Estos fascistas tropicales son tan falta de originalidad, copiones y ridículos, que por pereza mental prefieren imitar, sin tener la más mínima delicadeza de guardar las distancias. Este es el caso de Leopoldo, ahora intentando emular a un líder emblemático como Chávez, con lo que pareciera ignorar que cuando el arañero de sabaneta vino al mundo se rompió el molde, porque fue de los que la historia nimbo con la magia de los elegidos. Por ello fue y será siempre único y no podrán fotocopiarlo.
Si detalláramos los recientes acontecimientos que mantienen el panorama al rojo vivo, observarnos como algunos de estos bates quebrados de la oposición han ensayado cómo impactar pareciéndose a Chávez. Pero por suelte y bien del país, sus intentos se han estrellado en diecinueve elecciones que se han producido en menos de quince años. Y menos mal que la sabiduría nos acompaña, evitando que se repitan las horrendas pesadillas republicanas que mancharon nuestra historia.
Pero como loro viejo no aprende hablar, Leopoldo López seguirá insistiendo en convertirse en el mártir de la MUD. Piensa él que de este brollo que montó con la alcahuetería de EEUU y Álvaro Uribe, tendrá ahora su postizo “por ahora”, y que además después del pasajero sacrificio de estar en cana “dorada”, podrá despejar el camino coronándose como el candidato de los disociados en las presidenciales del 2019.
Menos mal que deseo no empreñan y una cosa piensa el burro y otra el que lo monta. De modo que está claro que el burguesito calculador y maquiavélico, esta vez, se saldrá con la suya pisándole los talones a esa parranda de fascistas, que se trasnochan siempre imaginandose que podrían dormir en la suite japonesa de Miraflores. Se fijan porque soñar no cuesta nada.