Chávez no puede impedir agresión de gobierno colombiano, los colombianos organizados sí

Colombia es apetecida por Estados Unidos por su ubicación geográfica, la cual permite vigilar a Venezuela, avanzar en el proyecto de un segundo canal de Panamá además de un corredor fluvial entre los ríos Meta y Orinoco en la frontera entre Colombia y Venezuela. Estos proyectos alivian el cuello de botella que hoy día significa el Canal de Panamá, el cual no tiene espacio para el 30% de los barcos destinados a la movilización de materia prima y de mercancías del mundo. Estos proyectos estaban contenidos en las perspectivas del ALCA, solo que no se podían ventilar públicamente, como tampoco lo hicieron en 1903, cuando Estados Unidos organizó un golpe militar en Panamá, para quedarse con ella en su supuesta “independencia”, construir el canal y quedarse con la obra. Pero el ALCA no fue posible y gobiernos de izquierda han entorpecido el avnce de esos proyectos secretos.

Escribí antes que el Plan Colombia nace como una especie de Plan Marshall, en la que Estados Unidos según su teoría de Seguridad Nacional intenta corregir su fracaso en Vietnam. En su cuarta versión el Plan Colombia elimina por completo la inversión social orientada a contrarrestar las graves consecuencias sociales del conflicto armado. Pasa a ser un plan netamente militar contra el narcotráfico, luego contra la narcoguerrilla y ahora contra los países que protegen el narcoterrorismo, donde acusan a Venezuela, Ecuador y todo gobierno de izquierda que se oponga a la teoría de la seguridad nacional de Estados Unidos. Uribe es una anécdota de ese proceso, y pronto será desechable para la Casa Blanca, pues su estrategia de conjurar una parte importante de las elites regionales y nacionales con presencia decisiva en el Estado con paramilitares y narcotraficantes, a objeto de consolidar su predominio (reelección) dentro y fuera del Estado y alterar la competencia política y la democracia, desencadenó un conflicto interno entre paramilitares de poca monta y el gobierno de Uribe. De allí que se dieran a conocer los falsos positivos y las relaciones que la familia de Uribe tiene desde hace mucho tiempo con el narcotráfico, particularmente con el asesinado narcotraficante Pablo Escobar, quien en una ocasión trasladó en su helicóptero al hermano de Uribe, herido por la guerrilla. Tres hechos demuestran el poder del para-narco-gobierno colombiano; como son: la transformación política de Antioquia en las elecciones regionales del 2007; los autoritarismos subnacionales del Magdalena Medio, cuna del paramilitarismo colombiano y el baño de sangre que controla el emporio coquero del Catatumbo. La inversión más importante de narcotraficantes colombianos se hace en Venezuela, de allí que la política y las policías regionales en el Zulia están controladas por el paramilitarismo. Ejemplo, el financiamiento a Manuel Rosales, el contrabando de gasolina, el robo de vehículos, los secuestros y el sicariato de campesinos en el Sur del Lago, son muestras de esta invasión silenciosa.

La familia Santos se erige como la elite sucesora de Uribe, de allí la prepotencia del ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos y la necia difamación del vicepresidente Francisco Santos, quienes tienen un brazo mediático muy fuerte, dirigido por el vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Enrique Santos Calderón, dueño del Tiempo de Bogotá y quien lidera la campaña de desprestigio contra el gobierno venezolano. El debate sobre los medios de comunicación pasa por esta realidad, un monopolio mediático que radicaliza sus acciones para destruir gobiernos de izquierda. Chavez no tiene poder para contrarrestar esta situación, pero los pueblos organizados sí, especialmente el de Colombia. Una forma política apoyada por el Alba y Unasur, que impida otra masacre como la sufrida por la Unión Patriótica, y que reviva la Oración por la Paz de Gaitán cuando decía al presidente Ospina Pérez: “bajo el peso de una onda emoción me dirijo a vuestra excelencia, interpretando el querer y la voluntad de esta inmensa muchedumbre que esconde su ardiente corazón lacerado por tanta injusticia bajo un silencio clamoroso para pedir que haya paz y piedad para la patria”.

Davidjavier18@gmail.com



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David Javier Medina


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