Al “cara de cura” Rajoy, como corresponde, rasparon por inmoral

No sé, era una vaina como racista o una repetición por una imagen preconcebida. Cuando uno veía un tipo blanco, de lentes caídos sobre el palo de la nariz, con un poco de pelos en la cara y hablando un casttellano medio enredado, ensalivado o mordido y dándosela de sabelotodo y perdona pecados, decíamos:

-"Ese carajo tiene cara de cura".

Pero tener cara de cura, que no era serlo, uno estaba seguro de eso, era identificarlo como ladino, mentiroso y capaz de cometer todos los pecados juntos. Farsante y mentiroso, eran de los primeros "valores" que uno le atribuía al "cara de cura". Porque un "cara de cura" es un disfraz para fingir de buena gente, como si fuese verdadero. Es la pose habitual de muchos tracaleros, de esos que no se atreven a armarse de una pistola, los puños y toda la procacidad necesaria para atracar. Además sus atracos son como por cuotas. Son atracadores pero de "buenos modales". A los "cara de cura" uno les ponía en observación, escuchaba por educación pero si acaso le escuchaba no le daba valor ninguna a su palabra, pues desde que comenzaba a hablar lo hacía con mentiras, echonerías y uno lo sabía. Siempre andaba en busca de una vaina, como perro de presa, pero sin mostrase como tal sino todo lo contrario, como si fuese "un alma de Dios". Por eso pues era solo un "cara de cura".

Si usted le ve la cara a Rajoy, estaría viendo una de "cara de cura". Parece hasta un carajo que se formó en un seminario y lo votaron por su mala conducta y contrariar los designios de Dios. Por algo, Rajoy es fascista. Y los fascistas son todos "caras de cura", por lo menos en Europa, pues se valieron de los valores religiosos para cometer las mayores tropelías. Las Cruzadas, aquellas invasiones de huestes europeas, destinadas y que a recuperar los santos lugares, no fueron sino jornadas de exterminio contra los pueblos árabes y en nombre de Dios y los valores de la iglesia católica. Los cruzados, en su mayoría tenían "caras de cura". El fascismo franquista español que acabó con todos los valores de la cultura de aquel país en nombre de la iglesia y fusiló, torturó y exterminó gente sin pudor y sí mucha saña, fue hecha "con cara de cura".

Esa "cara de cura" de Rajoy, que no es nada distinta a la de los carajitos y carajitas de Ciudadanos, es la misma que opina sobre Venezuela diciendo lo que no es, cuando pudieran decir lo que es, como que aquí ahora pasamos un trabajo enorme por un gobierno que no pega una y una agresión feroz del capital internacional con el cual España y Rajoy tocan en la misma orquesta. Pero no lo dicen porque los "cara de cura", no están para decir verdades sino mentir, para lograr sus fines. Rajoy y el Partido Popular son herencia de Franco y con el respaldo oficial del rey y la iglesia católica española, que está formada en buena medida por unos cuantos "caras de cura". Advirtiendo que el rey mismo es de esos. ¿Se acuerden del rey Juan Carlos de Borbón el padre del ahora rey? Pues es un "cara de cura", tanto que siendo rey no sale de una pea para entrar en otra y hasta se exhibía asesinando animales. ¿Ha visto usted tamaño cara de cura?

Rajoy, pues con su "cara de cura", se creyó competente y con autoridad moral para juzgar a los demás. Como llamar corruptos y hasta pranes de la droga a quienes aquí gobiernan. El tipo es de tan mal proceder, que la simple lógica, por el hecho que en Colombia la droga es como un gamelotal, que hasta en los jardines de la casa de Nariño pudiera haber por montones, que de allá sale al mundo un alto porcentaje de la que llega a todas partes, debió hacerle pensar y hasta decir, si eso estaba en su voluntad, que Uribe y Santos, por sólo nombrar a esos, estaban en el negocio de la droga. Pero no. Un "cara de cura" no actúa de esa manera. Había que decir que eso lo hace Maduro, el presidente de un país donde no se produce droga, se consume en muy baja cantidad y, solo es usado su territorio por las mafias colombianas, estadounidenses y europeas como tránsito hacia los mercados.

Pero a los "caras de cura", uno les conoce. Les identifica en medio de un montón de curas aunque vayan vestidos con sotana por el tufo que dejan y el lenguaje adulante.

Tan "cara de cura" es Rajoy, que uno le identificó desde el principio y al verle y oírle hablar supo que eso era y además fascista. Cuando por primera vez supimos quien era, dijimos con satisfacción, "yo lo sabía", ese tipo a uno no le engaña.

Todo "cara de cura", como todo farsante, termina siendo puesto en evidencia. Está en su destino. Marcados para dejar en cualquier momento "la huella delatora" o de la tora. Y Rajoy no podía escapar. El "cara de cura" que se creía con autoridad moral para juzgar a los demás, señalar a los pecadores, terminó ensartado en sus mentiras y su disfraz. Por corrupto, al fin le prendieron y le sacaron del gobierno. Lo demás vendrá después.



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Armando Lafragua


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