“Velero, será siempre
el hombre
y el mar es la vida intensa
y el hombre, navegando en ella
naufraga y se pierde
si no tiene impulso “
(Alí Primera R., Con el sol a medio cielo)
Vuelan los pensamientos,
acurrucándose entre las nubes, y aprovechando el soplo de brisa que
les transportará lejos, hasta allá, en donde la tierra es arena, donde
la vida es de sol y ternura.
Paraguaná, península
tostada por los rayos del padre sol, fue el sitio escogido por el alma
infinita de Alí Primera para encarnar y desatar su furia creadora.
Sus primeros pasos, transcurrieron entre las arenas eternas, los semerucos
floreados y cosechados, los cardones en resistencia constante, la naturaleza
en su plenitud de posibilidades.
Paraguaná, sinfonía
de olores de empanadas, canciones rasgadas en cuatros prestados, dolor
profundo de una cosecha que no se da, alegría intensa ante la llegada
de las lluvias y la explosión de vida en las tierras sembradas con
esfuerzo. Tierra que quedó lejana en la distancia pero sumida en el
corazón, en la mente y en la experiencia, cuando tocó partir hacia
Caracas.
Alí, hasta su despertar
de conciencia militante, amaba su tierra por hermosa, por solidaria.
Cuando hubo ganado fortaleza en las convicciones y conciencia de su
realidad y la de su pueblo, entonces la amó con compromiso, por escuela
y por luchadora. Paraguaná pasó a ser infinito pozo de inspiración
para sus versos de denuncia, de amor, de esperanza, de lucha.
Y nació Alí
Primera cantándole a la Humanidad. Desde entonces, resonaron por esta
tierra, las letras que hablaban de la piel de mi niña, de Ruperto,
de Mama Pancha, de América Latina Obrera…esas letras que denunciaban
el crimen Alberto Lovera hermano, la guerra del petróleo y hablaban
de la ternura y el amor de Zobeida La muñequera, Reverón, los dos
pichones morenos…
Alí, nuestro cantor
universal le escribió a la vida en todas sus facetas, en su integralidad.
Por eso, hoy por hoy, en nuestro proceso revolucionario, su voz se ha
convertido en el impulso necesario para mantenernos navegando, para
no naufragar y para no perdernos… Y mientras…en Paraguaná siguen
floreando los semerucos, rojeando de esperanzas las risas y los sueños
de la gente humilde y maravillosa de la península falconiana, como
tributo impostergable a la inmensa figura que es Alí…
VERDE Y OCRE
Verde y ocre es tu silueta
plena de cujíes y cardones,
que adornan tus rincones
de península coqueta.
Paraguaná, tierra inquieta
de soles, caminos y explanadas.
De ti quedan por siempre enamoradas
mi mirada y mi alma, completas.
Brisa tibia, cálida, constante.
Despertar de cantos e ilusiones
donde Alí le hizo canciones
a la conciencia militante.
Sigues allí mirando al oeste
con tu cabeza erguida, tu frágil cuello,
bañada toda por el mar más bello,
reclinada suave sobre el continente.
Paraguaná, 2004
(*) Frente de Izquierda Revolucionaria
Alberto Müller Rojas