Bajo el título de Seudodemocracia, Burguesía y Postulación “Indefinida”, publicamos (29/01/09), en esta misma tribuna del proceso sociopolítico que vive el pueblo venezolano, un artículo que señalaba el modus operandi de la burguesía activa, nacional e internacional, en lo que respecta a la denominada “democracia”, que finalmente – para ellos – devino en un medio seguro para detentar el poder.
Representada por ese grupo de seres humanos que trabajan con su astucia, esa clase, que hemos denominado “activa” porque suele operar detentando el poder político, inventó la “democracia” como un modus operandi, insistimos, para mantenerse cabalgando sobre ese poder, sustentándose bajo la apariencia de – principalmente – dos partidos que suelen pactar su alternabilidad, amparados por la ideología imperante que es mantenida por los medios y el control de la educación, como es patente en los casos de Venezuela (Pacto de Punto Fijo), Colombia (Frente Nacional) y los Estados Unidos (dualidad republicano-demócrata).
El truco consiste, siempre para esa burguesía que es, en la práctica, la clase operadora de la oligarquía económica, en mantenerse en el poder, haciéndose reelegir indefinidamente a través de la figura de “los dos partidos”. Así existan muchos otros partidos pequeños que en la práctica no prosperan pues son ahogados por la ideología dominante, esa clase socioeconómica que se denomina La Burguesía, se las arregla siempre para crear y mantener dos partidos políticos fuertes que facultan, no a un individuo, sino a ciertos ejemplares educados para permanecer fieles a los intereses de esa clase y reelegirse indefinidamente, lo cual suelen también “consagrar” en las constituciones de sus empresas, perdón, de sus repúblicas…
Si alguna vez el pueblo logra verdaderamente elegir un candidato que va a gobernar buscando la justicia y la equidad, entonces le dan un golpe de Estado o lo matan, como hicieron con Allende, directamente ellos o recurriendo a instancias mayores que cuentan con instituciones especialmente diseñadas y debidamente camufladas para hacer esos trabajos, como, ocurre en esa democraCIA estadounidense, especialmente diseñada para los países “en desarrollo” por el Imperium UE/EU.
Las constituciones no son sagradas como mucha gente cree (consultar “Qué es una Constitución”, por Ferdinand La Salle), pero sí son fundamentales para escribir en ellas aquellas leyes que funcionen a favor de las mayorías… cuando esas leyes dejan de reflejar lo que verdaderamente le conviene al pueblo que las redactó, mediante lo que conocemos como una Asamblea Constituyente, pues ese mismo pueblo debe enmendarla, reformarla o cambiarla, como sea necesario, para que pueda funcionar, realmente, como su ley fundamental… ¡si le garantiza sus derechos! En otras palabras, ninguna constitución es una Biblia.
Y eso es, precisamente, lo que teme la burguesía activa, en este caso la Hondureña: que el pueblo descubra que una constitución representa tan sólo su ley fundamental, para regirse por ella mientras funcione como tal, en correspondencia con sus necesidades como pueblo, y no un testamento inmodificable. Por el contrario, las constituciones son mejorables y deben ser mantenidas sólo si favorecen, en justicia, los derechos de las grandes mayorías, dotando al gran pueblo con instrumentos que le permitan hacer que permanezcan en el poder aquellos conductores de su preferencia, que hayan demostrado su sinceridad mediante una gestión efectiva a favor de los desposeídos.
En el caso de la enmienda aprobada por el pueblo venezolano en los pasados comicios, no sólo va a ampliar sus posibilidades de mantener en el poder a aquellos ciudadanos que ese mismo pueblo, mayoritariamente, sienta que están gobernando con equidad y a su favor, sino que, al ejercer la verdadera democracia con su voto, esa clase que defiende los intereses de las grupos, tanto nacionales como trasnacionales, que ha sabido, además, autoprivilegiarse constitucionalmente, se va a sentir disminuida en esos privilegios, uno de los cuales es precisamente ese: el de limitar la postulación indefinida de los cargos clave, de manera que ellos estén en capacidad de controlar la situación con su truco de alternarse en el poder mediante los dos partidos y los pactos como el famoso de Punto Fijo.
Por eso – repetimos – la burguesía activa hondureña le teme tanto al mal ejemplo del proceso de cambios sociopolíticos que vive Venezuela… y por eso los militares al servicio de esa clase que vio venir las consecuencias de ese mal ejemplo, se llevaron al Presidente Zelaya, como los agentes gringos se llevaron a Aristid, pero de una manera más degradante en el caso del legítimo presidente de Haití: en un avión militar como carga no declarada.
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