“En 110% se cumplió la meta de registro de aspirantes a militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en Nueva Esparta, con 74 mil 357 personas que aspiran a integrar las filas de la nueva organización política de la revolución”, así informó al mundo la Agencia Bolivariana de Noticias el 04 de junio de 2006.
En esa misma nota de prensa se dice: “resultados obtenidos ubican al municipio Mariño en el primer lugar de volumen de inscritos y le siguen las jurisdicciones de Díaz, García y Arismendi”.
Pues, como resultado de ese aluvión de gente registrándose en el PSUV, se conformó un Batallón Socialista que, gracias a la originalidad de los empleados del Alcalde de Mariño, ese flamante caballero que en abril de 2002 fue con un pelotón de policías y enarbolando la bandera blanca de Acción Democrática a sacar a los “asesinos chavistas” de la gobernación insular, se hizo llamar Guaiquerí, y en alguna oportunidad se reunía los sábados en la cancha techada de Los Conejeros, a pocos metros de mi casa; aunque frente a ella –a mi casa, me refiero- se reúne otro Batallón Socialista que lleva el nombre de Tiuna.
Con el paso del tiempo el Batallón donde me encontraba registrado ha desaparecido sin dejar huella alguna. Al vocero me lo encuentro de vez en cuando en la calle, con su eterna corbata y su pose nunca abandonada de cuartorrepublicano tramposo, en oportunidades acompañado de uno de los comisionados.
Del resto nada sé; a veces quiero tener una mente positiva y pensar que la comisionada de ideología, ese aspecto por el que tanta preocupación ha mostrado el Presidente Chávez, anda metida en los libros del socialismo utópico, en el Manifiesto Comunista, indagando en la tesis sobre el origen de la propiedad privada de Engels, bebiendo de los textos de Mariategui, quemándose las seseras con el Libro Rojo del camarada Mao, bebiéndose con ansiedad los aportes de Vladimir Ilich Lenin a la construcción del partido de nuevo tipo, enfrascada en asimilar los aportes de Dimitrov o de Antonio Gramsci al socialismo o cualquier otro libro profundo.
De todas maneras me preocupa que esta comisionada ideológica sólo aparezca cuando debe votar por alguien para cualquier cosa.
Ya no sé a quién preguntarle por este Batallón Socialista que en alguna oportunidad perteneció a mis querencias, pero uno no puede seguir queriendo a algo que no ve ni toca ni percibe; y sólo es un leve recuerdo que se va evaporando, hasta el punto que se me han olvidado los nombres de los comisionados, y sólo atino a tener presente el del vocero, quizás por eso de que los nombres de los personajes tétricos difícilmente se dan de baja en nuestra memoria.
De todas maneras quien sepa de un tipo con más de cuarenta años en Copei, cuatro períodos de concejal puntofijista, celebrador de la caída de Chávez el 11 de abril de 2002, recogedor de firmas para sacar al Presidente de su cargo, que ande por allí armando una trampa, comprando un voto, merodeando un cargo o engatuzando a un inocente, por favor le recuerda que está en la obligación de convocar a una reunión del Batallón Socialista que en alguna oportunidad se reunía en la Cancha de Conejeros, Porlamar, Isla de Margarita.
salima36@cantv.net