La Reina Isabel II lleva sopotocientos años gobernando en Inglaterra y en Gran Bretaña. Siempre ha vivido como una Reina de una de las monarquías más terribles e intervencionistas que haya conocido el mundo humano. Monarquía que, por lo demás, ha tratado de dictar cátedras de un moralismo extremo por encima de todas las realidades sociales de este planeta. Monarquía que ha hecho guerra imperialista hasta por el dominio de las drogas, como ha sido el caso de las guerras contra China por apoderarse del opio. La primera fue entre 1839 y 1842. Lean esto: Gran Bretaña por la comercialización del opio y China por prohibirla. La segunda fue entre 1856 y 1860: Gran Bretaña, Irlanda y Francia (sus Estados por supuesto) pedían legalizar la comercialización del opio, abolir impuestos a extranjeros para el tránsito interno, suprimir la piratería, regular el tráfico de culíes (semiesclavos) y la corte de los Qing se opuso a las demandas del Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Ahora son los más arrechos y supuestos combatidores de las drogas.
La reina Isabel II, ¡qué barbaridad!, tiene dominio sobre los reinos de la mancomunidad de naciones: el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica y Barbados. Y el proletariado de esas naciones se cala, con pragmatismo y resignación, la opresión de la Monarquía Inglesa. Esta, no se opone a que otros hagan política siempre y cuando respeten los derechos morales de la monarquía. Esa moral que se traduce en que el rey o la reina es la única figura que está por encima del Cielo y de todas las cosas que estén por debajo de él, donde –por supuesto- se encuentran las de la Tierra.
26 años, en plena flor de su juventud, tenía Isabel cuando la monarquía inglesa sometió a juicio al británico Alan Turing en 1952, tenido como el padre de la informática moderna y quien posee el mérito de haber descifrado el código Enigma del nazismo alemán en pleno curso de la Segunda Guerra Mundial, por haber sido homosexual y eso era incompatible con la moral de la monarquía. ¿Cuál fue la condena?: 61 años de cárcel. ¿Cuál fue el terrible y antihumano castigo?: lo castraron. En 1954 murió envenenado con cianuro. No nos ocupemos si fue suicidio, accidente o asesinado. De eso hace 59 años.
Lo cierto es que esa macabra monarquía, para juzgar y condenar a Turing por homosexual, ni siquiera tomó en consideración que gracias a que él descifró el código Enigma de los alemanes pudo Gran Bretaña salvar miles de miles de vidas humanas, porque contribuyó –en cierto sentido- a favorecer a las fuerzas aliadas para derrotar al nazismo alemán. En fin, el homosexual demostró mayor capacidad de sentimientos humanos y amor por la vida que la monarquía inglesa.
Actualmente, esos que son racistas, xenofóbicos, moralistas extremos, machistas con solapas, hipócritas en el amor, intervencionistas, subsidiadores de violadores y mercenarios, alaban a Turing luego de de 61 años de haberlo obligado a escoger la muerte y desechar la vida. El hombre acusado de “grave indecencia” (por haber sido homosexual) ahora es indultado por la reina Isabel II creyendo que con eso los pueblos seguirán tragándose el mojón de las “virtudes” y “bondades” de la más atroz de todas las monarquías del planeta Tierra.
Por cierto, la reina Isabel II nada dijo de esa otra celebridad de las letras o de la literatura, Oscar Wilde, quien escribió, entre otras obras famosas, las siguientes: “Salomé” (1881), “La importancia de llamarse Ernesto” (1891), “El crimen de lord Arthur Saville”, “El retrato de Dorian Gray”. Casi toda la obra literaria de Wilde fue una crítica a las hipocresías de esa parte de la sociedad que explota y oprime pueblos y en las iglesias se muestran como santos creyendo que de esa forma garantizan que sus almas lleguen límpidas y sin pecados al reino de los Cielos. Pues, la reina Isabel II debe saber que Wilde igualmente fue juzgado y condenado a 2 años de cárcel y trabajo forzado, acusado de homosexual y una vez que logró salir de la cárcel fue obligado a cambiarse de nombre y apellido y a emigrar a Francia. ¿Cuándo la monarquía va a reconocer públicamente sus atroces crímenes cometidos en varias regiones de este mundo? ¿Tendrá corazón de humano la reina para reconocerlos?
Por cierto, simplemente una locura: ¿será posible que la reina indulte al camarada Marx para que se ponga al frente del proletariado inglés y éste se motive a propinarle una derrota definitiva a la monarquía? En verdad, no sé qué dirá el Primer Ministro del Reino Unido: David Cameron.