Charito Rojas incita al genocidio

María del Rosario “Charito” Rojas, una periodista que ha estado muy cerca de varios presidentes de Venezuela, como Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi y Luis Herrera Campíns podría ser inculpada de incitación al odio y al genocidio ante tribunales internacionales y de su país, comentaba hoy corresponsales extranjeros que laboran en Caracas. Uno de ellos recordaba que “en los manuales militares la preparación del terreno es considerada como el primer acto de un combate” y en el caso de genocidios, como los perpetrados en Indonesia y Rwanda, dicha preparación consiste en incitaciones al odio, como la que del artículo de Rojas en “El Nuevo País” (4/SEP/08), que consiste en una larga cita textual del tópico “Ratas” en la enciclopedia de Internet, Wikipedia, y un final que dice:

“Las profundas similitudes en el comportamiento de ciertos grupos e individuos con las colonias de ratas llaman la atención. El conocimiento de las especies nos lleva a su conservación o destrucción, según sea el caso. En Venezuela estamos cercados por las ratas, alimentadas por las toneladas de basura que nuestra sociedad produce. Depredadoras que consumen la riqueza nacional con ratífera voracidad, mientras medio país muere de hambre. Especie canalla que contamina y brinda pocos beneficios a la comunidad. Pero luego de las grandes epidemias causadas por las ratas inmundas, viene el período de exterminio. Son los ciclos de la vida. Y de las ratas.”

Charito Rojas tiene en Venezuela el derecho y la libertad de expresar sin miedo su opinión o, como en este artículo, hacernos escuchar el viento helado que ulula en su yermo corazón, enseñarnos sin pudor los monstruos que pueblan sus entrañas o tratar de alcanzarnos con su salivazo envenenado por el odio y la desesperanza. Cada matriz incuba las miserias que merece y maldición de burro no llega al cielo. Pero invocar y convocar al exterminio es un crimen de lesa humanidad que no debe ni puede quedar impune. Charito Rojas llama “ratas”, invocando su exterminio, a millones de conciudadanos (pues no tiene compatriotas) los cuales, felizmente, no piensan ni actúan como ella. Sin embargo, con todo y la exagerada tolerancia que caracteriza a la mayoría chavista, Charito Rojas no deberá extrañarse ni sentirse víctima de una injusticia si, a partir de su artículo, queda marcada como objetivo militar prioritario en el supuesto negado de que alguna vez se cumplan, y apenas empezaran a cumplirse, sus sanguinolentas amenazas. Al contrario de todo lo que se podría estar tentado a sostener, Charito Rojas no es ninguna rata sino toda una señora y enemiga mortal de millones de venezolanos. ¡PUEBLO RECONÓCELA!



















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Eduardo Rothe


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