Frivolidades de un matrimonio morganático

El capitalismo es ridículo, pero mucho más cuando es monárquico.

La monarquía española lo es pero no tanto porque el rey es medio malandrón y hoy que está viejo se ve escoñetaíto y sin aditamentos primorosos que lo compensen, y sus descendientes en verdad guardan cierto recato, hasta que aparecen en la vejatoria revista “Hola”, donde salen también ciertas baronesas que honestamente parecen varones… (Dicho esto con todo respeto por la Corona).

Pero lo que es la monarquía inglesa, pienso que no tiene parangón en cuanto al nivel de ridiculez esperpéntica del que hace gala. Yo diría que eso es pa` loco, mano. Toda cuanta mariquerita ocurra en su seno se convierte en noticia de primera plana para toda la prensa, radio y televisión rentista y aduladora y servil del capitalismo ramplón (entre nosotros Globovisión, como la “primera de alante”) y sólo comparable - en el campo no sé si republicano - con la saga de Vargas Llosa…

La última es esta del matrimonio entre el príncipe Guillermo de Inglaterra y la plebeya Catherine Middleton, donde la que resultó más elegante fue su hermana Pippa; quien por cierto como que le está echando los perros al príncipe Harry, que a propósito resultó el más atractivo del himeneo real de su hermanito. Se sospecha que hay cierta operación envolvente de las hermanitas Middleton sobre los machos disponibles de esa casa real, y no sé si con ayuda de la OTAN.

Es de hacer notar, que previamente se habían casado Victoria de Suecia y Daniel Westling, el prícipe Felipe de España y Letizia Ortiz, el príncipe Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, Guillermo de Holanda y Máxima Zorreguieta y Haakon de Noruega y Mette-Marit Tjessem, que fuera la primera boda real de este milenio. Y la verdad es que de tales bodas reales, sólo escuché hablar de la de Felipe y Letizia, y ahora de esta de Guillermo y Catherine, a la que seguramente fueron invitados todos los anteriores.

Lo que sí no he logrado explicarme aún, es por cuál bastarda razón no fueron invitados por Latinoamérica sus majestades Don Guillermo Zuloaga y Don Nelson Mezzerhane, como los verdaderos reyes venezolanos de la especulación automotora y del fraude bancario, respectivamente, así como tampoco Doña María Corina Machado y Don Julio Borges como los verdaderos reyes venezolanos del embuste y la patraña y, por último, el colombiano Don Álvaro Uribe Vélez, como rey del crimen genérico organizado.

Pero dentro de lo más burlesco de la vaina, estuvo lo de la luna de miel de Guillermito y Catherinita. Primero Clarence House informó que los príncipes de Cambridge se “habían ido”, pero sin aclarar acerca de cómo se “habían ido”… Es decir, si se “habían ido” sin iniciar la luna de miel, o que realmente se habían ido hacia las islas Seychelles para la desfloración correspondiente. Lo cierto es que después se supo, que luego de diez días de celebrada la boda, se fueron realmente para las tales islas Seychelles, noticia que confirmara felizmente el palacio de Saint James. Y no niego que a mí me llegó a extrañar esa loquetera real, porque si los príncipes tenían algún tiempo dándole, ¿cómo era posible entonces que hicieran punto de honor el inicio de la luna de miel? Pero bueno, menos mal que todo se aclaró dichosamente para tranquilidad de la entera humanidad, porque hasta los chinos estuvieron muy nerviosos con este asunto.

Pero ahora Globovisión habla de que los infortunados príncipes no podrán hacer el amor con tranquilidad por conocer los paparazzis el sitio exacto de perpetración de sus coitos reales. ¡Ah, carajo, luego de estar tranquilos y sin nervios, viene ahora el canal de Don Guillermo y nos pone de nuevo en ascuas!

Pero digo yo, que en el campo de la incertidumbre, lo mejor que podemos hacer es darle certidumbre al campo.

Sabemos muy bien que en este mundo de los paparazzis hay capitalismo salvaje, hay billete gordo por foto o fotograma, hay corrupción de alto nivel tecnológico. ¿Se imaginan ustedes, mis queridos camarad@s, cuánto podría costar una foto donde Guillermito y Catherinita aparecieran haciendo el amor en forma real; es decir, sin las coronas puestas? ¿Son capaces de imaginarse cuánto pudiera costar esa foto, coño? Aquí es donde entra la corrupción también real. Los príncipes de Cambridge pudieran perfectamente bien hacer colusión o contra colusión con la hermana Pippa, para que sea ella la que tome la foto a través de una ventana del bungaló que dejaran abierta los príncipes deliberadamente, a fin de que se consume el negocito pingüe. Luego la Pippa vende esa foto por veinte millones de dólares o más y se resuelven económicamente con anticipación a un eventual divorcio de ambas.

Y la verdad es que no me explico cómo es que Globovisión no nos paseara por esa posibilidad tan adrenalínica. Adrenalínica porque se imaginan si en esa foto además apareciera como muy liliputiense el pipí del príncipe. Los republicanos pudieran atacar a los monárquicos diciéndoles, por ejemplo: los pipicitos reales parecen más bien espinillitas… ¡Y si así tienen el cerebro! Y tuviera que salir la reina entonces a defender la causa diciendo, extrañada y eufórica: ¡Ay yo no sé a quién salió ese niño así! ¡Seguro que no fue a su abuelo Felipe de Edimburgo! ¡Que va! Sepan que si yo he gozado este reinado tan largo, no sólo es por haber sido reina, sino primordialmente por dormir con el bien dotado de Felipito! No señor, ese muchacho a quien salió así fue a su abuelo John Spencer… ¡Olvídense!

Y terminara pagando la difunta Diana otra de sus presuntas culpas.


canano141@yahoo.com.ar


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Raúl Betancourt López


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