¡Qué tal camaradas!
Después de ver y escuchar tanta estupidez opinamos que mucha gente
de la oposición no debería votar. No deberían porque lo que está
en juego es la Patria. (Y excluir a los venezolanos en el exterior
salvo que sean diplomáticos, estudiantes y los que demuestren provisionalidad
de ausencia: tratamientos médicos, etc.)
Su obtusa mezquindad
les impide apreciar el gran esfuerzo que estamos haciendo los sectores
progresistas, unos más, unos menos, para conducir al País hacia la
más clara concepción de Soberanía y, lo más importante, con el indiscutible
liderazgo del Presidente Chávez.
Es un lujo, asunto que
no pueden analizar, contar con una figura con proyección de liderazgo
universal.
Son seres que aparecen
esporádicamente en la historia. ¡Únicos!
El no tener la capacidad
para entender lo que hacemos acá, nos explica que menos puedan captar
nuestro papel dentro del contexto mesoamericano, y… un poquito más
allá.
Claro, hay una oposición
culta, o menos inculta, pero que superponen sus intereses particulares
o grupales –los mismos de siempre– a los intereses nacionales, mucho
menos a los populares, que aquí entre nos, shh… les saben a mierda.
Cuando el “elegido”
por la divinidad para conducir los destinos de una universidad clasista
–tanto por lo económico como por las gríngolas hacia el cristianismo–
estupidizó las imágenes televisivas al explicar las diferencias en
los votantes y calificarlos muy a lo universitario –será de 1 al
10– en lúcidos y brutos.
El mencionado sacerdote
de la política puntualizaba que el voto de un obrero no puede ser igual
al de un intelectualoide. Pero ante el acoso del entrevistador terminó
cagándola al explicar, académicamente por supuesto, que ante una determinada
consulta de un determinado orden, o especialidad, sólo podía hacerlo
el respectivo especialista. Se empantaletó por exceso al querer justificar
que un obrero no puede seleccionar a un Presidente.
Significa, entonces,
si aplicamos ese mismo criterio –si puede calificarse como criterio-
que los “manitas blancas” de las “mentes negras” no pueden decidir
por nada, porque además de no conocer su propia realidad universitaria,
ni otras, gozan de una ignorancia supina en cuanto a la historia venezolana,
mucho menos de la reciente.
Se la pasan sifrineando
y, salvo algunas excepciones que conocen un poquito (de lo malo), participan
en caminatas y manifestaciones, “jamás violentas”, simplemente
porque…, porque “No es No”.
Al igual que la mayoría
oposicionista que sólo lee Un Nuevo país y ven Globoterror,
andan más perdidos de la realidad, y se me caerá la cédula, “que
el hijo de Lindbergh”, (para los más jóvenes: aviador de USA, el
primer piloto en cruzar el Atlántico sin escalas, a quien le secuestraron
un hijo de meses y no apareció jamás).
Desconocen todo lo que
hace nuestro gobierno revolucionario. No, perdón, sí conocen, pero
sólo lo malo, repito, que destaca la mass media. Por estas razones
nunca tendrán criterios en política. Ni de nada.
Por eso Chávez expresa
que cualquiera de nuestros universitarios bolivarianos se los tira en
caldoeñame.
No pueden establecer
comparaciones de ningún tipo.
Es una lástima que no
puedan enterarse de lo que está aconteciendo en este maravilloso País,
ahora con un brillante futuro para todos, incluso pare ellos. Y una
lástima para nosotros porque no nos acompañan en la formación del
nuevo venezolano para la nueva Venezuela. Y, además, ladillan que jode.
Muchos de esos nuevos
universitarios, bien alejados del mundo de la cultura, de la lectura,
de las Bellas Artes, etc., sólo sambileando o pendejeando, picando
cauchos y rumbeando, creen que con sus protestas están defendiendo
a la democracia.
Cuánto les falta leer,
equilibradamente, para medio comenzar a entender porqué hay que defender
esta nueva y verdadera concepción de la democracia: participativa y
protagónica y darle un completo borrón a la nefanda democracia representativa
y bobalicona.
Dirán que están reviviendo
las acciones estudiantiles universitarias de los años 60 (donde estoy
inscrito) o de los 70 o los 80. Pero olvidan que para esos años los
universitarios que protestábamos éramos más profundos en todo
–igual habían sus escuálidos, y mandando–. Que la represión de
los gobiernos era a muerte. Pero ahora cuando los gritoncitos de TV.
cometen cualquier barrabasada, y lo peor llenos de odio gratuito y con
respaldo imperialista, de vaina les echan un humito.
Mientras no razonen,
y no los dejan crecer mentalmente, tendremos que escucharles –y a
muchos de sus adultos con la misma ignorancia– su brillante respuesta:
No es No.
¡Patria, socialismo o muerte! y si nos lo permiten y podemos ir explicándoles a los pitiyankitos la importancia de una revolución (pacífica por demás) y los beneficios para las mayorías, más fácilmente VENCEREMOS
edopasev@hotmail.com