"Toda la ciencia del hombre consiste en saber decir lo
que conviene decir, y callar lo que es necesario callar".
Persio
Este jueves en la tarde, le escuché a un amigo una expresión con cierta tristeza y una rabia muy acelerada, cuestionando el mandato de Jair Bolsonaro, presidente del Brasil, por la actitud asumida en el momento preciso para enfrentar la pandemia desatada en ese país, quien, lejos de tomar decisiones enérgicas, como recomienda la OMS, la agarró, como una burla, y podemos decir –sin llegar a exagerar–terminó enfrentando a la ciencia médica y especialmente al grupo de investigadores dedicados a buscarle el antídoto al terrible virus del Covid-19, en un abierto desprecio al ser humano.
El pasado 24 de marzo del 2020, en una intervención por televisión, el supuesto salvador de Brasil, el Mesías Bolsonaro –mayor paradoja ¡imposible! – calificó la pandemia, como una simple "gripecita" dejando a más de uno, pensando en las irracionales declaraciones de este mandatario, pero, anteriormente en cada discurso en la campaña, que lo elevó a la presidencia, dejaba a más de uno desconcertado por los disparates pronunciados, como si, los estaba amenazando con la muerte.
La "gripecita" de Bolsonaro en los actuales momentos, va para los 300 mil muertos, 12 millones de infectados, y como dicen en el argot beisbolístico: las bases están llenas; a pesar, que el mandatario ha cambiado de ministro de sanidad en 4 oportunidades; pero lamentablemente, cuando el mal está hecho, no hay ruegos que valgan, ni que se encomienden a (NUESTRA SEÑORA DE APARECIDA) patrona de los brasileños; porque una pandemia, no es para hacerse el gracioso, o creerse el protagonista principal al estilo de las películas: King Kong, Terminator, Rocky, filmes para crear aficionados al cine, con las características del Bolsonaro.
El Jair, se encuentra en un trance bastante difícil de enfrentar, pero tenemos la obligación de pedirle ayuda a cuanto santo y virgen se conoce en la iglesia católica, como hizo Florentino, cuando se enfrentó al diablo, en el famoso contrapunteo de (FLORENTINO Y EL DIABLO) del poeta Alberto Arvelo Torrealba. A pesar de la cantidad de religiones y de sectas practicantes de brujerías en suelo brasileño, y del pensamiento fascista y alocado del mandatario, el cual puso a pensar a una mujer pariente con él, Ana Bolsonaro, radicada en Italia, para finalmente expresar totalmente asombrada: ¡y todavía botan por ese hombre, con ese discurso! La equivocación inducida por el imperialismo, acompañada con la jugarreta, que le hicieron a Lula, le está costando bien caro al Brasil, con una gripecita convertida en tragedia, que nadie sabe, cuando se detiene.
