Hace más de 12 años que el gobierno viene implementando programas sociales, primero con el Plan Bolívar 2000 saldando primero, una gran deuda social acumulada por la IV República y sus programas neoliberales de “racionamiento” del gasto social y luego después del Golpe Petrolero de que dejo al país en una situación económica de desempleo superada mediante las Misiones Sociales en respuesta a las necesidades populares, rescatado el presidente Chávez del Golpe de abril del 2002. Múltiples han sido las Misiones y asombran sus logros pese al saboteo despiadado de la oposición, elevando el nivel de vida social y el abastecimiento de la población a través del subsidio en --los Mercales, Mercalitos, Casas de Alimentación, inclusive en Comedores Universitarios Escolares--, para alcanzar una de las metas del Milenio “Pobreza Cero”. Pero la política social ha ido más allá, ha disminuido el desempleo y la pobreza, ofreciendo soluciones de viviendas a refugiados y demandantes de las mismas, disminuyendo la exclusión social implantadas sembradas durante siglos desde la colonia y la instauración del capitalismo petrolero.
La oposición adversa la ayuda social al pueblo, acusando de “populismo” disminuir la pobreza social y el hambre, mejor dicho, el garantizar la soberanía del pueblo es despilfarro del Gobierno, particularmente el derecho a la alimentación. Intolerante con estas políticas de soberanía alimentaria, la conspiración colombo-venezolana ha intentado el desabastecimiento de alimentos y medicamentos, creando una calamidad, a través de “los bachaqueros” y ahora “los guarimberos”, puntas de lanzas de empresarios colombianos y venezolanos, limitando el derecho a la vida, apostando al “fracaso del Poder Oficial”, caotizandolo para usurpar el Estado por las elites venezolanas siniestramente. mediante “el terrorismo del hambre y el miedo”, cercenando el derecho a los ciudadanos (as) al libre tránsito, libre pensamiento, educación, trabajo, ambiente, y en general a la vida, exacerbando la irritación de la población inútilmente, inculpando al gobierno por el desabastecimiento, la disminución de alimentos por aquellos importadores que “han renunciado por razones ideológicas” a vender alimentos al pueblo, todo por hacerse de “control político”, por “la salida de Maduro del Poder”, por eso, han llegado a “racionar los alimentos”: el uno por persona, dos por persona, hasta aumentando los precios para presionar a los consumidores.
La perversidad política no termina, inculpan al gobierno de Maduro en estos 15 años por “las expropiaciones” publicas de Chávez, chantajeando para cambiar el rumbo de su política económica, del “socialismo estatista” de lo contrario, no habrá “Dialogo” y “Paz”, el problema, es una “cuestión estructural” evadiendo la voluntad de las mayorías electoras que decidieron: “Maduro Presidente”, de no ser así, continuaran disminuyendo producción y venta de alimentos, seguirá la escasez. La solución opositora --devolver las expropiaciones, aumentar los precios, aumentar el costo de la vida-- sin importar “satisfacer las necesidades populares” y acusar a la política económica del mercado libre de divisas (SICAD II) como “socialismo de mercado” que según ellos, impactara en el aumento de los precios de los bienes de consumo”, pese a que continuara, “el subsidio directo” transferido directamente a los consumidores y “no a los empresarios que importan o producen”, compensando así los ingresos de los trabajadores en abastos del Gobierno y es en este marco del socialismo bolivariano y chavista, se inscribe la “Tarjeta de Consumo”, disminuyendo con ello, la pobreza de los hogares; Política que se profundizaran en abril, el Censo libre para quienes desean adquirir la Tarjeta para lograr la mayor felicidad humana, dando un duro golpe al contrabando apátrida de alimentos y medicamentos hacia vecinos países así como a las viudas guarimberas neoliberales venezolanos (as) que aspiran a eliminar subsidios por orden del FMI para escalar la inflación y endeudar al país.
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