Yo creo, tú crees, ellos no creen en el Socialismo, en el diálogo, pero creen en la "lucha de clases"

José Vicente Rangel en su artículo: “Patear la mesa” (Ultimas Noticias, El Espejo, 01 junio, 2009, pág. 20) reitera e insiste, respetuosamente, en la necesidad del “dialogo”. José Vicente pone el tema en los derechos humanos de todo “ser social”: “…ante todo quiero decir que en mi opinión el dialogo es inherente al ser humano…” (Idem) Y reitera su llamado porque “…planteo la necesidad de que los venezolanos dialoguemos con el telón de fondo de una compleja situación caracterizada por tensiones desatadas por los cambios y la resistencia a éstos…” (Ibidem). Porque es una realidad que “…hacerlo no significa renunciar a principios, incurrir en pactos infames o repetir políticas de pasado como las que entronizo el puntofijismo…” (Idem) Ya que “…se trata de explorar las posibilidades para conseguir que el dialogo tenga carácter social; que nuevos interlocutores participen, y que las iniciativas no se contaminen con la politiquería…” (Ibidem). Dice José Vicente que el diálogo “…se plantea como concepto…” (Ibidem). Podríamos resumir sus propuestas en un aspecto moral, ética del comportamiento, política y “hechos y procesos históricos”.

En la “acera de enfrente” podríamos referirnos a una serie de personajes políticos, empresariales, y estudiantiles de referencia frente a las propuestas de “dialogo” expuestas por JVRangel. Incluso podríamos incorporar a la anterior lista a la Conferencia Episcopal Venezolana pero es nuestro criterio, en razón a lo conceptual propuesto por Rangel, arriba en mención, consideramos, por su status y liderazgo, que en el sector social adverso a la Revolución Bolivariana, le correspondería al señor Cardenal Jorge Urosa Savino promover, desde las derechas, el dialogo. Son varias razones por las que lo consideramos como el promotor de un dialogo tanto a lo interno del sector opositor a la Revolución Bolivariana como catalizador hacia una propuesta de dialogo desde dicha oposición con ciertos sectores revolucionarios bolivarianos; Monseñor Urosa Savino conoce el significado teológico del mandato al dialogo intrínseco en la Doctrina Católica; por ejemplo, la oración, el sacramento de la confesión, los mandatos de Jesús de Nazareth cuando señaló: “pedid y se os dará”, es una constante el continuo diálogo que mantuvo Jesús de Nazareth en sus tres (3) años de vida pública.

Las derechas nacionales (no incorporaremos las opiniones y políticas de las derechas internacionales en este texto) tienen y mantienen un discurso que ubicamos en los frecuentes textos y declaraciones emitidos durante la “Guerra Fría”. Es contradictoria la decisión de mantener ese discurso con el propio desarrollo del Capitalismo en su fase “Globalizador-Imperialista”; como también contradictorio es con el requerimiento y/o condición sine qua non ideológico-político del neoliberalismo post-Ronald Reagan. Precisemos. El Imperialismo aunque los historiadores no han precisado aun cuando fue el comienzo de su desarrollo, podríamos proponer como finales del siglo XVII con gran profundidad durante el siglo XIX hasta finales de la 2da Guerra Mundial como la etapa de su lógica evolución. Con el objetivo control del triunfo del Capitalismo norteamericano sobre el Capitalismo nazi-fascista y la imposición del Plan Marshall a los países occidentales europeos, comenzó lo que se ha denominado como Globalización que los franceses han denominan como Mundialización. Esa Globalización se desarrolló, primeramente, bajo las contradicciones del conflicto de la Guerra Fría lo que no permitía el desarrollo de la “fase superior” de ese “imperialismo-globalizado” en lo que se ha conceptualizado como “neoliberalismo”. Durante el Gobierno de Ronald Reagan y la “Dama de Hierro”, ese capitalismo referido, políticamente, logró la “implosión” de un sistema político-económico denominado como “socialismo real”. Con la “Caída del Muro de Berlín”, se propusieron dos cuerpos de pensamiento como ideologías de ese nuevo proceso del Capitalismo: el “Fin de la Historia” y la “Guerra entre Civilizaciones”. Carlos Marx, Federico Engels, El “Socialismo” y el “Comunismo”, se comentó, fueron a parar al “basurero de la Historia”; había ideas para justificar el neoliberalismo.

