27F: La pesadilla neoliberal y el despertar del pueblo

A los jóvenes de la Venezuela de las postrimerías del siglo XX nos acechaba la desesperanza. A finales de los 80 nuestros pueblos estaban experimentando las consecuencias de la liberalización acelerada del mercado. La ideología neoliberal, convertida en doctrina y catecismo, eximía al poder financiero mundial de los más elementales mecanismos de control y nos imponía una concepción del bienestar humano fundamentada en “libertades” individualistas, donde cualquier forma de solidaridad era un mero accidente incapaz de trastocar el sistema.

Los partidos políticos de la oligarquía venezolana negociaron la “gobernabilidad” por medio del Pacto de Punto Fijo, acuerdo en el que los firmantes se comprometían a apoyar a la fuerza que resultara ganadora, independientemente de cuál fuera, con el fin de cimentar una democracia burguesa representativa, dejando por fuera al Partido Comunista, al que declararon adversario a sus intereses. Ese pacto que hoy es reivindicado por la derecha venezolana como un gran logro; llevó al país a una crisis generalizada y lo hizo endeudarse cada vez más, aumentando su dependencia y subordinación.

La receta neoliberal devino en un incremento de la exclusión social, la pobreza y la desigualdad. Se buscaba finalmente controlar nuestros recursos naturales y socavar la soberanía de nuestros pueblos, con el fin de imposibilitar la integración latinoamericana para así dominar la región y garantizar un mercado seguro para los Estados Unidos.

Estos procesos de dominación fueron publicitados por fervientes entusiastas. Ministros, académicos, gerentes de corporaciones y figuras vinculadas a los medios se encargaron de difundir un discurso hegemónico, justificador de las bondades del neoliberalismo; y pocas fueron las voces que lograron romper el cerco para advertir sobre las catastróficas consecuencias de un modelo que poco a poco iba imponiendo una dictadura financiera mundial.

Los acuerdos firmados por Carlos Andrés Pérez con el Fondo Monetario Internacional; devinieron en los sucesos conocidos como “El Caracazo” (27, 28 y 29 de febrero de 1989). Un estallido social que se produjo cuando el pueblo reaccionó ante el sometimiento del cual era víctima y ante el silencio cómplice de los medios.

A este hecho histórico se le dan distintas interpretaciones, siempre influenciadas por los intereses, procedencia e ideología de quien lo aborda. Para quienes detentaban el poder durante la Cuarta República y sus herederos políticos, no fue sino un caos generado por conductas antisociales y vandálicas de un sector de la población.

Pero el pueblo reivindica este hecho histórico como la afirmación de su dignidad. Aquellos jóvenes sin esperanzas fuimos testigos y partícipes de un despertar histórico. La primera respuesta espontánea y colectiva contra el neoliberalismo a nivel planetario. El 27-F se concretó la ruptura con un modelo económico y político que sometió al pueblo a la exclusión, al abandono y la pobreza durante décadas y fue el nacimiento de la conciencia de un pueblo que ya no volverá a ser el mismo.

Catherine García Bazó
Profesora UBV-Caracas
@catherinebaz


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