Tergiversan horriblemente lo que pasa en Venezuela

En “El País” de España manipula con titular sobre muertos en la LUZ

Qué puede pensar la gente de a pie de ese país cuando lea tamaña bazofia.

Al leer el contenido de la noticia nos enteramos que los hechos nada tienen que ver con Chávez. Pero ya en la tarde de ayer, nos dimos cuenta de que la guerra mediática mundial contra Venezuela se presenta a sangre y fuego: inmediatamente finalizada una entrevista, que a las 7 de la noche le hizo Leopoldo Castillo al rector del Zulia, Leonardo Atencio, Globovisión, comenzó a alertar sobre un informe urgente que vendría por CNN; en efecto, a los cuatro minutos apareció por este medio un Avance informativo sobre los que ocurría con dos estudiantes muertos en el Zulia. Claro, lo que importaba era hacer ver que en Venezuela la situación política se está tornando gravemente insostenible. De manera totalmente aviesa, y en tonos peores replica ahora “El País”, de España. Obsérvese que las noticias que se generan en Venezuela se manejan de dos maneras distintas: para el consumo interno no se le da tanta relevancia al crimen de los dos jóvenes porque ya nuestros medios saben que se trata de una guerra entre dos grupos de la oposición, por una elección que se ventila dentro del recinto universitario. Noten que Globovisión tan ávida de sangre y de escándalos como suele actuar en todos estos escenarios (y luego manteniendo en pantalla fijamente durante horas la llaga de sus temblores mediáticos), no metió sus cámaras, cables, lámparas y micrófonos, en tropel, en los puestos de policía ni en las propias camas de la clínica donde agonizaban estos muchachos. Nada de eso, trabajaron los hechos dejando la estela de horror de “este gobierno tiránico que quiere imponer una reforma a machaca martillo”, pero nada más.

Bolívar dijo en 1828: “se acabaron los godos”, pero no era cierto. Tendremos godos hasta el fin del mundo. El fascismo y la xenofobia se acrecientan en España, embanderados por el oscurantismo púrpura de los obispos, y aquí en Venezuela se están reproduciendo alarmantemente. ¿Quién se iba a imaginar que el pleno siglo XXI, renacería en América Latina con tanta fuerza, esa peste sanguinolenta que dejaron aquí los conquistadores, con sus hábitos de matarse cada veinte años, de sembrar odios y rencillas por puras bajezas viscerales? Habrá que desempolvar el Decreto de Guerra a Muerte en contra de ese vil pasado que amenaza con levantarse, porque es preferible replicarle atrozmente antes que sufrirla. El Libertador quiso hacer en parte un experimento de amputación que requería de una mano y un pulso únicos. Desmembrar esa parte nefasta, mercantilista, esclavista, criminal, pordiosera, aventurera y mercenaria que era la sucia España que había emigrado hasta estas tierras. Después de casi dos siglos de la cruenta guerra independentista, padecemos más o menos los mismos males. En el fondo, el tipo religioso violento y fanático persevera haciendo estragos morales entre nosotros. Domina ese carácter altanero que pretende ocultar la incapacidad o la ignorancia; esa árida verborrea que rabiosamente protege a la mediocridad. Siguen cabildeando con estridencia los leguleyos de esa envejecida puta España, con caudillitos y fariseos (descendientes de Bóves, Tizcar, Antoñanzas, Calzada), que incitan al odio desde Globovisión. Verdea mucho esa mala hierba procurando dividirnos. Toda esa hierba mala habría querido Bolívar calcinaría con su voz y con su espada. Dice Indalecio Liévano Aguirre: El deseo de establecer una situación privilegiada para los americanos, aunque fueran enemigos, y una guerra sin cuartel contra los españoles, así fueran indiferentes, revela muy a las claras el propósito de Bolívar de crear una frontera definitiva entre España y América, de la cual se engendrara la conciencia americana frente a la Metrópoli. A la lucha de razas y de castas desatada por los caudillos españoles, que había hecho de la guerra de emancipación una guerra civil entre americanos, Bolívar contestaba con la guerra a muerte, destinada a transformar la lucha en una mortal contienda entre españoles y americanos, a unificar al Nuevo Mundo frente a la Metrópoli conquistadora.

La Guerra a Muerte obedeció a la necesidad de establecer una tajante separación entre España y América, para poner término al engrosamiento progresivo de las tropas realistas con nativos del continente, y evitar el paso de desertores de las fuerzas republicanas a las del monarca hispánico..., pero la vaina continúa: El conquistador español vino en busca de oro para explotar salvajemente esta tierra y a sus hombres; nuestros caudillos han también unos pequeños conquistadores, tan salvajes y destructores como los primeros que vinieron a América. No luchaban, de veras, por amor al país o ideal alguno. El grito de libertad para ellos era un estandarte anárquico preñado de maldición (el español fascista que ha venido por aquí se siente siempre como en casa ajena, como gente indolente que va de paso, y que en verdad nada le interesa de lo nuestro, que no sea joder y destruir).


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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