Las preguntas ¿Por qué el 11 de septiembre del 2002? ¿Esos sucesos que están en sintonía con las invasiones a Afganistán e Iraq tan aplaudidas por Bush, hijo y José María Aznar junto a Tony Blair formaban parte del proceso neoliberal? ¿Esas invasiones preveían la crisis que afectaría el Capitalismo mundializado producto de lo podríamos denominar como la “crisis profunda energética mundial”? ¿Era correcto, geoestratégicamente, la “operación tenaza” sobre el Caspio? ¿Controlando, militarmente, la Región del Caspio se ejercería presión sobre Rusia y China? Lo que sí sabemos es que producto de esos sucesos históricos, las tesis arriba mencionadas como el “Fin de la Historia” y la “Guerra de Civilizaciones” entraron en profundas crisis ideológicas. Las derechas se quedaron sin discurso ideológico postmoderno y regresaron a las tesis del “anti-marxismo”. Pero ¿Por qué regresaron al anti-marxismo?

Las derechas promueven en su discurso: la libre empresa; la democracia representativa; los Derechos Humanos sobre las tesis de la democracia representativa; la libertad de prensa según las tesis que sustentan la libre empresa; la libertad pero sin exponer conceptualmente que se podría comprender por el supuesto concepto de libertad en el marco de las tesis de la libre empresa, la democracia representativa. Se oponen a las políticas sociales que se vienen proponiendo en Europa y los Estados Unidos de América por las socialdemocracias; promueven la movilidad laboral en función de la estabilidad y rentabilidad económica de las empresas privadas; “machacan” hasta la saciedad la incapacidad del Estado para la gerencia y la administración de empresas, particularmente, las relacionadas con aquellos sectores de la economía que son fundamentales para el buen funcionamiento de la “economía del mercado” capitalista.

En ese escueto marco de referencia, toda tesis política que se proponga una distribución equitativa (no igualitaria) de las ganancias y el marco teórico económico que ello implica, va en directa contradicción con las tesis del neoliberalismo según la “economía liberal”. Pero para poder justificar el carácter “no social” de sus propuestas económicas, según el liberalismo, recurren a los paradigmas de la libertad individual para convertir en prósperos empresarios a todo “ser social” desarrollando, ideológicamente, la idea de un “mundo utópico” de “bienestar social”. Es necesario en los actuales estadios históricos, obligatoriamente, olvidar la historia de los fracasos sociales, políticos y económicos, inclusive de reciente data, del neoliberalismo distrayendo al “ser social” hacia referencias ideológicas propuestas en la “Guerra Fría”.

En el caso concreto venezolano, las derechas, en su amplio espectro ideológico-pragmático y programático, apoyando sus tesis en las consecuencias de las “relaciones de mutuo beneficio” entre los Gobiernos venezolano y cubano, buscan desacreditar el proceso bolivariano-socialista calificándolo con aquellas referencias de la Guerra Fría tan utilizadas y maquilladas por el “betancurismo” y las tesis de la Rerum Novarum impuestas desde 1936. Es decir, en el caso del betancurismo, sus tesis políticas anti-cubanas mientras que en el caso del democristianismo, el anticomunismo militante. Para ello es necesario negar las políticas sociales que, objetivamente, han contribuido en un objetivo mejoramiento del “bienestar social” con una distribución de la riqueza más horizontal.

Las derechas venezolanas al impulsar sus políticas excluyentes promueven, necesariamente, un conflicto de intereses entre sus objetivos político-económicos e ideológicos con las realidades sociales consecuencia de los beneficios de las políticas de la Revolución Bolivariana en su concepción socialista. El desarrollo de ese conflicto, objetivamente, produce un enfrentamiento social entre sectores adversos a la Revolución Bolivariana y los sectores populares bolivarianos. Se presentan realidades, en ese enfrentamiento, adversas a esas derechas venezolanas como son: falta de un liderazgo que entre en profunda comunión con esa relación entre el líder y la masa (Canetti dixit). Así como, frente a beneficios socio-económicos a los sectores populares, las derechas califican de comunistas a esos beneficiados creando una matriz de opinión sico-socialmente adversa a un dialogo objetivo y productivo para toda la sociedad en su conjunto.

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Miguel Ángel del Pozo


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