La semana del 10 al 14 de marzo del año 2008 será recordada por la inminente quiebra del banco de inversiones de la familia Bush, el Carlyle Capital Corp, una filial de Carlyle Group, el grupo donde la familia Bush tiene una participación importante, que compra empresas alrededor del mundo con intereses en el sector militar, telecomunicaciones y de transporte de petróleo.
Carlyle Capital Corp., de reciente propiedad del grupo, es un fondo de cobertura cerrado fundado el 26 de agosto de 2006 en Amsterdam para comprar papeles hipotecarios estadounidenses con respaldo de la entidad privada Fannie Mae y la federal Freddie Mac. Un año más tarde, el 29 de agosto del 2007, GW Bush fortaleció el respaldo federal como una manera de rescatar la inversión hipotecaria residencial.
Carlyle Capital, al igual que Bear Stearns y Citigroup, por nombrar algunos inversionistas grandes, compraron papeles hipotecarios residenciales respaldados por el gobierno de los Estados Unidos en el mercado secundario con la seguridad de que los fondos de garantías iban a cubrir los hipotecas en caso de problemas de liquidez pero además que de que el mercado cambiaría de dirección por la inyección de dinero y las garantías federales. La segunda semana de marzo del 2008 salió la noticia que Carlyle Capital está quebrado y no puede cubrir pagos por 16,000 millones de dólares. El 99% de los activos de Carlyle Capital están en RMBS del gobierno estadounidense, es decir valores cuyos flujos de caja vienen de la deuda residencial como hipotecas, préstamos de casas e hipotecas de alto riesgo. Es un tipo de valores apoyados por hipotecas enfocadas en deudas residenciales en vez de deuda comercial. Lo que ha ocurrido a todas luces es que el gobierno federal no tuvo los recursos presupuestales para cubrir las hipotecas aseguradas.
Esto significa, en primer lugar, que la ampliación de los respaldos federales no le ha funcionado ni a un interesado directo como G.W. Bush cuyo padre es dueño de una porción de este fondo. Segundo, que los respaldos federales brindados en agosto del 2007 no han sido suficientes y que otros fondos de cobertura que hayan comprado RMBS con garantías federales pueden quebrar.
Esa misma semana, el martes 11 de marzo del 2008, el gobierno federal anunció una inyección de 200,000 millones de dólares para darle liquidez el mercado crediticio. Nunca en la historia se había inyectado tanto dinero de un solo golpe. El efecto fue sacar a la Bolsa de Valores de Nueva York, en la que el índice Dow Jones ya había descendido a 11,740 puntos con rumbo a los 10,000 puntos. Se recuerda que el pico de la bolsa fue en octubre en que llegó a 14,150 puntos. La Bolsa de Nueva York revirtió pero en menos de 24 horas las tendencias descendentes regresaron. Daría la impresión que se incineraron los 200,000 millones de dólares y que los agentes están renuentes a entrar en el mercado.
El viernes de esa semana Bear Stearns, el banco de inversión más viejo del mundo y uno de los más grandes, anunció su quiebra. Sus acciones que cotizaban en 170 dólares la acción en julio del 2006 estaban a 2 dólares la acción cuando J.P Morgan ofreció hacer la compra. Por primera vez desde 1930 interviene el Federal Reserve Bank de Nueva York en un rescate bancario poniendo 30,000 millones de dólares para cubrir los déficits del banco frente a sus inversionistas, en su mayoría fondos de pensiones. Bear Stearns en su balance del 2006, el último publicado, tiene activos por 350,000 millones de dólares y una deuda de apenas 54,000 millones. Era el inversionista No. 1 en bonos respaldados por hipotecas hipotecarias, según sus balances. El Fed puede ayudar a devolver el dinero a los acreedores pero no a los inversionistas dados los montos involucrados. De allí la importancia de la compra por JP Morgan, el que bien podría caer bajo el peso de este fardo hipotecario comprado en 270 millones de dólares, menos de lo que vale el edificio del banco en Madison Avenue.
El inicio de la tercera semana de marzo fue con un anuncio, en domingo, de una reducción de la tasa de interés de un cuarto de punto y el martes se anunció la siguiente reducción de otro cuatro de punto. Entre esos días, hubo dos despuntes de bolsa ambos anunciados como las mayores alzas en cinco años. A partir del 11 de marzo el promedio de acciones transados en bolsa ha descendido a un promedio diario de 24 millones de acciones, cuando en el periodo entre junio del 2007 y enero del 2008 fue de 35 millones de acciones. Es decir, hay pocos agentes transando acciones en la bolsa. Entre enero y marzo, hubo un total de 386 millones de acciones transadas diariamente conforme los inversionistas salían del mercado, dejando solamente a los que no pudieron salir, sea porque estaban sobre expuestos o porque no se dieron cuenta del desplome. Se anticipa que la bolsa perderá el 40% de su valor de capitalización para cuando se estabilice, fecha que nadie tiene en mente. Mientras tanto hay lo que parecen ser manotazos de ahogado. Las quiebras bancarias y la recesión concomitante van a arrastrar problemas de crédito de consumo, que aun no se perciben.
* Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Es presidente de ALAI.
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