El Caso de Honduras, cuál es el punto

Es una bobería discutir si la oposición venezolana va cuestionar el golpe de Estado en Honduras. Ponerse a esperar un pronunciamiento en el cual pueda ligeramente interpretarse un cuestionamiento a este gorilazo, es una ilusión totalmente injustificada y cargada de tal ingenuidad, que si alguien desde este lado se la espera, hay que revisarle su condición mental.

Un político tiene prohibido ser bobo y un partido político en el poder, está obligado a conservarlo y pelear, para que ese poder logrado a través de la voluntad popular (el Voto) sea cada vez más sólido. La alternabilidad en una opción que está supeditada a un principio constitucional mas general y trascendente, que se resume en el enunciado según el cual, la soberanía reside en el pueblo. El pueblo con su participación política (voto y autogestión) contiene la esencia de un sistema democrático participativo, que es diametralmente distinto a la opción que asoma la oposición.

En el curso de estos días, el “strip tease” que ejecuta la oposición va lentamente dejándolo totalmente desnudo y sin nada lindo y hermoso que demostrar. Arrugas y mucha silicona, que en el fondo no son más atractivas que las arrugas. Ni el intentar presentar los hechos con los acomodos que le han agregado, ha hecho posible el milagro de presentarlo o hacerlo ver un pelín honesto con la opinión pública nacional.

Desde una perspectiva política, Venezuela efectivamente no es como Honduras. Se puede suponer que Venezuela es una sociedad con un mayor nivel político o una sociedad más politizada que la sociedad hondureña, pero también más refinada o con gente que tiene la sensación de sentirse un clon real (con dinero y todo) de las tres o cuatros familias más poderosas del país. Allá el 90% sabe que no tienen nada y aquí, un 30% de los que no tienen nada (un sueldo relativamente bueno) se siente un Zuloaga. Si Venezuela no es Honduras desde una perspectiva política, es necesario entender que Honduras no es Venezuela. Es decir, Honduras como botín (eso parte del punto), no tiene el sentido y la importancia que tiene Venezuela. Esta circunstancia tiene un peso específico y es parte de la situación que no debe ser dejada fuera en los análisis situacionales por realizar.

Es un buen dato, que la comunidad internacional se haya manifestado en contra de este gorilazo. Pero por ser buen indicador, no deja de ser relativo, más si a ese dato se le agrega lo que se oye con frecuencia en boca de importantes voceros de gobiernos cuando dicen, que esta situación es parte de una historia muy remota, que se pensaba superada. Esto se ha oído en estos días muchas veces y en mi caso, cuando siento estos sonidos que ingenuamente expresan estas ideas, me pregunto: ¿Y Venezuela? ¿Y Bolivia? ¿No fueron evidentes los intentos de imponer gorilas en Bolivia y Venezuela? ¿Los crímenes masivos sucedidos hace poco en Bolivia no son parte de los planes concebidos en común acuerdo con los grandes medios de comunicación para silenciarlos e imponer gobiernos que respondan a los intereses de grandes empresas trasnacionales? ¿Qué es lo remoto o distante en el tiempo?

A pesar de todo el rechazo internacional, en esto algo “huele muy mal”. Es probable que este hedor no esté llegando al olfato de los líderes y los equipos de gobiernos de países que son estratégica y económicamente más importantes que Honduras, pero parece que ese proceso de darle largas a una decisión, suena a globo de ensayo o un tipo de experimento que debe seguirse en Venezuela muy puntualmente.

Hay muchas lecciones que este gorilazo está dejando. Algunas ya la sabíamos, pero no hacemos daño a nadie sin nos paseamos por la más cruel de todas esas lecciones. El golpe de Estado en Honduras confirma que los medios de Comunicación (léase incomunicación) son un soberano peligro para los modelos democráticos que no se sustenta en la exclusión, la explotación y proliferación de la pobreza y miseria. Su poder va mucho más allá del poder de todas las naciones juntas y no se está exagerando con esto. Es un poder que parece no tener control y el “mundo democrático” parece estar convencido, que hay la necesidad de convivir con él. Mientras ese poder total muestra sus garras fascistas; los “demócratas” voltean la mirada hacia objetos que producen cierta incomodidad, pero que no alteran en nada el problema que está confrontando la humanidad al estar bajo la bota de tres o cuatro grupos económicos e “informativos”.

Venezuela no es Honduras ni Honduras es Venezuela. En estos casos hay circunstancias y matices discutibles, pero lo que no admite ningún tipo de discusión, es que los medios de incomunicación de Honduras son exactamente idénticos (clones) de los medios de incomunicación de Venezuela. En esos ya tenemos el instrumento básico para dar un nuevo golpe en Venezuela; falta saber, si los políticos revolucionarios y el PSUV están dispuestos a dejarse dar nuevamente el golpe. Es decir, falta saber si de este lado hay bobos.



evaristomarcano@cantv.net









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Evaristo Marcano Marín


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