Pedro Brieguer = Un cuantum de infamia

Un cuantum es la cantidad mínima de cualquier entidad física involucrada en una interacción: un cuantum de infamia es muy poquito, sin dejar de ser infamia.

Los días 28, 29 y 30 de septiembre se celebró en Quito el ELAP II, 2° Encuentro Latinoamericano Progresista, promovido por la Secretaría de Cultura del Ecuador. Fue un éxito rotundo y atrajo miembros de 67 partidos y organizaciones de América y el mundo.

Una de las mesas de trabajo del Encuentro, "Democratización de los medios de Comunicación: una apuesta nacional e internacional", estaba organizada por la Secretaría de Comunicación, y fueron invitados panelistas calificados, entre ellos Patricia Villegas, presidenta de Telesur, quien no pudo asistir porque estaba en La Habana realizando la primera e histórica entrevista al Comandante Timochenko, jefe de las FARC-EP. Patricia propuso a tres "suplentes" de la más alta jerarquía de Telesur, presentes en el Encuentro, pero ("misterios de la ciencia") ninguno fue aceptado, y el resultado fue que los panelistas lograron hablar por unas 3 horas sin mencionar ni una vez a Telesur, de la cual Ecuador hace parte.

Lo insólito de la omisión de Telesur alcanzó términos de infamia cuando el periodista y sociólogo argentino Pedro Brieger, mintió descaradamente diciendo que cuando el golpe de Estado contra Correa (30 Septiembre 2010) Latinoamérica y el mundo se habían enterado de lo que pasaba sólo gracias a las agencias de noticias norteamericanas y europeas (él, personalmente, a través de la española EFE), borrando así a Telesur de la historia de esa jornada. Dentro de tal infamia general iba una infamia particular contra dos trabajadores de Telesur, el reportero Cristian Salas y el camarógrafo Henry Pillajo, ambos ecuatorianos, que se jugaron la vida para transmitir las imágenes de los eventos de Quito en ese fatídico día.

Recuerdo que Telesur-Caracas, en ese tiempo dirigida por su fundador, Andrés Izarra, se puso en alerta roja para cubrir el golpe de Estado de Quito, y que Izarra encargó lo que parecía el mayor pedido de pollo frito de la historia para que nadie, absolutamente nadie, abandonara el canal ese día. Patricia Villegas, entonces Directora de Información, estaba en Brasilia y se aseguró que el pueblo brasilero pudiera seguir los acontecimientos de Quito gracias a las retransmisiones de Telesur. Y no era la primera vez, lo habíamos hecho: en Bolivia 2008 cuando el Movimiento secesionista de la Media Luna contra Evo Morales, y en Honduras 2009 cuando el golpe de Estado contra Zelaya.

Pero Brieger no se detuvo en esa mentira: la repitió al referirse a las protestas de los estudiantes chilenos, de las cuales Latinoamérica y el mundo sólo se habían enterado por las agencias de noticias del Norte con su visión centrada en la violencia de unos pocos, mientras él -y aparentemente sólo él- transmitía una visión de los estudiantes pacíficos, etc. De creerle a Brieger, Telesur tampoco cubrió esas protestas.

