Mi Satélite Tricolor

¡Qué mezquina y apátrida la actitud de quienes no reconocen el aporte del satélite Simón Bolívar al desarrollo del país. Que ruin la minimización del hecho noticioso por parte de la gran prensa caraqueña o el titular de algún periodicucho local!

Toda persona sensata que ame a esta Patria hermosa debe sentir orgullo de este logro tan trascendental para la ciencia nacional. Yo sólo veo a esos muchachos venezolanos que llevan varios meses en China aprendiendo esas complicadas tecnologías en el no menos complicado idioma del camarada Mao, y me enorgullezco. Me emociona saber que estamos sembrando una semilla clave para cambiar nuestro destino de país dependiente por el de una nación soberana y verdaderamente independiente. Porque, además, el negocio con China incluye una solidaria transferencia tecnológica.

Todavía es muy temprano para medir las consecuencias del lanzamiento del satélite tricolor. Pero no cabe duda sobre el impacto que a partir de enero tendrá en una clara potenciación de nuestras posibilidades comunicacionales. Unir la posesión soberana de las telecomunicaciones a esta herramienta de última generación nos convierte en unos de los seis o siete países que pueden generar información limpia e instantánea y comunicarla a todo el planeta por vía fiable y en forma veraz.

La cobertura circular del área de Nuestra América le da carácter geo-estratégico al satélite en la proyección política de una región cada vez más unida, fuerte y autónoma. Desde Argentina hasta el sur de La Florida y desde el Caribe oriental hasta Isla de Pascua, el Simón Bolívar irradiará la telúrica presencia de El Libertador en toda esta nueva gesta de independencia que libramos frente al imperio global. El nombre de Venezuela sigue creciendo en los corazones de la grey indoamericana.

El petróleo deja de ser un bojote de papeles verdes que se cambian por baratijas mayameras, para convertirse en un arma de liberación. Lo vengo observando en las misiones educativas y de salud y ahora lo veo en esa portentosa nave que se abre lugar entre los cielos colonizados por los imperios y gana una playa sideral para la Revolución de los humildes. También para la salud y para la educación nuestra luna robótica tendrá mucho que dar.

Nuestras nuevas generaciones de científicos gozarán de sendos establecimientos de control satelital para seguir profundizando en el conocimiento del arte de viajar al cosmos, reconstruiremos los destruidos saberes mayas e incas sobre el espacio, e iniciaremos un viaje pendiente por la Patria etérea que hace de firmamento.

Revivo muchos recuerdos de juegos infantiles con cometas de papel, días que me hicieron utoponauta, luego amornauta, y aún ambas vocaciones. Recuerdo las charlas con el maestro Ramón Paz Ipuana cuando el hombre llegó a la Luna, donde se confundían la mitología griega con las leyendas wayú y la pasión por el saber. Imposible no recordar al doctor Humberto Fernández Morán que sufrió el exilio de la inteligencia por soñar con este satélite.

Todo ha vuelto desde el mundo de los sueños. Estamos en Revolución.


"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.

caciquenigale@yahoo.es



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Ildefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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