Hace una semana hicimos referencia a la estafa que han significado los últimos dos candidatos presidenciales de la oposición, que a pesar de lo que la cofradía opositora nos ofertó, terminaron siendo tan malos que hasta ellos mismos hoy los apartan. Dicha nota generó algunas controversias como era de esperar.
Hay un engaño malicioso en curso para utilizar una vía legítima y pacífica como las elecciones parlamentarias, para tratar de justificar una violencia incorregible en el seno de la oposición.
En el 2002, en dos oportunidades recurrieron a la violencia loca e inusitada, en abril desconocieron los votos de millones de venezolanos que eligieron a Chávez y al finalizar ese año se lanzaron al paro petrolero, en 2004 cantaron FRAUDE en el referéndum revocatorio y nunca presentaron pruebas, en 2013 llamaron a drenar arrecheras entre otras maldades que acabaron con 14 vidas. En 2014 montaron guarimbas y ahora intentan callar el clamor de los deudos de 43 fallecidos y fallecidas, cuya justicia está concretándose en medio de una brutal campaña de complicidades y apologías a escalas internacionales, que intentan convertir a los verdugos en víctimas, y a estas en olvidos sinuosos para que la bruma mediática los consuma.
La verdad es clara: la oposición tiene indudables antecedentes de violencia y de desconocimiento de la democracia, aun cuando hay suficientes garantías para que ganen espacios, tal como lo han hecho en los últimos 16 años en gobernaciones y consejos legislativos, alcaldías, concejos municipales, en diputados y diputadas a la Asamblea Nacional. A pesar de esto y de las indudables garantías democráticas venezolanas, hay en el seno de la Derecha quienes consideran que ganar no es suficiente y pretenden hacer lo que les da la gana al margen de cualquier compromiso electoral, en un ejercicio de pesadilla: un martirio insufrible.
Es en este punto en donde se esclarece el porqué son una gran y enorme estafa, montada con mucha maña y poca decencia, porque sea lo que sea que ellos prometan, hay que tener la claridad de que no será verdad lo que dicen y que una vez alcanzado el objetivo electoral su real aspiración es hacer añicos todo lo que hemos alcanzado en materia social.
La verdad es que su único objetivo para llegar al poder es el de acabar con todo lo social que se ha construido, acabar con la asignación de viviendas para el pueblo, con la política de dar pensiones y ayudas a los pobres, así como acabar con la educación gratuita y la calidad que la misma ha adquirido en estos tiempos; lo cierto es que no aprobarán recursos para las Canaimitas, para las tabletas, para el financiamiento de los programas de alimentación, los salarios de las madres elaboradoras y paremos de contar.
Por esto y mucho más la derecha es una gran estafa, porque intentan manipular invisibilizando nuestros logros y presentarse como los grandes remedios de las situaciones que aún tenemos que enfrentar. Ahora nuevamente vendrán con cuentos viejos y rostros que lucen cansados de tanto mentir, prometiendo un programa que no cumplirán… La propia estafa.
@joseramonrivero