Lo que está en juego

Desde siempre, puesto que nos alejamos de la Naturaleza y desde entonces el humano ideó conceptos tras un larguísimo proceso de depuración del lenguaje y después otro propiamente neuronal, "la verdad" es el más cotizado. Puesto que nuestro pensamiento occidental data del grecolatino generador de diversas filosofías y ciencias elementales, debemos partir de la noción de Alétheia, "verdad". Alétheia es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa "aquello que no está oculto, aquello que es evidente" lo que " es verdadero". También hace referencia en el plano filosófico al "desocultamiento del ser". "La verdad", lo que, precisamente", no está oculto, lo que es evidente, es aquello que persigue con más denuedo quien no desea vivir en las tinieblas y quienes de ellas desea extraer lo oculto para hacerlo evidente.

Pues bien, vivimos tiempos que a la proverbial inclinación de muchos seres humanos a ocultarse y a ocultar su verdad y la verdad, por un lado, y al inveterado recurso del poder allá donde esté constituido y establecido, sea cual fuere su composición, forma y naturaleza, por otro lado, se ha añadido, en el manejo de todos los recursos de que siempre ha dispuesto el poder para ocultar lo que le parece conveniente para su ejercicio, para permanecer o porque le place, los de la ingeniería científica y los de la biotecnología. Lo que sitúa al poder en la posición equivalente al alquimista en tiempos de la alquimia precursora de la ciencia química. De modo que así el poder puede hacer juegos malabares e incluso falsos milagros para conseguir sus objetivos...

En estos momentos y como consecuencia de una pandemia de gripe severa, la Alétheis bascula entre dos "realidades", dos "verdades" desprendidas de una sola. Desde siempre lo que llamamos la realidad, luego transformada en la verdad, ha sido el resultado del consenso de unas minorías constituídas de algún modo en Poder. Cuando ellas se han puesto de acuerdo en comunicar "la verdad" de un hrcho o situación es porque ha habido una deliberación previa en la que hubo criterios opuestos. Pero habiendo existido, se hurta al conocimiento de las masas. Es decir, la verdad, siendo lo que es evidente, lo que no se oculta, está muñida en innumerables casos y situaciones. Como han de serlo los de esta pandemia, real o supuesta, y sobre todo su origen y efectos, reales o supuestos.

Si el mundo está dividido también en esto es, porque los centros neurálgicos del poder tienen la sartén por el mango, con un diosecillo al frente, la OMS que cubre todas las resistencias presentadas al dictamen de pandemia, que a su vez permite medidas coactivas por parte del Estado conforme a los dictámenes de especialistas a los que los gobiernos se deben y a los que sólo otros especialistas pueden oponerse, ya fuera del momento de la deliberación y del dictamen de la OMS, porque la mayoría de los componentes de los gobiernos son personal de "Letras" que carece de criterio frente a lo dictaminado por sus ministros especializados que a su vez dependen de distintos modos de la industria farmacéutica en el desempeño de su oficio...

Para llevar a cabo el propósito de que prevalezca la "verdad", se impone la coerción que la establece: hay una pandemia decidida asi por la OMS; hay tanto número de muertos cada día; hay tanto número de contagiados detectados..., luego tengo la obligación y el derecho de actuar como actúo, dice el Poder y sus ucase: todos y todas las que no obedezcan y promuevan discrepancias con el poder serán castigados... Para el Poder está por encima la tentativa de reducir los efectos directos de la pandemia en la población; es decir, los contagiados por una enfermedad no necesariamente mortal sino todo lo contrario, antes que evitar los efectos colaterales de las enfermedades nerviosas y los suicidios sobrevenidos a causa de las medidas y a causa del empobrecimiento generalizado que está ocasionando toda clase de carencias a millones y millones de personas y especialmente en los países con menos recursos y menos autosuficientes.

Se persigue a los que el Poder y quienes cierran filas en torno a él, llaman "negacionistas". Llaman "negacionistas" no sólo a quienes no creen que haya un virus especial que origine otros efectos que los de un virus más agresivo que los más habituales de toda gripe, sino también a quienes sospechan que si los efectos son más agudos y letales es porque el virus está prefabricado y lanzado deliberadamente desde un Laboratorio. También, a quienes, basándose en el parecer de numerosos científicos, virólogos, biólogos, bioquímicos... consideran que el confinamiento, por un lado, y/o la mascarilla, por otro, están absolutamente desaconsejados por efectos más nocivos que la propia morbilidad y fallecimientos de las principales víctimas: los ancianos más vulnerables...

Por estos caminos la verdad está en entredicho. Pues siendo la verdad aquello que no está oculto, aquello que es evidente, y no siendo evidente, estando oculto todo lo que rodea a la real o supuesta pandemia (incluido el incierto origen del virus y el propósito de quienes eventualmentevlo liberaron) salvo los fallecidos y los contagiados pero no su número, ni la causa de los fallecimientos por todas las causas, la población del mundo, en unos países más y en otros menos dramáticamente, está viviendo una verdad equivalente a la "existencia de dios" decidida por los Concilios cristianos cuya negación acarreó en la historia, por el concepto de "herejes", tantos millones de quemados, torturados y muertos como los causados (entre 50 y 100 millones) por la epidemia de gripe española, ésta sí verdadera, de 1918...



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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