Algo que llama la atención en este proceso electoral, es la desfachatez de amplios sectores de la oposición con Manuel Rosales a la cabeza, cuando alardean sin ambages, de su incondicionalidad con el Imperio. Por activa y por pasiva, critican la política exterior del presidente Chávez, en todos sus aspectos, haciendo hincapié en lo que a EE.UU. se refiere. Reivindican su disposición de plegarse al imperio, lo que quiere decir que se convertirán en genuflexos lacayos, lameculos a su servicio.
Rosales se ha “atrevido” a reivindicar la IV República con todo lo que representa, reuniendo a su alrededor la escoria puntofijista. Jamás adecos y copeyanos se han unido tan estrechamente. Elementos nefastos que habían desaparecido en lo cómodo de su ostracismo, aparecen como lúgubres sombras de cadáveres insepultos, retomando el papel de celestinas del cuartorepublicanismo, tratando de unir en coyunda a tanto depredador.
Nunca se había hecho tan evidente el servilismo politiquero de estos parásitos de la política, haciendo alarde de su indignidad, quedando en evidencia ante la opinión pública, opinión pública cada día más difícil de confundir pues ha cultivado conciencia política y ya no creen en cantos de sirena, que no en el de ballenas, o dicho en criollo, ya no creen en pajaritos preñados.
Estos zombis de la política, sin sonrojarse, anuncian que de ganar se “atreverán” a poner en libertad a todos los que ellos llaman “presos políticos”, que no son otra cosa que golpistas sorprendidos in fraganti conspirando contra el gobierno democrático, a los cuales la justicia les sigue proceso. Se “atreverán” también a liberar a los procesados por corrupción y malversación. Traerán también a los que están huidos del país por haber participado directa o indirectamente en el paro petrolero y a los investigados por conspiraciones, guarimbas, etc. ¿Se “atreverán” a traer también al títere Pedro Carmona reivindicándolo, para que la fotografía de Rosales con él, felicitándolo en el golpe, tenga validez histórica?
Rosales quiere renovar la Asamblea, ¿Habrá querido decir redecorarla? Se “atreverá” también a cambiar el Poder Judicial, renovar la fiscalía y la defensoría del pueblo, en fin, se “atreverá” a dar un golpe de estado institucional agazapados tras la investidura presidencial.
Se “atreverá” también a eliminar los avances sociales que en materia de educación, salud y alimentación se han hecho realidad. Aunque algunos de sus acólitos digan que los mantendrán, Rosales se ha encargado de desmentirlos afirmando que tanto la salud como la educación deben ser privatizadas porque ese gasto no puede ser sustentado por el estado. ¿Cómo podrían hacerlo con “Mi negra”? También desaparecerán los Mercales para que la empresa privada pueda recuperar el lucro cesante perdido, como consecuencia de la caída de sus ventas.
Por atreverse, se “atreverán” a todo lo que los haga regresar a etapas ya superadas, a la política donde los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. Lo increíble es que lo dicen con toda la desfachatez del mundo, sin sonrojarse. No cabe duda, como lo manifesté en un artículo anterior, que dejar hablar a Rosales es rentable electoralmente, pues aquellos que tengan dudas, solamente con escuchar al candidato del consenso, que no de la unidad, parodiando a Chacumbele, dejarán de tenerlas, y si no recuerden cuando dijo, sin chuleta claro está, que la diferencia entre el hombre y el animal es la palabra. Y yo pregunto, ¿Qué pasa con el rabo, las pezuñas, los cachos, etc.? ¿O habrá querido decir que los animales y los hombres no hablan el mismo idioma? Razón tiene José Albornoz cuando dijo que un debate entre Rosales y Chávez, sería como una pelea de burro contra tigre.