Don Quijote: Donald Trump y Juan Guaidó: Sancho Panza

Respetado pueblo de los Estados Unidos. He decidido en honra a la verdad: sacar a la luz de los pueblos del mundo, una nueva versión del Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha que, por la majestad impropia de vuestra excelencia a quien debemos tanta desvergüenza en el cargo que ocupa, le solicitamos su protección por la desventura y falta de imaginación e inteligencia que, ni mencionar queremos, por obsoleto y desconocer la justicia social y el acomodo político de los pueblos dentro de su realidad democracia que, quieren ser libres de toda dominación imperial o de barbarie: relataré un pedazo de nuestra angustia universal de vivencia al miedo de lo que, se asemeja a una flagrante ignorancia de desconocer la realidad de un pueblo que, lo único que pide es que lo dejen vivir en paz, aunque nos estemos muriendo de hambre por suficientes subterfugios y procederes de causas.

Érase un 23 de enero de 2019 de un siglo en reacomodo de imposiciones y desastres geopolíticos, sin luces y sin moral, intrincado de bellaquerías, insolencias, impertinencias, ruindades que con un centavo de dólar compraban conciencias de todos aquellos que se dejaban y, querían vivir humillados en su entorno interno tirados a una alfombra roja de una casa muy grande como mansión, aunque ellos mismos en el entorno externo: lleno de comodidades, recreándose del poder de su mente de ser traidores hasta en el modo de vestir sin importarles que más son los pobres que mueren de decencia que los ricos que llegarán al Reino de los Cielo gateando de penas mientras, que, un camello pasará de tanto luchar por el ojo de una aguja.

Y alejado en un Territorio rico en todo, pero pobre muy pobre de integridad espiritual, esperando siempre la bendición de algún dios de los que fabrica un grupo de ciegos y odiosos que conviven agazapados en Conferencia Episcopal Venezolana, atragantada de santos, santas y milagros que, en hora buena rebasa su pensamiento de los primeros traidores que desconocen los mandamientos de su Dios a, quien le rezan hasta arrodillados, pero con el látigo de su fiereza siempre contra los humildes que no se jactan de odiar hasta cuando se echan la bendición, y sin pecado concebido dentro de marchas solapadas y abultadas de engaños: apareció un "Sancho" de la noche a la mañana: un mediodía en el "Desierto ilustrado de Chacao" -¡gloria al salvador!- como un relámpago de tormentas en el cielo gris y, con luz celestial atizada de codicia: se coronó sin corona, y para más revoltillo de relevancia se hizo llamar el escudero de don Quijote, triunfador de mares embravecidos y expoliador de sus vecinos y tratante de usuras., entretenido en el Norte soltando disparates tronadores que, en línea recta, habían salido a través del Pentágono de su vecindario a: estallar como figuras cuadrada en el plano de un "ilegítimo dictador" disfrazado de presidente constitucional sin la anuencia de su dominio. ¡Salve Dios, la libertad!

Las brisas de los jolgorios desparramados: llenaron los mares de abultadas tempestades, triunfaba el mal sobre el bien y en un vivir suculento de inquietudes entró en susurro: Guaidó que es Sancho como Guaidó, embistió enseguida la alegría que lo que parecía un arcano, reventó veloz en los puestos de ventas de noticias y, en las redes que se estiraron de impunidad como una inmundicia propagandística que, explotaron como: ¡Sancho vive, la Patria libre! Y lo que en principio asomó ser la pequeña Insula Barataria, pasó a ser una ciudad gigante, se hizo capital y, Guaidó se montó en su Rucio lloroso y de una espoleada aligeró el paso y sobre su Rucio está como presidente expedito a milímetros de ser constitucional o, de lo contrario habrá guerras, habrá muertos y los entierros saludarán la bienvenida con banderas negras un Nuevo Mundo triunfal, el mundo de don Quijote que, tiene su Sancho Panza en Venezuela.

Que por órdenes precisas con manuscrito en mano, escrito en tinta de repudiada visibilidad con letras pomposamente salpicadas de incompresibles, lo nombraban como se autoproclamó en una plaza, escogida con moños largos a su voluntad que, representaba a su majestad del reino imperial que como Donald Trump renacía como don Quijote y los menesterosos que días antes como presidentes de repúblicas inciertas tejieron el panorama mundial de injerencistas que sin pensar a futuro, y lo que el destino no ha declarado se dejaron llevar como lobos hambrientos de su región, se lanzaron lanza en ristre contra un gigante que vieron convertido en molino de viento y, al creer que lo crucificarían como judíos todopoderosos movidos por hilos de su amo don Quijote que como un Donald Trump se ha metido en la bragueta de sus sueños a los títeres del Perú, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Argentina, Canadá, y otros que como enanos que atraviesan estertores de grandeza son más fáciles de comer de la mano que dirige la estocada encima de Rocinante que, anda más entrampado que animal herido, pero los vientos que soplan son vientos de lluvia y, don Quijote tiene tiempo para que otros piensen por él de que mal se van a morir cualquiera sea el Calvario que escojan para su sufrir que el nuestro está seguro.

Paz al que lucha y paz al que vence que, si los vencedores son don Quijote y Sancho Panza a su gloria nos atenemos que desde muy lejos de años de distancia: la novela que abrió la puerta le ha dado vida al mundo hoy, más que nunca nos distrae de esperanzas, los escondites de las emboscadas no han dado con una salida que los favorezca y, ellos como dignatarios perversos que como osos polares se distraen en manada se han convertido en un peligro para los pueblos libres del mundo.

 



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Esteban Rojas


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