Plutarco…
La consolidación de la revolución bolivariana, es tan necesaria, pero esto no se logrará sin el rearme ideológico y estratégico. Tenemos que aprender de los errores cometidos. Adaptando la estrategia al espacio y al tiempo, al momento histórico que vive Venezuela. Pero hay ciertas líneas comunicacionales que deben aplicarse globalmente. La revolución bolivariana debe diferenciarse de la derecha no sólo en sus objetivos sino también en los métodos para lograrlos.
No hay que olvidar que para cambiar el sistema no bastan las buenas intenciones ni el tener la razón de nuestra parte. Las ideas son muy necesarias pero no son lo suficiente. Tenemos que luchar contra las minorías de los medios que controlan la sociedad, que hacen todo lo posible por evitar los cambios o desvirtuarlos. La historia de la humanidad siempre ha sido una guerra entre el pueblo y las clases dominantes, una lucha de clases. Y como en toda guerra, gana aquella parte más fuerte, o aquella parte que usa la estrategia más inteligente o más audaz. La fortaleza de las minorías dominantes consiste en el control que tienen de la sociedad. En Venezuela esta lucha es asimétrica La revolución bolivariana, controla el sistema político, unos medios de comunicación que no los ve nadie, ni dicen nada, la educación, el poder judicial, el ejército, la policía, etc. Controla el funcionamiento del Estado. La oposición controla la economía y unos pequeños medios de comunicación (Globovisión) Pero el verdadero control es el ideológico. La forma más eficaz y segura de controlar a un pueblo es controlando su forma de pensar. La clave está en la guerra ideológica. Quien gane esta batalla tiene muchas posibilidades de ganar la guerra en el 2012. Es una condición muy necesaria pero no del todo suficiente. Se necesita además de las ideas, las estrategias para hacerlas factibles. Ambas son imprescindibles. La revolución se logrará si las conciencias mayoritarias del pueblo venezolano están a nuestro favor, y si la estrategia bolivariana lo permite poner en práctica. El que domine la conciencia del pueblo, y tenga la mejor estrategia, ganará. Pero la diferencia entre la oposición venezolana, y la revolución bolivariana es que la primera necesita alienar al pueblo para imponerse, mientras que la segunda necesita emanciparlo. El pueblo siempre desconfía de todo movimiento político que con la excusa de liberarlo lo domine, es decir, practique los mismos métodos que la derecha opositora. La derecha opositora tiende siempre a dominar al pueblo, la izquierda revolucionaria a liberarlo. Ambos métodos delatan el final. La auténtica izquierda revolucionaria más por los métodos que utiliza que por los fines que persigue. Los hechos hablan más que las palabras. Siempre se reconoce a la verdadera revolución de izquierda por lo que hace más que por lo que dice.
La fortaleza del pueblo se apoya en la unidad mayoritaria. Su debilidad en su alienación, en su pasividad, comportarse como un rebaño de ovejas, la desunión. También es muy peligroso cuando el rebaño de ovejas obedece las órdenes de un pastor, como cuando cada oveja agarra su camino. Cuando el pueblo deje de comportarse como borregos y esté unido de verdad, ese día el pueblo será invencible. No habrá pastor que pueda dominarlo. Porque la unión siempre es la
mayoría. Y si actúa en forma responsable, y consciente, entonces no podrá ser dominado ni alienado. Un pueblo unido es un pueblo fuerte.
La fortaleza de la vanguardia revolucionaria bolivariana, es su actitud activa. La fortaleza de la minoría opositora comunicacional reside en su poder consolidado, en el control que ya tiene de una parte del pueblo (40%), control que ha logrado y mantiene por su actitud activa. La oposición sabe que para lograr el poder tienen que trabajarlo día a día. No se duermen en los laureles. Su debilidad es la falsedad en sus ideas, el hecho de que la verdad, la lógica, el sentido común, la ética, no están de su lado (a pesar de la actitud corrupta de muchos burócratas bolivarianos). El poder revolucionario, se basa en la debilidad de los opositores: en sus ideas, en el hecho de que la verdad, la lógica, el sentido común, la ética, están del lado de la revolución (aunque manchada por mucho sinvergüenza dentro de la revolución). Por este motivo, los medios opositores necesitan censurar las ideas revolucionarias. Porque si no, más temprano que tarde las ideas revolucionarias superarían a las ideas contrarrevolucionarias. Por este motivo, la revolución bolivariana debe luchar prioritariamente porque sus ideas puedan ser oídas por la opinión pública, en igualdad de condiciones que la oposición. Las ideas revolucionarias necesitan el enfrentamiento ideológico para ganar y para no desvirtuarse. Las ideas contrarrevolucionarias necesitan evitarlo para no sucumbir. Intentar meterse en la directiva de Globovisión o cerrarla, puede ser mortal para la revolución bolivariana, Presidente Hugo Chávez Frías.
