El ataque con armas químicas o bacteriológicas contra una población es un hecho abominable, un crimen de lesa humanidad.
Son crímenes de lesa humanidad porque son agresiones planificadas fríamente, (premeditación) y obviamente quien ejecuta el ataque químico tiene conciencia (alevosía) del daño que va a causar: el aniquilamiento es masivo
El pueblo de Vietnam fue atacado por el poderío militar de los Estados Unidos con 12 millones de toneladas de explosivos, 10 millones de toneladas de proyectiles y 80 millones de litros de un producto químico llamado “Agente Naranja” fabricado por, ¡Monsanto! ¿Les suena esa empresa?
La operación (guerra química) se llamó “Ranch Hand” y además de los más de 3 millones de muertos, el daño ecológico supera los 5 millones de hectáreas de cultivos, tierra fértil, bosques y contaminación de fuentes de agua.
A la heroica Cuba le aplicaron la operación “Mangosta”, una acción combinada que además de la guerra económica incluía la guerra biológica: utilizar un medio químico o bacterias para afectar la salud de seres humanos, animales, destruir cultivos y tierras fértiles.
En 1971 le introdujeron en el territorio una enfermedad contagiosa: Fiebre Porcina Africana, que obligó a sacrificar unos 800 mil cerdos.
El 1978 le lanzaron un hongo que destruye la caña de azúcar llamado Roya de la Caña; en 1979 llegó camuflado de EEUU el “Moho Azul del tabaco”, que destruyó 90% de los cultivos.
Una guerra química y bacteriológica contra Cuba que incluye: dengue hemorrágico (158 muertos, de ellos 61 niños), conjuntivitis hemorrágica, disentería, etc
Todas estas operaciones contra Cuba han sido probadas, certificadas en documentos desclasificados por el Gobierno de Estados Unidos.
¿Tiene o no razón el Gobierno de sospechar una posible guerra bacteriológica contra Venezuela?