Nos planteamos hoy en día una nueva razón política, un modelo que viene a ordenarnos la vida social y en el que la titularidad de la soberanía corresponde a la generaciones vivas, por consiguiente, las relaciones entre gobernantes y gobernados está calibrada de un modo que nos dispone de unos ámbitos reales de libertad y justicia, lo cual sin duda alguna viene a permitir el control efectivo de una democracia construida racionalmente de una necesidad, de una rebeldía, de una moral y de un sentido de civismo libertario, en una palabra es una reforma constitucional que produce cultura y razón.
Pero algunos sectores lo han asimilado como una crisis a la modernidad. Nosotros lo hacemos desde las vertientes filosóficas y políticas de la ciencia que nos encomendó el padre de la patria, Simón Bolívar. La simultaneidad de tales enfoques ha provocado una consideración realista sobre el problema que se opone o que marca, mejor explicado, la oposición, pues su ambigüedad escasa de toda razón para interpretar esta reforma no ha tenido capacidad de presentar un “efecto” para que el pueblo los entienda y pueda decir: “NO” a la reforma constitucional propuesta por el líder, el señor Presidente de la Republica, Hugo Chávez Frías.
El 4F de 1992, los venezolanos despertamos y reaccionamos. A partir de ese momento nos iniciamos en la lucha a fondo para realizar cambios radicales profundos que nos han permitido la arquitectonomia para construir las bases de una nueva nación. Este despertar venezolanista, patriótico, bolivarianista y socialista, se expresa ahora en la amplia conjunción de fuerzas populares, lo que nos señala una nueva razón, cultura, política, cuya viabilidad ha permitido, por sus resultados, que se tomen nuevas definiciones para realimentar nuestra doctrina constitucional.
El pueblo percibe en este momento histórico que el proyecto de la reforma a la constitución, es la herramienta indicada para lograr el cambio pacifico de la democracia venezolana y por lo cual nuestra carta magna tiene que desarrollar las nuevas situaciones históricas, políticas y sociales que buscan reordenar la sociedad civil para el mejor cumplimiento de los cometidos que un Estado de Derecho Democrático debe proporcionar a sus ciudadanos.
Por supuesto que los bolivarianistas democráticos socialistas, tenemos que estar alerta. Ahora es que el imperio y su equipo de lacayos criollos van a utilizar toda clase de argucias para amplificar la conspiración contra el proyecto y contra el líder, pues democráticamente por intermedio del debate estos no tienen nada que decir.
La refundación social está en manos de todos y en ese proyecto que hace una nueva nación con libertad, democracia y felicidad.
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