Por este motivo, la oposición en estos momentos necesita una "democracia" donde no exista una verdadera libertad de expresión, donde la prensa no pueda expandir todo tipo de ideas. La derecha monopoliza los medios de comunicación de masas. La revolución, al contrario, necesita que exista libertad de prensa. La mentira se afinca en el monopolio. La verdad en la pluralidad. La mentira mediática necesita tener una "infraestructura" gatopardiana. Apoderarse de una infraestructura comunicacional opositora, es algo poco eficaz porque no convence a nadie. La oposición mediática ha conseguido engañar al pueblo e incluso a cierta parte de la izquierda, por la eficacia del método que utiliza. La revolución bolivariana debe luchar prioritariamente por conseguir una auténtica democracia donde todas las opciones tengan las mismas posibilidades. Se debe luchar por desenmascarar las mentiras de la oposición, por quitarles el disfraz. Al enemigo siempre hay que atacarlo por su punto más débil. En Venezuela con los medios públicos que controla el gobierno le es más fácil desenmascarar a la oposición comunicacional.
Si las ideas de la revolución bolivariana no se enfrentan a las de la oposición, inevitablemente degeneran. Cualquier idea que no pueda ser cuestionada, que no se enfrente abiertamente a sus oponentes, con el tiempo se convierte en un dogma. Una revolución sustentada en dogmas, de cualquier índole, degenera, se aleja de la verdad y por tanto de la libertad y de la justicia. Convirtiéndose en una dictadura ideológica. Sustentada en una fe revolucionaria en vez de la razón de las ideas, en una aceptación acrítica en vez de en la duda razonable, en el pensamiento grupal en vez del pensamiento crítico y libre. La verdad no puede existir sin la libertad. La verdad se abre paso cuando es posible cuestionarla, contrastarla. Las ideas necesitan el enfrentamiento con sus opuestas para estar vivas, para evolucionar, para mejorar, para acercarse cada vez más a la verdad. Las ideas que no se enfrentan, se enferman. Las ideas necesitan de la duda, del cuestionamiento para estar sanas. Las ideas necesitan confrontarse unas a otras para fortalecerse. Sin debate libre es imposible encontrar la verdad y modificarla. No hay mejor forma de madurar intelectualmente sino es mediante el debate de las ideas. La mejor forma de desarrollar y asentar las ideas propias es enfrentándose dialécticamente con las ideas opositoras. El que se niega a debatir, o quien sólo lo hace con los que piensan como él, muere intelectualmente. La ciencia hubiera muerto si no fuera por el debate, por las críticas.
Cometen un error tanto los que sólo acceden a las ideas desde sus despachos, que sólo las buscan en los libros o entre papeles, llegando al extremo de considerar prácticamente que sólo es verdad lo que está escrito en algún lado (¡Como si no fuera posible escribir mentiras!), como los que piensan que basta con observar y analizar lo que se vive en la práctica.
La revolución, cuyo fin supremo es transformar la sociedad, debe en primera instancia conocer a la sociedad humana, lo que ocurre en la política influye en la economía y viceversa. Por esto también la lucha revolucionaria debe hacerse en todos los frentes posibles. Las luchas en los distintos frentes se complementan. Si queremos transformar la sociedad, hay que transformar sus partes y a su vez las transformaciones de las partes deben relacionarse. No es posible una revolución política sin una revolución económica y viceversa. No es posible una democracia si la democracia sólo existe en uno de sus ámbitos y no en otros. No puede existir solamente en el ámbito político, pero no en el económico. La economía influye en la política y viceversa.
La revolución bolivariana necesita el enfrentamiento ideológico con la derecha opositora para seguir existiendo. Si no, se convierte en derecha. Si la revolución no se enfrenta a su adversario, tanto en las ideas como en los métodos, tanto en el fondo como en las formas, tanto en la teoría como en la práctica, entonces se convierte en su propio enemigo. Así ocurrió en las dictaduras estalinistas de la Europa Oriental. La izquierda se volvió derecha. La burocracia soviética se convirtió en la peor derecha que haya existido. La burocracia soviética estalinista abrazó el capitalismo puro sin pudor alguno cuando la URSS colapsó, y Cuba va por el mismo camino en abril del 2011. La revolución necesita del enfrentamiento ideológico para seguir siendo una revolución de izquierda y lo tiene que hacer en igualdad de condiciones con la derecha opositora para poder ganarle. La revolución, que defiende los intereses del pueblo especialmente de los más pobres, de los trabajadores, debe estar siempre cerca del obrero, del ciudadano de a pie. Y para ello, debe escucharlo. Los revolucionarios deben practicar la humildad, sin lo que es imposible llegar a la verdad, hay que buscarla allá dónde esté.
Ser revolucionario es apostar por el pensamiento libre y crítico, por la honestidad, por la justicia, por la igualdad, por la libertad, por el progreso, por la dignidad, por la verdad. Implica enfrentarse a la injusticia siempre que nos topemos con ella.
Una revolución necesita vivir de
la verdad, la oposición vive de la mentira. Un revolucionario busca
la verdad, el opositor de la derecha huye de ella. La verdad es para
mostrársela a la opinión pública.
Es revolucionario el conocer la verdad, explicando lo que se vive, lo que no se comprende, lo que se sufre, es el primer paso para cambiar las cosas. Cuando el pueblo, movido por la necesidad, empieza a preguntarse sobre el porqué de las cosas, entonces pone la primera y más necesaria piedra del cambio. Sin preguntarse sobre el porqué de las cosas, no es posible cambiar la situación. No es posible adquirir conocimiento o conciencia sin preguntar.
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