En la reciente cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), donde además participaron en calidad de invitados las principales naciones desarrolladas del mundo, con el fin único de buscar una salida a la crisis energética por la que atraviesa el globo terráqueo, se pudieron observar dos bloques contrapuestos además de una desesperación por parte de la gran potencia (Estados Unidos) y su aliado incondicional Inglaterra, por tratar de influir en la decisión de los países miembros de la OPEP.
Producto de esta cumbre el barril de Petróleo de referencia de la cesta de crudos de la OPEP bajó el día siguiente de 130 a 128,56 dólares el barril, lo que indica que de alguna forma las grandes potencias lograron anotarse un punto a su favor.
En este sentido podemos destacar la enorme influencia que ejerce Estados Unidos en Arabia Saudita, además de “su territorio” Irak. Ahora bien alejándonos un poco de la connotación política de la cumbre, debemos ser objetivos y entender que los altos precios del barril de petróleo, de la manera exagerada en que se encuentran no beneficia a nadie. Si bien es cierto los excedentes petroleros ayudan a Países como el nuestro a manejar un flujo de caja que nos permita acometer proyectos sociales extraordinarios, también es cierto que ese excedente en el mercado trae consigo un alto crecimiento en la inflación, situación que nos ha venido perjudicando, donde se presentan hoy cifras inesperadas. Por otra parte los países consumidores se ven en la necesidad de incrementar los costos de sus productos que utilizan como materia prima el petróleo y sus derivados y luego vienen a nuestro país convertidos en otros bienes y servicios que tenemos que adquirir a precios mayores, incidiendo también de manera directa en el crecimiento sostenido de la inflación.
Considero que se debería optar por una política de estabilización de precios donde los especuladores tenga menor participación, y tratar de controlar el negocio petrolero en las diferentes bolsas de valores internacionales, ya que como intermediarios también contribuyen de manera exagerada a que se disparen los precios del crudo, por el libre juego de la oferta y la demanda aunado a la grave crisis energética que viven muchas naciones, donde el consumo cada vez es mayor. Prueba de ello lo observamos, al ver que el Presidente George W. Bush exhortó al Congreso de su país a levantar la prohibición para la prospección petrolera en sus costas. Sabemos que USA posee grandes reservas de petróleo, pero ante una política conservacionista y estratégica no la explotan, y así esta establecido en su legislación. Según datos del Departamento de Energía el consumo de productos petroleros alcanza 20,7 millones de barriles diarios (mb/d) en 2007 en Estados Unidos, primer consumidor mundial. Su situación es sumamente crítica ya que el petróleo estadounidense del tipo de referencia West Texas Intermediate (WTI) se ubica alrededor de Bs. 135 dólares.
(*)Lcdo.
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