. Esta es la discusión que, creemos, se está dando particularmente en Cuba y Venezuela, sobre todo porque han surgido nuevas propuestas en el Socialismo del Siglo XXI tales como el Socialismo Bolivariano, la Revolución Ciudadana, y el Socialismo Boliviano, que dan respuesta a los procesos históricos particulares que ha vivido y están viviendo la sociedad venezolana, la ecuatoriana y la boliviana. Cuba, como integrante de la ALBA, tendrá también que actualizar su sistema socioeconómico a la luz del Socialismo Nuestroamericano del Siglo XXI.
Hay que establecer la diferencia entre los judíos como grupo étnico-cultural y el sionismo. Las raíces del pueblo judío semita, primos de los Fenicios, se remontan -por lo menos en Palestina- hasta inicios del último milenio a.C. Ambos, judíos y fenicios, se difundieron por todo el mediterráneo por lo menos desde el siglo IV a.C, de donde surgen Cartago y centenares de sitios urbanos en el norte de Africa y el litoral atlántico mediterráneo español, o Sefarad o El Andalus, donde los judíos sefardíes formaron una importante comunidad cultural y económica. En Palestina, en tanto, los antiguos pueblos palestinos fueron arabizados por el Islam hacia el siglo VI de la era. En las estepas del sudeste de Rusia, alrededor de siglo VI a.C., habitaban los jázares, pueblos de origen de turco que, al parecer, se convirtieron al judaísmo dando origen a los judíos ashkenazi. Rusificados a partir de 965 d.C, se establecieron tanto en Rusia como en diversas regiones tanto de Europa Central y Occidental como del Mediterráneo. Víctimas de una persecución racista sistemática por parte de las burguesías cristianas y católicas, la burguesía financiera y empresarial judía ashkenazi propulsó a finales del siglo XIX la creación de una ideología política, el Sionismo, que propugnaba la fundación de la Nación Judía, así como de un hogar en Palestina y otro en Argentina, hacia donde se dirigió preferentemente la emigración de judíos de judíos ashkenazi –incluidos comunistas y socialistas- que finalmente dio nacimiento al actual Estado de Israel en 1948, luego del Holocausto provocado por los nazi-fascistas de toda Europa. Ni todos los judíos son sionistas, ni todos los sionistas son judíos. Hay realidades históricas que no se pueden desconocer, so pena de vernos envueltos en un nuevo holocausto, esta vez nuclear. Este es, creemos, el trasfondo del pensamiento de Fidel. Promover un estado binacional en Palestina que respete los derechos históricos de ambas comunidades. Que los Estados Unidos respeten el derecho soberano de Irán a buscar en paz su propio camino hacia el futuro. Que los Estados Unidos respeten también el derecho de Cuba, de Venezuela, de Ecuador y Bolivia, de Nicaragua, de Dominica, Saint Vincent, Barbuda, las Granadinas, de Dominicana, Haití y Puerto Rico a labrarse en paz y Revolución su destino sin interferencias imperiales. Esta es nuestra lectura general de la línea de Fidel.
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