Así está el mundo

El imperialismo como sistema económico viene recibiendo importantes golpes especialmente en la última década, golpes entre los que podemos contar la derrota del Alca en América Latina, el avance del movimiento comunista internacional, los avances en materia de unidad de los gobiernos más consecuentes con los planteamientos populares de liberación nacional y del socialismo, el surgimiento de importantes instrumentos comerciales, políticos y sociales que apuntan a la multipolaridad, entre muchos otros.

Sin embargo, el imperialismo posee una nada despreciable capacidad de maniobra; es decir, de agresión contra esos pueblos que hoy empiezan a transitar no solo un camino de rechazo al neocolonialismo y al neoliberalismo sino de profundo cuestionamiento al modo capitalista de producción, y a su expresión “superior” como lo es el imperialismo y sus abominables métodos de saqueo y de agresión que engendran hambre, destrucción y muerte.

El capitalismo no está muerto, ciertamente viene mostrando serios síntomas de descomposición y de desgaste y precisamente por esto, en su desespero, es cada vez más peligroso; asistimos hoy a la puesta en escena de una barbarie concertada por las principales potencias hegemónicas que aunque nunca han respetado las decisiones de organismos internacionales cuando les son adversas, hoy lucen cada día más cínicas y se cuidan cada vez menos de las formas mostrando su verdadero rostro asesino.

Por ejemplo, sí en la ONU la inmensa mayoría de sus países miembros decide una condena contra el cobarde y repudiable embargo a Cuba simplemente Estados Unidos no le hace caso, si en la ONU esa inmensa mayoría de países decide la incorporación de Palestina como Estado de pleno derecho Estados Unidos veta la decisión en el Consejo de Seguridad, sí la ONU, en una ya muy criticable decisión, decide una zona de exclusión aérea para “proteger” civiles libios la OTAN la utiliza para arremeter contra toda la infraestructura civil y militar de esa país africano y además asesinar a su presidente y al pueblo que decía proteger.

El imperialismo, que no es un país o grupos de países sino un sistema, pero que evidentemente tiene su expresión geográfica, no es solamente el imperialismo norteamericano también existe el imperialismo europeo, satélite del gringo, solo por hablar de los más resaltantes; este sistema además arma y aúpa las terribles y genocidas acciones del Estado de Israel contra el pueblo palestino, pero además tiene planes de agresión y “conquista” de todos los espacios de este planeta que contengan recursos naturales de su interés como petróleo, agua, biodiversidad, posición geoestratégica, etc.

Venezuela cuenta con alrededor de trescientos millardos de barriles de petróleo como reserva certificada, una buena razón para estar en la “mira” de los intereses imperiales, pero por sí esto fuese poco cuenta además con un líder en la presidencia que levanta las banderas del antiimperialismo y con un contingente mayoritario de movimientos sociales y partidos políticos que como expresión organizada del pueblo acompañan la importante iniciativa de la liberación nacional.

Todos estos hechos, y muchos otros, son razones más que suficientes para comprender que la unidad antiimperialista y la acción encaminada a fomentar la dirección colectiva, la organización popular y la defensa del proceso bolivariano es una acción justa y necesaria. ¡Así está  el mundo!.

(*) Militante del PCV

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Edgar R Meléndez (*)


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