Ciertamente nos identificamos
con este pensamiento. Tenemos derecho a soñar y a soñar diferente.
No tenemos por qué soñar lo que el mundo globalizado quiere que
soñemos. Tenemos derecho a soñar y concretar nuestras propias aspiraciones.
A decidir sobre ellas. A luchar por ellas. A abandonarlas, cuando encontramos
otras mejores. A aferrarnos a ellas y morir por ellas, cuando las sabemos
trascendentes para la vida colectiva, para la identidad, para la supervivencia.
En el mundo se levantan
miles de sueños, en formas multicolores. Son miles de personas indignadas,
estafadas en sus ilusiones, estafadas en sus querencias, que hoy comienzan
a darse cuenta del enorme engaño que han vivido, de la forma obscena
como han jugado con sus justas, sencillas y hasta “globalizadas”
aspiraciones.
Hoy, en los territorios
llamados primermundistas, los pueblos han dicho ¡basta!...y han echado
a andar… (por ahí se oye los ecos del Che)… Y caminan con
sus propios pies, con la convicción propia de quienes han sido víctimas
de un sistema depredador y totalmente injusto, con sus aspiraciones
como bandera, con rabia, con indignación.
No es un movimiento direccionado.
Hasta ahora no cuenta con una visión política clara. Lo une la necesidad
de enfrentar las inequidades, injusticias y contradicciones de un sistema
brutalmente inhumano. El sistema capitalista, se confronta hoy a otra
crisis, con características especiales que la diferencian de las anteriores,
pero cuya solución sigue buscando en la misma despensa farmacéutica
donde se amontonan cientos de cajas de remedios vencidos.
Y los pueblos, sabios,
colmados de esperanza, cansados de ser la oreja del tarro, no están
dispuestos a tomarse esa cucharada de jarabe neoliberal que los condenará
a sufrir de innumerables, innombrables e indeseables efectos secundarios.
Grecia sabe muy bien de eso y América Latina, también, pues fungió
en décadas pasadas, de conejillo de indias para todos los experimentos
y recetas de ese nefasto doctor matasanos que llaman Fondo Monetario
Internacional. ¿Quién le quitará
la licencia a este médico necrofílico?
El derecho de soñar
y construir realidades diferentes, adaptadas a las reales necesidades
y aspiraciones de cada espacio de vida, concertadas en función del
bien común, lo hemos comenzado a ejercer justamente en las tierras
nuestroamericanas. No en balde, América Latina es la región del mundo
que menos ha sido impactada por la crisis capitalista, entre otras cosas
porque no han aceptado seguir con el FMI como médico de cabecera y
han preferido “inventar o errar”, caminar con sus propias piernas…
Sin embargo, aún falta camino por recorrer.
En nuestros países,
y especialmente en Venezuela, tenemos campo ancho para ejercer el derecho
de soñar distinto. No obstante, aún existen dentro y fuera del proceso
revolucionario, quienes desean que nos conformemos sólo con soñar
o que volvamos a soñar lo que nos indiquen la moda y los medios. A
esa gente, hay que llevarle el mensaje contundente, rotundo y decidido
de nuestra total convicción en la necesidad de concretar las realidades
que soñamos.
En Venezuela también
deben temblar y sucumbir de insomnio aquellos y aquellas que intenten
dejarnos sin sueños o decirnos que nos conformemos con tenerlos.
Si no nos dejan
soñar (Y CONCRETAR LO QUE SOÑAMOS),
no les dejaremos dormir…
Hasta la Victoria, siempre!
Necesario es vencer!