El domingo, próximo pasado, 10 de agosto (2008), se realizó el Referendum Revocatorio convocado por el Presidente Evo Morales que requería de la opinión de toda la sociedad boliviana para la ratificación de su gestión gubernamental sobre la base del Programa de Gobierno en implementación. De conocimiento del lector(a) es que, por primera vez, en Bolivia, se llama a un referéndum de esa naturaleza particular. Una nación marcada por los “golpes de estado” acaba de dar una demostración, nacional e internacional, de cómo un pueblo unido cuando se le permite expresar su opinión no necesita de los “mesías” y “patroncitos” para manifestar sus propios deseos y aspiraciones políticos. Pero ¿qué significa ese triunfo y esa expresión del pueblo boliviano a nivel internacional, particularmente, en el continental americano?
Ha sido una frase, continuamente, repetida: “la composición social de la sociedad boliviana es, en su mayoría, originaria”; es decir, los llamados “indígenas” conforman, realmente, la sociedad boliviana; mientras que los “blancos” son la minoría de la población nacional boliviana. Por supuesto, por razones históricas, la riqueza boliviana y su distribución es controlada por el sector blanco de dicha sociedad aunque el Gobierno de Evo Morales ha dado importantes pasos para alcanzar una distribución equitativa que logre beneficiar a toda la sociedad y poder ir, paulatinamente, sacando del sector de “pobreza extrema” a ese sector de la sociedad boliviana circunscrita a los originarios.
Las razones por las cuales triunfa la dupla de Evo Morales y el Vicepresidente, Álvaro García Linera, en el Referendum Revocatorio, es necesario aceptarlo, son los beneficios que las políticas implementadas han, evidentemente, beneficiado a ese importante sector de la sociedad boliviana. Por otro lado, una vez conocidos los resultados totales en los departamentos donde, por ahora, han triunfado los “prefectos” se podrá conocer la relación objetiva del sentimiento de los pobladores de esos departamentos.
Pero, regresemos a nuestra inquietud sobre cómo será el impacto del triunfo de la “población originaria” en todo el continente americano y qué efecto tendrá en el imperio y para el imperialismo. En Bolivia triunfaron: el programa político implementado por el Gobierno de Evo Morales y, principalmente, la sociedad originaria boliviana. Evo Morales en su discurso triunfal lo expresó en dos conceptos: triunfaron la “Patria y el pueblo”. Triunfó la “Revolución Democrática y Cultural”. El Gobierno de Evo Morales está impulsando un programa de gobierno “nacionalista y cultural” donde la participación de la sociedad boliviana, incluyendo, con sus pensamientos, el sector de la sociedad adscrita a la derecha boliviana, siente la responsabilidad del futuro de Bolivia.
La Revolución Cultural tiene un significado profundo no solo para Bolivia sino para todos los pueblos originarios del continente americano. Bien lo manifestó la Ministra venezolana de los Pueblos Indígenas, Nicia Maldonado, cuando, en el programa especial de TELESUR, dijo que había sido “…el primer grito de los oprimidos…” del continente americano; comentó que las contradicciones históricas entre los “…estados nacionales y los pueblos ancestrales…” comenzaban a tornarse a favor de los pueblos originarios para concluir que “…los pueblos indígenas de América Latina nos sentimos con mucho orgullo…” por el triunfo de Evo Morales.
El impacto de lo expresado en las urnas por los pueblos originarios de Bolivia cruza las fronteras para alcanzar, probablemente, gracias a los “medios de comunicación”, las diferentes sociedades originarias de los Estados Unidos de América. A título de ejemplo, la semana, próxima pasada, un juez norteamericano, le ha ordenado al Gobierno del Presidente George W. Bush pagar a algunos pueblos originarios de ese país la cifra de US$450 millones de dólares americanos por concepto de explotación de petróleo y gas en sus tierras originarias. Los movimientos políticos, culturales, económicos, de conciencia originaria, social de las sociedades de los pueblos originarios de todo el continente americano se está desarrollando gracias a los ejemplos históricos de Rigoberta Menchú pasando por las expresiones en armas hasta el triunfo de Evo Morales cuando fue elegido Presidente de Bolivia y, ahora, al ser ratificado por esa mayoría de los diferentes “pueblos originarios” bolivianos.
Después de 500 años de Historia humillante para esos pueblos originarios, ven, en el triunfo y ratificación del aymara Evo, la expresión contenida en el subconsciente colectivo como la contenida en la conciencia histórica de esos pueblos ancestrales tal como lo expresó la Ministra venezolana Maldonado, arriba en referencia. En Perú, Colombia, Ecuador, los perseguidos “mapuches” en Chile, en Paraguay, Guatemala, Panamá, Estados Unidos de América, los yupkas en Venezuela como referencia comienzan a sentir que la “tierra madre” es algo más que una “propiedad privada” sustraída a sus ancestros. Que esas expresiones religiosa-culturales son teodicea tan validad como la propia Teología de la Liberación. Comienzan a aprehender las objetivaciones de las expresiones democráticas occidentales para alcanzar sus reales y necesarias objetivaciones.
Ese movimiento continental es un problema más para el Imperio y sus políticas imperialistas. No es, solamente, un pueblo que se expresa en las urnas democráticamente sino un pueblo que comienza a sentir la necesidad de expresar lo que Evo Morales calificó como “Revolución Cultural”. No es solamente las “buenas relaciones” entre estados y gobiernos sino la objetivación de las expresiones y necesidades ancestrales que los pueblos originarios tienes en Méjico, Guatemala, Colombia y Venezuela por mencionar. No es solamente el aceptar que “convivan” en sociedad con los sectores blancos, negros y mestizos de nuestros países sino aceptar que los “pueblos originarios” están “pariendo” su propio destino. Definitivamente, la Historia se está burlando de aquellos imperios que consideraron que “la fe salvaría las almas de los que no tenían alma”.
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