En el debate internacional aparece con mayor frecuencia un concepto relativamente nuevo: el Sharp power o ‘poder agudo’, una suerte de práctica embozada que mezcla tácticas de los llamados ‘poder duro’ y ‘poder suave’, con el fin de –cómo no– ejercer influencia sobre los países.
El término fue utilizado por primera vez hace poco menos de un año en la prestigiosa revista Foreign Affairs, donde los autores Christopher Walker y Jessica Ludwig describen en el artículo The meaning of sharp power: How authoritarian states project influence las características de esta nueva práctica. De inmediato llamó la atención de otras publicaciones como The Economist, que le dedicó una portada al nuevo término.
Todo indica que primero surgió la definición práctica y luego apareció el concepto. Cuando Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, casi de inmediato surgieron denuncias de la injerencia rusa sobre el proceso electoral norteamericano, al punto que el propio exdirector de la CIA John Brennan testificó ante la Cámara de Representantes para asegurar que esa influencia es cierta.
Ese testimonio no fue aislado. En agosto pasado, el jefe de los servicios de inteligencia estadounidenses, Dan Coats, también alertó que Rusia nuevamente buscaba interferir en las elecciones legislativas, a lo que Moscú respondió, por medio de su Cancillería, que "la acusación de Estados Unidos es signo de histeria y los ridiculiza".
De acuerdo con la acusación, estaríamos ante un caso del llamado poder agudo. Aquí ya no se usa el poder militar o la imposición por la fuerza (poder duro) para dominar en una nación ni tampoco se utiliza la influencia cultural, la gobernabilidad o incluso la gastronomía (poder blando) para intervenir un país.
Lo que vemos en este nuevo poder es una naturaleza encubierta para generar problemas, desorden, confrontaciones, caos e inestabilidad en el blanco escogido. Y para ello, echa mano de nuevas herramientas como las redes sociales, la inteligencia artificial y las tecnologías de la información. De allí que surgen conceptos adicionales con la práctica del sharp power, como la guerra de la desinformación, las fake news y la posverdad, entre otros.
El riesgo del poder agudo es que los demás países adopten este nuevo mecanismo de influencia y se desate una confrontación embozada, indirecta, soterrada, una suerte de enfrentamiento de computadoras. Si prospera el poder agudo entre las potencias, el concepto de guerra convencional cada vez más se alejaría de lo que considerábamos un conflicto internacional con ejércitos y fuerzas especiales. Lo que preocupa es cuáles serán sus efectos en el mediano y largo plazos.
La propuesta de Deng buscaba el desarrollo económico de China por medio del uso de la Economía de Mercado en sustitución de la planificación centralizada. Deng pretendía alcanzar la prosperidad del pueblo chino mediante la liberalización económica y la apertura comercial. Desde entonces se ha aplicado una serie de medidas que facilitaron el ingreso del capital y la inversión extranjera, así como la gradual apertura de la franja del litoral a los mercados mundiales
El camino trazado no ha sido fácil. En estos 40 años, el mundo ha sido un lugar inestable políticamente. La caída del Muro de Berlín en 1989 significó el colapso de la antigua Unión Soviética y del denominado campo socialista, lo que pudo haber alterado la estabilidad política china si no hubiera sido porque los líderes chinos supieron aplicar el "principio de la interpretación de los hechos" para proseguir con las reformas. En estos 40 años, también la economía mundial se ha visto afectada por sucesivas crisis económicas: la crisis del petróleo en los setenta; la crisis de la deuda externa en los ochenta; la crisis asiática, del rublo (Rusia) y el efecto Tequila (México) en los 90, y la iniciada en Estados Unidos en el 2008 fue la más perjudicial. La volatilidad del mercado bursátil y la inestabilidad complicaron el panorama mundial, pero las sucesivas generaciones de líderes chinos han sabido "surcar las tempestades" manteniendo el rumbo trazado por Deng.
China se ha convertido hoy en la segunda economía del planeta y representa el 17% del PBI mundial; la industria manufacturera china ocupa el primer lugar del mundo y su volumen comercial de mercancías, el segundo. China exhibe un crecimiento económico que supera el despegue de Europa en el siglo XVI y el "milagro económico" de Alemania y Japón en la segunda mitad del siglo XX.
Los líderes de China indican que se buscará mantener el crecimiento en torno al 7% de su PBI (luego de crecer a tasas de 10% por tres décadas), para lo cual se requerirá mantener su productividad y mejorar su competitividad en el mercado global, así como elevar su demanda y consumo internos.
