El pueblo cristiano conmemora nuevamente la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. En Venezuela hasta en el más recóndito lugar de su geografía los cristianos realizan actos, ofrendas, homilías, oración y otros rituales cónsonos con esta pascua como la conocemos y recordando, como lo escribí antes, la muerte y resurrección de nuestro señor, nuestro señor de todos. En estos santos días en donde priva el recogimiento, la prudencia, el recato, la buena fe, el perdón, el amor, la solidaridad, y otras virtudes cristianas (y también comunistas como dijera el PAPA FRANCISCO); es menester de todos los venezolanos tomar respiro y meditar para tratar de llevar a este gran país, con nuestro propio trabajo, por la senda del progreso y las buenas venturas.
La gran pena de estos momentos cruciales de creencia para los cristianos de verdadera fe, es que el dudoso liderazgo cupular eclesiástico; es el que menos confiesa su fe con sus actos y palabras, se han deslingado completamente y con gran locura de su rol sagrado, confesado y jurado; ante DIOS y los hombres. Como vulgares politiqueros (a lo mejor es lo único que son) han devenido en faltas tan grotescas que rayan en la desobediencia tipo CAIN ante DIOS, ante el pueblo, su pueblo y el pueblo de Jesucristo.
Homilías convertidas en mítines politiqueros, dudosos comportamientos cristianos en congregaciones de fieles para atizar odios y terrorismos apoyando guarimbas de terror, piden a gritos que suelten delincuentes asesinos presos, piden que intervengan a Venezuela potencias mortales. Buscan convertir así, por causa de su pregonería absurda y anti cristiana, a Venezuela en un campo de batalla de hermanos contra hermanos, cristianos contra cristianos, fieles contra fieles Y aunque es difícil de creer este comportamiento de un sacerdote, lastimosamente es una cruel realidad en la Venezuela, bien golpeada, de hoy.
Si escribiéramos que los jerarcas eclesiásticos (una mayoría) en Venezuela adoran la muerte y le hacen culto al terrorismo político, siembran intrigas entre los venezolanos, odian al que es chavista, No quieren a los pobres, tienen tendencias discriminatorias a las mayorías sociales, no les gusta compartir con el pueblo de Dios, ese pueblo que nunca fue objeto de reconocimiento, sino golpeado y malogrado hasta por pedir una pensión justa y que hoy luce reivindicado, que estos sacerdotes se olvidaron de Dios y su propósito tal como lo hicieron en su momento los fariseos, entonces, a nosotros nos excomulgarían y ¿Con qué autoridad? ¿Tendría moral un sacerdote con semejante prontuario excomulgar a un cristiano?
Mi madre decía "en Semana Santa el diablo anda suelto", yo creo que en Venezuela nunca ha estado amarrado, eso sí, se envalentonó cuando los curas cruzaron la raya del pecado justificados en el derecho político ciudadano y se les incorporó a sus mentes, sus almas y claro en sus sotanas. Aupados por la burguesía que trata de convencer al mundo que son los ungidos para sostener el poder del estado venezolano. Asociados a los más reaccionarios delincuentes politiqueros. Deslumbrados por las luces y las cámaras de estudios televisivos. Hartados de whisky caro y rones exóticos. Asociados con los gánsteres vende patrias venezolanos y otras barbaridades; que solo regalan a los espectadores de la realidad política venezolana el material del cual están hechos estos personajes.
Los cristianos venezolanos que nos quedamos en casa, por creer que son días de recogimiento, oración, reconciliación con Dios, meditación y otras manifestaciones de paz interior; acudimos a las iglesias y templos buscando palabras de esperanza, de alivio para afianzar mas nuestra fe, palabras llenas de gozo y de un líder espiritual que nos acompaña en el credo de un país mejor. Nos encontramos entonces con un hombre que vocifera odio político, desfasado de los dogmas que hacen al cristiano un ser especial, que hacen al sacerdote un ser excepcional entre los seres humanos, para conseguirnos entonces con las sotanas de la intriga.
