Es difícil pensar que los sucesos violentos que están ocurriendo en Honduras en estos momentos no tengan relación con los preparativos que algunos sectores de aquí están realizando para la ejecución de sucesos similares, no sólo a los de Honduras sino también a los que ya ocurrieron en Venezuela el año 2002 y que desembocaron en el fallido golpe de estado que llevó a carmonita el breve, por unas pocas horas a desempeñar el papel de monigote de los oligarcas criollos y de los gorilas que aún sobrevivían dentro de la Fuerza Armada Bolivariana.
En el caso de Honduras la semejanza es evidente en cuanto se observan los métodos empleados, que son los mismos que se utilizaron aquí el 2002 tales como el secuestro del Presidente Zelaya; el cierre de los medios de comunicación oficiales; el silencio de los medios de comunicación privados al darse la reacción del pueblo en apoyo al Presidente, cubierto con la proyección de “comiquitas”; la persecución y privación de libertad de altos personeros del derrocado gobierno y, previo a esta acción, el bombardeo mediático de que hicieron uso estos medios en apoyo a la entonces llamada “Coordinadora Democrática” y otras ONG´s y, finalmente, hacer del conocimiento público una supuesta renuncia del presidente legítimo, todo lo cual hace suponer que la torpe oposición venezolana actuó como consejera de la oposición hondureña o bien, que ambas tuvieron un asesor común que se rige por un libro cuyos consejos en materia de golpes ya no tienen vigencia.
En el caso de Venezuela es evidente que, una vez más, la torpe oposición con que cuenta el Presidente Chávez, viene preparando desde hace algún tiempo un nuevo golpe que hasta ahora no presenta ninguna variante respecto al de 2002, salvo que esta vez en lugar de una Coordinadora Democrática (que sólo coordinaba las guarimbas), aparece una tal Mesa Democrática (que no se sabe si es para comer o repartirse el fruto de algún botín) que nace en medio de aires de división por la ambición desmedida de sus componentes que para nada piensan en Venezuela sino en la satisfacción de sus propias ambiciones y que son los mismos actores que antes conformaron la ¡y que! Coordinadora Democrática de triste recordación.
A todas estas uno se pregunta si estos especímenes serán capaces, tal como lo viene haciendo gran número de organizaciones en este y otros continentes, de manifestar su solidaridad con el legítimo mandatario hondureño, Manuel Zelaya, o guardarán un discreto silencio encubridor de sus verdaderas intenciones a la espera de que un milagro se produzca en Honduras y cambie el resultado esperado por la mayoría, para tratar, en medio de la sorpresa general lanzar su zarpazo de fiera herida.
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