En este sentido, se realizó la Primera Feria Internacional de Importaciones y Exportaciones en Shanghái, donde China ha invitado a los países del mundo a exhibir sus productos. El Perú estuvo presente con su oferta exportable en este gran evento. ¡Feliz 40° aniversario!
Hemos perdido la noción de lo intachable. Andamos tan caídos de gente honesta que la verdad aceptamos lo que sea. Es tan esquiva la honradez que nos contentamos con medio ladrones, medio rateros, medio corruptos. Nos quedó tan alta la exigencia de transparencia en los políticos que terminamos aceptando a los que roban, pero hacen obra, recibió dinero turbio, pero no coima, recibió plata de constructores rateros, pero como no llegó al poder no se puede condenar. Keiko no es como Toledo, dicen. Keiko no gobernó como Alan, dicen. Keiko no participó en licitaciones porque no gobernó, dicen. Y eso, eso tan pobre se convierte en gran argumento para salvarla. No hay forma. Lo que están diciendo es tan simple como que no robó porque no llegó. No robó porque faltaron 40 mil votos. No robó por poquito. ¿Quién puede explicar eso? Yo no. En política deben estar los intachables, los sin culpa, sin mancha, sin anticuchos, sin robos, sin fondos oscuros, sin vínculos con mafias, sin plata entregada como coima anticipada. Si eso es exigir mucho, contentémonos con el país en ruinas que tenemos. Se pondrá peor, no lo duden.
En Venezuela, Nicolás gana, pero el CNE está entredicho.
Esa discusión que tanto encanta, a mí, ni la tos me da. Me basta y me sobra la acción desleal. Me basta y me sobra la clandestinidad. Me basta y me sobra los acuerdos de cúpula para torcer lo normal, lo correcto, lo ordinario. Me basta y me sobra la acción de poner miles de dólares (sin saber procedencia) para hacer campaña y luego inventar informes mintiendo a ONPE. No entiendo el debate legal, se los dejo a fiscales, a jueces, a abogados, analistas de toda laya. No entiendo el griterío de uno y otro lado citando la Constitución para justificar cárcel o libertad. Parece cosa de locos. Los dos bandos tienen el mismo documento a la mano pidiendo cosas absolutamente opuestas. Pero si me cuesta entender el debate legal me cuesta más entender el debate político, la discusión en la calle importando argumentos legales para justificar o para castigar a Keiko y su partido.
Da hasta risa escuchar los argumentos de políticos cuando la justicia empieza a correr tras ellos. Cuando el fiscal José Domingo Pérez acusa contundentemente a Keiko Fujimori, Pier Figari, Ana Hertz, Jaime Yoshiyama y otros, por presunta pertenencia a organización criminal lavadora de activos, me quedan muchas dudas respecto a si calzan o no los hechos en la categoría criminal escogida por el mediático fiscal; pero no tengo ninguna duda de la inexistencia de persecución política a estos señores.
Suena a majadería la argumentación de los representantes de Fuerza Popular. Suena a conmigo no te metas. Suena a que pueden investigar a cualquiera menos a mí. Suena a que soy el rico papito o la rica mamita. Nanay. Eso no es así. Cuando el fiscal Pedro Gonzalo Chávarry acusa constitucionalmente al señor expresidente Pedro Pablo Kuczynski, a la expremir Mercedes Aráoz y al exministro Carlos Bruce me saltan dudas sobre si hubo un diálogo sincero progobernabilidad entre el gobierno de entonces y algunos congresistas comandados por Kenji o una vulgar compra de votos para salvar a PPK de una inminente vacancia. Me quedan dudas sobre la ausencia de Kenji en la denuncia. Me falta Mamani en el tinglado. Me faltan varios actores en la trama: Un reloj tumbó un presidente; pero de ninguna manera me trago el cuento de la persecución política contra estos señores.
No puedo entrar en la conciencia de Chávarry, no puedo conocer sus intenciones, pero sí puedo dar fe de la necesidad pública de esclarecer los hechos que motivaron esos canjes, esas negociaciones, esos acuerdos. Si hay duda de delito, lo correcto es iniciar investigación. Si hay posibilidades de hallar responsabilidades criminales frente a hechos por todos conocidos, el único camino posible es la activación de los mecanismos legales para descubrirlos. Ese mecanismo se llama acusación constitucional y para buena o mala suerte (depende de qué lado te toque jugar) el llamado a activarlo es el fiscal de la Nación.
Nicolás, esta ejerciendo poder, pero esta controlado por fantrasmasa.