¿Dejarán de ser imperialistas, los imperialistas de siempre? Aunque los lectores no lo crean, ya mucha gente piensa que esa conducta que han tenido y continúan teniendo ciertas naciones (ahora disfrazan su absolutismo en la denominada OTAN), pudiera ser a causa de un complicado virus que viene realizando sus mutaciones en el tiempo, aún antes de que se aparecieran con sus veleros por nuestro sureño continente.
Tiene que ser de esa manera, porque, ¿De cuando acá, estando tan lejos de nosotros los sureños, resulta que a nuestras tierras, les han salido dueños europeos? O sea, que por obra y gracia del espíritu santo, todos esos corsarios que nunca se atrevieron a navegar por estos lados antes de Cristóbal Colón (algunos le dicen culillo), por aquello de enfrentarse a tremendo peligro al llegar a la raya definida por el horizonte, de irse al otro mundo, como barril cayendo en picada por una catarata, de la noche a la mañana aparecieron como dueños de esta parte de América. ¿Qué les parece?
Escribiendo claro y con mucha sinceridad, pareciera que esa actitud de estar siempre apropiándose de lo que no les pertenece, pudiera dado vida a esa inapropiada conducta social conocida como robo. Y no es porque nos estemos refiriendo a lo que ocurrió después de Colón, porque todo el mundo sabe, que antes de que él apareciera y también antes de que las diversas regiones europeas quedaran asentadas como naciones, se la pasaban enterrándose las espadas y las lanzas y quitándole el pescuezo a los demás por los conucos de los pendejos, por sus vacas y cerdos enflaquecidos, por sus mujeres y demás posesiones.
Es así, toda la vida han estado agarrando las cosas de los demás. Por la misma se fueron hacia el oriente, obligaron a los chinos a consumir opio –para que las ventas no cayeran- y de la misma forma se fueron a meter con los árabes, con el invento aquel de las cruzadas. Aunque habría que decir, que se han metido con todo el mundo: con los árabes, los de ojos rasgados como algunos asiáticos, los de color y todos los que no tengan piel rosada, cabello de color claro y ojos verdes o azules.
En la variedad anterior estamos metidos los latinos, porque como no somos blancos europeos, ni negros ni indígenas del todo, entonces –cree uno que así vienen pensando- somos saqueables, despojables, robables. Así de sencillo. Y allí es donde la derecha capitalista refuerza sus apetitos y, como la cuestión está crítica para ellos (desempleo, crisis económica, crisis moral, investigación por seguirle juego a Bush con sus invasiones, crisis financiera y otras), pues nada mejor que apelar a la inteligencia del despojo y vuelven a meterse con Argentina, intentando convencer al mundo, con sus medios mentirosos, de que las islas Malvinas son de ellos. ¿Hasta cuando los latinoamericanos vamos a sacarle las patas del barro a los imperialistas?
