Recuerdo los días en que los escuálidos, nunca mejor dicho, criticaban el discurso del presidente Chávez burlándose de su verbo, vergonzoso, era el adjetivo más empleado para calificar su locuacidad.
Ahora en estos días, los primeros de la campaña electoral, hemos asistido al estreno como orador, del candidato de consenso de la oposición, que no de la unidad, Manuel Rosales, y no he podido evitar hacer comparaciones entre él y nuestro presidente.
Mientras Chávez hace uso de los recursos del conocimiento, adquiridos durante muchos años de estudio y preparación, con muchas horas robadas al descanso, en su constante preocupación por estar al día en el acontecer político de Venezuela y el mundo, aportando respuestas y soluciones a las problemáticas sociales sin dejar de mencionar su proximidad genética con el pueblo, consecuencia de su sensibilidad humana, social, solidaria y bolivariana en la búsqueda y concreción de un socialismo del siglo XXI para Venezuela, el candidato del consenso nos deja ver que fue muy buen alumno en la escuela del punto fijismo, piedra fundacional de la cuarta republica, donde obtuvo muy buena nota en la mención Demagogia, mientras que en las menciones de formación política, social, cultura general y administración, obtuvo un raspado rotundo, todo en consonancia con su verborrea desatada e incontinencia verbal, que lo deja en evidencia.
Pregunten lo que pregunten los periodistas, el candidato del consenso, sólo acierta a decir: “Este gobierno no sirve”, “Voy a repartir la renta petrolera para que el pueblo pobre salga de abajo”, “Voy a gobernar para que todos seamos hermanos”, “Les daremos de verdad tractores a los campesinos, para que ellos puedan desarrollarse”, (¿será que los que ha entregado el gobierno son de juguetes?), “Este gobierno no cree en la propiedad privada”, “Que se bajen de esa nube, pues vamos a hacer un nuevo gobierno”, Este es un gobierno frijolillo que ha desmantelado a Venezuela” “Nosotros tenemos los números, bien bonitos, cada día más bonitos”, de ahí no sale por que no sabe, ni tiene bagaje cultural para hacerlo, y mientras declaraba, partidarios suyos se caían a golpes detrás de él, agrediendo a varios periodistas. Como dice la canción, por eso y por muchas cosas más, ¡Por favor!, ¡Dejen hablar a Rosales!, porque como Chacumbele, el mismito se mató.
Es indiscutible el fracaso rotundo de la oposición, tanto en lo programático como en su falta de liderazgo. La escogencia del candidato impuesta por el imperio, por la razón de que podría tener algún éxito, al ser Rosales gobernador del Zulia, no ha cuajado, con otro aspirante no lo harían mejor. La imagen de su comando de campaña es la copia de una Coordinadora Democrática ampliada, si no miren las fotos y vean las caras, son periódico de ayer.
Sigo pensando que no se presentarán a las elecciones, el tiempo lo dirá, pero mientras tanto no hay que bajar la guardia, el 3D debemos dar una demostración contundente de fuerza que no deje la menor duda a nadie, tanto dentro como fuera de Venezuela. Se presenten o no, el imperio sufrirá otra derrota dolorosa.