La mayoría de las capitales latinoamericanas son los principales centros económicos y demográficos de sus respectivas repúblicas. Cuando irrumpe otra ciudad que compite en progreso y habitantes con éstas también aparece un fuerte regionalismo (como los de Guayaquil o Santa Cruz).
Brasil, para evitar el choque entre Río y Sao Paulo, mudó su capital a Brasilia. El nacionalismo arequipeño perdió peso cuando Lima atrajo a un tercio de los peruanos. En cambio, Bolivia tiene una situación más compleja. Cuando La Paz emergió contra Sucre se desató una guerra civil y en 1898 se estableció que Bolivia sería la única nación del hemisferio con dos capitales. Sucre mantuvo su anterior status, pero la sede del gobierno y del Congreso se mudó a La Paz.
Tras el declive del estaño, la ciudad de Santa Cruz superó a la de La Paz en población y prosperidad. Esta es una base material para el “cambismo”. Si la izquierda boliviana se limita a reducir ello como “fascismo” o “racismo” terminará logrando que la derecha les gane los llanos y luego el poder.
El error de Evo.
En el referendo cruceño el Sí a la autonomía superó al 80% de los votos mientras que el No bajó del 15% y el ausentismo fue inferior al 40%.
Para el presidente boliviano ello es una muestra del fracaso, pues sumándose los ausentes, el No y los blancos/nulos se llega a la mitad del electorado.
Empero, en toda elección hay absentistas y esto no implica que los que no votan por el Sí estén por el No. Con su propia declaración, Evo reconoce que la autonomía es popular en al menos en la mitad del departamento más rico de su país.
El puede seguir dos caminos: el de Lenin, quien reconoció la autodeterminación de sus etnias, pero socavando la fuente del poder de las élites nacionalistas redistribuyendo sus propiedades; o el de la socialdemocracia española o británica, quienes evitan el separatismo aceptando la democracia y el mercado, y que los nacionalistas gobiernen regiones suyas con mayor autonomía. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.
Evo, en cambio, no hace ni lo uno ni lo otro, con lo cual trabaja para sus adversarios y ayuda a que se potencie el regionalismo y la oposición pro liberal.
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