¡Qué tal, camarada! Con angustia extendida soportando la delicada situación de una durísima “guerra económica”, que nos está tocando afrontar, como solo saben hacerla los guerreadores del planeta.
Lo he mencionado en varias oportunidades, veo programas en varios canales de Tv, así como los escucho en varias emisoras, me permite cubrir un amplio espectro de opinión.
En las “mañanas de carro” pulso botones de Radio Nacional a Unión Radio o Circuito Éxitos, (no recuerdo, solo que los presiono y ya) y un programa de máxima escualidez muy escuchado es el del bilioso de la crítica perversa, César Rondón, alardeando de sobriedad y humor negro, descarga su capitalismo mental y su resentimiento con invitados y escuchas de un “target” de pronósticos reservados.
En días pasados toqué la 93,5 FM, desde Anzoátegui, y entrevistaba a dos personajes, uno tenebroso, de los que asisten para satisfacer la intencionalidad y su ego del desprecio del “locutor de marras conceptuales” aplicando el ventilador con la verborrea de política mierderosa.
Como en cualquier opositor análisis siempre hay visos de verdad, más cuando se trata de temas que nos afectan a todos y donde no se puede ocultar la ineficiencia, ese día tocaron el de la salud. Ahí, sin ninguna duda, hemos puesto una cagada permanente.
Los invitados, un médico de “la Academia”, como insistió “el gordo pelón” (no el Gallo Pelón) en destacarlo a cada rato, Enrique López Loyo y el señor Eduardo Mathinson, no médico, que es el director o presidente del Centro Médico Docente la Trinidad, conocedor de la administración en esa área.
Hablaron de las deficiencias en nuestros hospitales, que nos apenan, y la dificultad en la consecución de insumos tanto de fármacos y para la cotidianidad del funcionamiento, como los repuestos de equipos que están desactivados y son de importancia “vital”, que más nos apena, y cómo nos afecta, incluso al sector privado.
Mencionaba el Dr. Académico Loyo, tal vez con razón lo malo es que generaliza a todo el país, que por no contar con equipos en buen estado, como para hacer una laparoscopia, estábamos de regreso a la vieja medicina y habría que aplicar la cirugía tradicional que muchos médicos jóvenes desconocían.
Que este año ha habido 50 muertos por desatención cardiológica, y debido a las insuficiencias, más de 50.000 pacientes esperan por cirugía.
Pero, azuzado por el locutor de marras que opina igual, y hace esta terrible acusación, generando dudas en los que escuchan, que tanto los médicos cubanos (hablaron de más de 23.000 en el país) como los médicos integrales que formamos en nuestras nuevas universidades no tienen buena “formación académica”, lo que, para mí, es la mayor descalificación que se le puede hacer a unos profesionales.
Aceptamos las críticas por intolerables fallas en cuanto a insumos y funcionamiento de equipos porque ahí están los elementos que las soportan, pero por la descalificación a los jóvenes médicos venezolanos (y de otros países, acá) así como que el Dr. Loyo califique con alevosía y extremo libertinaje de opinión que “éste es un gobierno necrofílico” y agregó que “es un gobierno de exterminio Nazi por inacción”, es otra cosa.
Dijo que “es un gobierno de complacencia para la muerte”. Grave, ¿no?
Estimo que Conatel debería llamar a botón a los que participaron en ese programa (como en muchos otros) y multarlos, por lo menos. Y que se disculpen públicamente ante esos jóvenes profesionales y sus familiares y amigos.
Es bueno recordar que el sector privado emergió en todos los campos (salud, educación, vigilancia, correos, etc.) por ineficiencia progresiva del sector gubernamental de la IV república, extendida hasta nuestros días.
Ineficiencia progresiva “y adrede” porque en campos como la educación donde las escuelas y liceos funcionaron casi a la perfección y nos formaron muy bien, las dejaron ir decayendo con malos salarios para maestros en huelgas permanentes y propiciaron la creación de centros educacionales privados, al extremo de que en nuestra geografía conseguimos montones de casas y casitas escuelas y liceos, que son preferidas por muchos padres y representantes.
Digo “adrede” porque muchos “educadores”, y otros de los que contribuyeron al debilitamiento de los institutos del estado, han hecho de ellas un negociado muy lucrativo.
Cuando destaqué que el director del centro médico no es médico concuerda con mi idea de que no se necesita un médico para dirigir un hospital sino un gerente. Y no lo voy a dejar así, desde hace años propuse (espero que no me digan que estoy equivocado si es que no se han tenido buenos resultados) que en el organigrama de cualquier hospital importante debería aparecer un gerente médico y un gerente administrativo.
El gerente médico para atender, y no desde sus despacho como es costumbre, sino recorriendo permanentemente las instalaciones, todo el funcionamiento de quirófanos, emergencias, de médicos, asistentes, enfermeras, evaluando calidad de atención, escuchando opiniones de pacientes y acompañantes, etc.
El gerente administrativo complementando el manejo del personal, pero principalmente evaluando el estado físico de las instalaciones y de equipos en concordancia con “el Programa de Mantenimiento” del centro hospitalario, (que debería haber en cada centro) así como todo lo relativo al movimiento de los insumos necesarios y su distribución.
El ministro Armada, o quien lo sustituya, como propuse debe tener una computadora, y un equipo de asistentes con sus computadores, donde “pulsando una tecla” entre al funcionamiento de cada hospital para controlar todo, sin excepción.
Y es la computadora que Maduro, según mi propuesta anterior, podrá revisar desde su Sala Situacional de Control de Instituciones Públicas, en Miraflores, o en su computadora manual, permanentemente y cuando quiera y siempre. Así como la de los puertos, de Cincoex, etc…
¡Controles de eficiencia o perdemos la revolución!
¡Patria, socialismo y controles!