En la historia de Venezuela, éste es un tiempo precioso preñado de grandes retos y posibilidades que requiere buen sentido de la oportunidad y madurez en grado superlativo.
El pueblo venezolano tiene por delante la tarea de redimensionar el sistema de producción y de las relaciones sociales desde la lógica del Poder Popular, transformar las estructuras, permitirse un desarrollo justo, equilibrado y darse la vida digna a la que aspira, al menos ese es el sentimiento de la mayoría decidida que votó por Chávez y los 20 nuevos gobernadores revolucionarios en este 2012. Hacer esta tarea pasa por ir penetrando en todos los ámbitos de producción, razonar cómo cada sistema de producción y empresa aportan a la construcción del socialismo: qué producimos y cómo lo hacemos.
En el ámbito de las telecomunicaciones las empresas prestadoras de servicios públicos y las que participan del sector, ofrecen una imagen clara de la estima colectiva, del ser y sentir venezolanos y son expresión activa de la visión de país en construcción, que se levanta en medio de la pugna de unos por conservar las viejas formas y de otros, quienes creemos en la necesidad y urgencia histórica de deconstruir la lógica de enclave para expatriar capitales que tienen estas compañías y crear la organización necesaria que responda a las aspiraciones de nuestros pueblos frente al salvajismo del capital.
El propósito de toda empresa socialista debe ser la producción de bienes y/o servicios para satisfacer las necesidades humanas, haciendo uso de medios de producción de propiedad colectiva o pública, donde el capital tenga un carácter instrumental, se reinviertan los excedentes en desarrollo social, se respete el medio ambiente, se observe una conducta ética profesional leal a los altos intereses del país y los objetivos nacionales y se reproduzcan unas relaciones sociales y de producción de convivencia armónica, respeto, equidad, responsabilidad y visión de largo plazo.
Incorporar a la Comuna organizada y al amplio tejido (en construcción) de empresas e iniciativas congruentes con los fines nacionales, a la cadena productiva de las telecomunicaciones, deberá incluir la transferencia formal de hecho y de derecho de las competencias y eslabones productivos a lo que bien pudiera denominarse “Operadoras Locales de Telecomunicaciones” y las grandes inversiones e infraestructura serían reservadas a una “Operadora Nacional de Telecomunicaciones” con sentido estratégico.
Desde siempre, el trabajo, el valor y la necesidad han pertenecido a las grandes mayorías con menos recursos, mientras que las minorías financieras se apropiaron de la gerencia, los excedentes y los mejores servicios. Una relación dignificante impondría un orden distinto donde todos los factores pertenezcan a las grandes mayorías y el desarrollo se observe conjunto y razonable, esto es: 1) La Operadora Nacional de Telecomunicaciones en el proceso de planificación estratégica y actuando como ente del Estado a través de macroproyectos (redes de transporte, industria, energía y generación de potencia, desarrollo de sistemas), atendería al orden de prioridad social de las necesidades más sentidas de la población, que desde la perspectiva de los servicios de Estado de cara al ciudadano, reúna bajo la misma plataforma: el esfuerzo del Gobierno Bolivariano, la inversión pública y unos instrumentos habilitadores del desarrollo que un desarrollo tecnológico soberano traería consigo; 2) Las Operadoras Locales de Telecomunicaciones tendrían a su cargo y por cada Comuna organizada, las instalaciones de “última milla” (las que van desde los nodos/centrales hasta los hogares), la gestión de servicio y cobranza de los servicios comunales de TV, Internet y telefonía fija, llamadas nacionales e internacionales, servicios satelitales y de datacenter, así como la distribución y venta de servicios y productos nacionales, entre muchos otros.
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