Muchos de los presentes, periodistas o no, relacionados o no con Telesur, nos mirábamos atónitos sin entender la razón de semejante falsedad; nos decíamos, como Condorito, "exijo una explicación"...y esa explicación llegó al final de las intervenciones cuando se permitieron las preguntas, y alguien le pidió a Brieger que explicara cómo él, que teorizaba sobre las hegemonías y la democracia informativa, podía trabajar en CNN...algunas risas en la sala, y alguien a mi lado dijo: "Ahí está la explicación". Brieger se picó y respondió con altivez que él, como periodista, tenía el derecho de ganarse la vida en cualquier lado, etc. Y añadió que, a pesar de su "posición crítica", CNN jamás lo había censurado: ni falta que hace, me dije, más bien deben estarle agradecidos por "avalar" con su presencia a ese canal de propaganda imperial y, en este caso escamotear la existencia de su gran rival Telesur. Un despistado panelista se permitió bromear "ahora tenemos a Pedro Brieger infiltrado en CNN...", lo que nos obliga a precisar que no es ni el primero ni el único: Ismael Cala, ancla de CNN, fue secretario de la Juventud Comunista de la Universidad de Santiago de Cuba y periodista de 'Juventud Rebelde'; y nos obliga a señalar que trabajar en CNN no es un crimen (Andrés Izarra lo hizo antes de ser 4 veces ministro de Chávez y fundador de Telesur), pero cuando la movilidad laboral tiene carga política, lo que importa es la dirección en que uno va: un periodista que tanto ha hablado de hegemonía comunicacional versus democracia informativa, del papel político de los medios, etc., no puede hacerse el ingenuo y adoptar un aire exclusivamente "profesional" para irse a trabajar en CNN, una decisión tan cargada de significados y significantes. Quien no es consecuente con su propio discurso, se traiciona a sí mismo y traiciona a los demás.

La inconsecuencia política lleva a vergonzosas contradicciones; por ejemplo, al Encuentro de Quito asistió un representante del partido español Podemos, cuyo jefe Pablo Iglesias se unió a la gavilla mediática que defiende hoy al fascista venezolano Leopoldo López ("preso por no hacer nada" según Iglesias) condenado por promover disturbios, con la intención expresa de derrocar al gobierno chavista. que dejaron un saldo de destrucción y 43 muertos. El jefe de campaña de López, Briquet, y sus hombres de mano, participaron en los recientes desordenes contra Rafael Correa, en combinación con el opositor alcalde de Quito cuya esposa es venezolana y militante de Primero Justicia, el partido de López. La injerencia de Briquet fue denunciada por el propio gobierno ecuatoriano.

Brieger escamoteó a sus oyentes la labor de Telesur y la quienes ahí trabajan, centenares de hombres y mujeres de todos los rincones de la Patria Grande y el Universo Mundo. ¿Por qué? Justamente porque Brieger trabaja en CNN y la lógica formal lo puso en un impase: no puede decir lo que hizo Telesur sin evidenciar lo que CNN no hace o hace mal. Con mala conciencia de hombre casado que pasa con su esposa por el barrio de la amante, Brieger se hizo el desentendido para salir ileso. No lo logró.

Telesur cumplió 10 años de existencia con 100 millones de televidentes, 300 cable-operadores, 55 señales abiertas y 7 DTH (televisión satelital), y su labor es reconocida por todos los líderes progresistas y organizaciones revolucionarias, ambientalistas e indígenas de la Región y otras partes del mundo. Pero parece que existe una corriente secreta que quiere fundar una "Telesur diferente", quizás una "Telesur de Unasur" o algo parecido.

Pedro Brieger es Director de 'Noticias de América Latina', NODAL, afiliada a FILA, Fundación por la Integración Latinoamericana, cuyo presidente es Aram Aharonian, de los fundadores y directivos de Telesur, que se volvió uno de sus críticos (sólo después de dejar la vice presidencia del Canal), pero que nunca ha negado sus grandes coberturas.

En esta novela mediática de Pedro Brieger, el autor "resolvió" sus dificultades haciendo desaparecer los personajes, pero una vez descubierta la trampa, quien debe desaparecer es Pedro Brieger. Pero no así la memoria de sus hechos, desde cuando trabajaba en el Herald de Miami hasta ahora que es firma de CNN.

Poco nos interesan los proyectos sospechosos y de dudosa fama de quien necesita mentir para hacerse valer, y nadie puede apostar al éxito de los mismos cuando, siendo todavía proyectos ya han sido desenmascarados y denunciados sus autores. Brieger, con su cuantum de infamia, no puede contar con que se olvide lo que ha hecho o lo que hará: porque seguiremos el resto de su carrera con la atención que merece.



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Eduardo Rothe


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