El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que si a él le hubiera ocurrido un 11-A, a los medios golpistas les habría aplicado todo el rigor de la ley. Es decir, que allá, un Globovisión y una RCTV los habrían cerrado para siempre. El Matacuras viviría en Colombia asesorando a Uribe y trabajando para RCN; Ravell dedicado a vivir de sus rentas en Madrid; Marcel Granier coleccionando estampillas y monedas de oro con sus socios en París; Giusti estaría en Miami convertido en el mucamo predilecto de CAP, Nitu Pérez Osuna vendiendo ollas Rena Ware por encargo; La Bicha estaría más delgada, con la boca más limpia y decente, menos vulgar y sucia.
Qué maravilla de país tendríamos entonces, con niños menos expuestos a las inmundicias de RCTV, por ejemplo.
Nos hubiéramos ahorrado aquel parto de “buenas intenciones” del TSJ; ni hubiese existido SUMATE ni lo del referendo contra Chávez; ni aquel paro petrolero monstruoso en el que tantos inocentes murieron quemados o por falta de gasolina para poder trasladar enfermos a los hospitales; no se habría dado el show sensacional de tantos meses clamando sangre en Plaza Altamira ni la masacre aquella de Gouveia, ni los soldados asesinados por El cuervo, ni los atentados contra las sedes diplomáticas de España y Colombia, ni los pertinaces guarimbeos, ni las marchas con vírgenes sangrantes y llorosas con los alaridos de la CEV en cada púlpito; ni las mariqueras de Bobolongo y compañía con su partido 2-D montando circos en universidades y academias. Nixon Moreno estaría hoy, tranquilazo, cursando su décimo tercer primer año en Ciencias Políticas en la ULA, sin que se hubiese dado lo de la violación a la agente Sofía Aguilar. No existirían los muñequitos e’ torta Yon Goicochea, Stalin González y Rikesa (Ricardo Sánchez). No hubieran herido, con balas 9 mm, a 79 policías desde la Facultad de Economía de la ULA (ni dos de ellos estarían parapléjicos). No habríamos perdido el referendo para la aprobación de la Reforma. La propuesta del nuevo diseño curricular del Sistema de Educación no hubiera sido saboteada horriblemente. No nos habrían dañado los mil y un proyectos para sacar de abajo a los pobres y la inflación no se estaría devorando, como está ocurriendo, al bolívar fuerte. Ni viviríamos con el sonsonete de esos refritos de la muerte de todos los días, con el cuento de que somos el país más inseguro del mundo (cuando en México degollan 9 policías semanales y en Los Ángeles -California- solamente por enfrentamiento entre pandillas se contabilizan más de cinco mil muertes anuales y nadie dice nada).
En fin, si nuestro Presidente no saca ese crucifijo, tendríamos un país muchísimo más humano, más solidario, más socialista. Pero cuando todo el planeta había cogido a los cuatro canales del Apocalipsis con las manos en la mismísima plasta, cuando no tenían para dónde coger porque estaban convictos y confesos en sus espantosos crímenes y trácalas, inventos y manipulaciones, vino nuestro Comandantes y los perdonó. Ese día yo estaba en el patio de la Facultad de Ciencias de la ULA, y grité: “¡Con qué derecho usted los perdona, señor Presidente!”, y ese día vi claramente todo lo que se nos venía encima.
Por eso a Correa no le tembló el pulso para ordenar la incautación de dos televisoras y una emisora de radio ecuatorianas que pertenecían a ex banqueros prófugos. Pero ya la SIP y sus hienas andan por el mundo rechazando la medida y diciendo que los cierra porque en ellos trabajan periodistas críticos del Gobierno. Ya la están calificando de atentado contra la libertad de prensa para acallar a los adversarios al presidente Rafael Correa antes del próximo referéndum constitucional.
Para Ravell y Granier, Correa le dio a los pobres estafadores de bancos, un madrugonazo. Dicen que con el uso de la fuerza pública, el Gobierno intervino la madrugada de ayer las instalaciones de los canales Telecentro, Cable Noticias y Gamavisión, y la emisora TC Radio.
No importa que Telecentro, Cable Noticias y la radioemisora pertenecieran a los hermanos William y Roberto Isaías, capos y super-ladrones de la entidad financiera Filanbanco, que cerró en 1998, y que abandonaron el país en 2000 y se radicaron en Miami, y desde allí seguir conspirando contra el pueblo ecuatoriano.
Con un burdo truco, el empresario Estéfano Isaías, hermano de los ex banqueros, se presentó como propietario de esos medios, mientras que Álvaro Dassun, que tiene vínculos familiares, como dueño de Gamavisión.
La incautación fue hecha por funcionarios de la Agencia de Garantía de Depósitos, institución estatal que tiene por misión recuperar el dinero de los depositantes afectados por las quiebras de 21 bancos que fueron clausurados en la década de los noventa, cuando ocurrió una crisis económica generalizada. La entidad justificó la medida dentro del proceso de embargo de 195 bienes de los hermanos William y Roberto Isaías, que adeudan 661 millones de dólares.
Ya los corrompidos gremios de palangristas manifestaron su rechazo. El presidente de la Asociación Ecuatoriana de Canales de Televisión y gerente de Gamavisión, Nicolás Vega, negó que el medio tenga asuntos pendientes con la AGD: "Se empieza a configurar lo que veníamos denunciando desde hace tiempo, de que la libertad de expresión en el país está en peligro", dijo este bandido.
El subdirector del diario El Universo, Emilio Palacio, dijo que "es una medida totalmente arbitraria porque la toma el Gobierno cuando va a iniciar una campaña electoral en la que necesita desesperadamente, para que su proyecto subsista, amordazar a los medios que puedan dar cabida a voces críticas".
Adelante, Presidente Correa, que la lucha ahora en el mundo es contra las inmundas Jineteras de Rupert Murdoch, la verdadera maldición que ha caído sobre los pueblos.
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