Me atrevo alertar que los ciudadanos en el estado Bolívar están a merced de una pugna de intereses políticos y económicos con terribles consecuencias, la primera de ellas, como en todo conflicto, la verdad de los hechos. Prácticamente no existe independencia para informar con veracidad y con rigor periodístico a la comunidad. Los medios impresos sirvieron desde hace mucho tiempo para hacer negocios políticos y económicos, es sabido que durante los gobiernos de Acción Democrática y Copei, el dueño del Correo del Caroní tenía poder político para designar presidentes en las empresas básicas, que se traducían en grandes beneficios económicos y que a su vez eran eficientes para presionar a los gobernantes de turno, eran terratenientes mediáticos, con varias emisoras de radio, televisión, prensa escrita y negocios en diversos rubros, en pocas palabras, tenían poder, del cual se habló poco en su momento. Pero las cosas cambiaron con la llegada de Hugo Chávez, el enfrentamiento con el poder de los medios, que en honor a la verdad eran la oficina de relaciones públicas de otros poderes económicos invisibles para el ciudadano de a pie.
Así que los gobiernos regionales y municipales optaron por defenderse de los ataques de los medios, advertidos del golpe de estado que le habrían dado a Hugo Chavez en el 2002. Esa defensa pasó por muchas estrategias, algunas de ellas como el control financiero, compra de medios y una pugna permanente entre discursos estériles que obvian el periodismo básico para que una sociedad tenga garantizado su derecho a información veraz y oportuna. O consumes propaganda política o consumes instigación al odio. Nada es tan malo como se dice y nada es tan bueno como se pretende. Pero en el medio hay temas negados al debate público y a la investigación de rigor de un periodista con un mínimo de sentido común. Los periodistas financiados por el sector privado creen tener la exclusividad de la libertad de expresión y en verdad se creen independientes por odiar al gobierno, lo que los incapacita como comunicadores sociales porque han perdido el valor de escuchar y de comunicarse. Informar no es comunicar, comunicar es convivencia, aceptar las diferencias y valorar los diferentes puntos de vistas. Pero ello no sucede, y cuando son periodistas financiados por el Estado, pierden el sentido de la crítica, la precisión de los hechos y los beneficios del debate. Esta situación sucede en radio, prensa y televisión. Así que los ciudadanos acuden cada vez más a las redes sociales con problemas gravísimos para entender, porque se encuentran con información fragmentada, 140 caracteres, y demasiados idiotas vomitando odio. Acuden a los medios nacionales e internacionales, pero ninguno de ellos, aunque se les otorgue el beneficio de la duda, pueden dar una visión de la compleja realidad del minero, por ejemplo, o de la seguridad y transporte público en San Félix, o de la adquisición de alimentos en Puerto Ordaz.
La situación se agrava porque ahora todo el mundo es periodista, experto comunicacional y hasta consejero espiritual. Se afianza el me dijeron, me contaron, o yo lo vi en un vídeo así que nadie puede decirme que no. Y si te das un paseo por las escuelas de comunicación te aterras con el futuro, porque las nuevas generaciones creen aprenderlo todo en las redes sociales, las aplicaciones móviles y el pequeño diccionario de sus amigos. La mayoría no son comunicadores, ni van a serlo, se están preparando para ser Mis. Bolívar o Mister Bolívar. Aprenden a cuestionar el gobierno y llaman libertad de expresión censurar, ignorar o tergiversar noticias del gobierno cuando son positivas, por ejemplo la Gran Misión Vivienda nunca fue un logro para la prensa privada, solo estadísticas dudosas y ahora chantaje político por no otorgar un título de propiedad que pueda ser negociado en la selva de los bancos. Y en la prensa oficial no basta contar la historia de una familia con techo digno, también es importante denunciar las secretas negociaciones que desván materiales al sector privado. ¿Cómo es que nadie informó que un vicepresidente de la CVG mientras gritaba Chavez Vive, estaba negociando alimentos con restaurantes lujosos del este de Caracas?, el tipo hoy está preso, pero tuvo 8 cargos estratégicos y el último de ellos presidente de la CEVAL.
Si ya dijimos que no hay información, añadiendo que informar no es comunicar, existe un problema mayor, la ausencia de espacios para el debate político. En el Congreso de la Patria hay una fuerza ciudadana que trata de abrir esos espacios, discuten, analizan, comparten, critican, sin embargo, quienes fueron candidatos y quieren seguir siéndolo hasta el final de los tiempos, no asisten a esos debates, no escuchan las críticas por su ineficiente accionar político, así como tampoco defienden sus decisiones por pésimas que sean. Una sociedad desinformada es vulnerable, es peligrosa, se suma sin pensar a un linchamiento moral o físico, se enferma de ansiedad y ve héroes donde hay narcos y asesinos, se deja llevar por la instigación al odio y termina en fascismo. Hagamos un esfuerzo por comunicar, rescatar el valor humano de la comunicación, convivir, y presionar para que se abran los espacios al debate público de los problemas que tenemos, que son muchos, como también lo son las oportunidades por resolverlos.