“Lo
he dicho y repetido y he de afirmarlo muchas veces más: nuestro mal
proviene de no haber tomado en cuenta al pueblo como primer elemento
de acción social”. José Pío Tamayo. 1930. “Carta a
un amigo mío”.
“No hay
manera de construir el socialismo “si el Estado no tiene la posibilidad
de planificar la economía y decidir cómo se distribuye la renta”.
Señaló que se trata de que el Estado capture la renta petrolera y
la redistribuya donde haga falta, de acuerdo con un plan central del
modelo petrolero”. (Últimas Noticias. Rafael Ramírez “Hemos
renacionalizado a PDVSA”. 29 de abril 2007. Págs. 52 -53)
“Todo
Estado es una dictadura. Ningún Estado puede carecer de un gobierno
constituido por un reducido número de hombres que se organizan a su
vez alrededor de uno dotado de más capacidad y de mayor clarividencia.
Mientras haga falta el Estado, mientras sea históricamente necesario
gobernar a los hombres, cualquiera que sea la clase dominante, se planteará
el problema de tener jefes, de tener un jefe”. (Antonio Gramsci.
(2007). Jefe, [en línea]. 02-05-07. Disponible en: www.tribuna-popular.org)
Interesante
preguntar: ¿Cuál gente-Estado planifica? ¿Quién decide la distribución
de la renta? ¿Quién(es) gente-Estado capturan la renta? ¿Quién
o quiénes elaboran el ‘plan central’ petrolero? Todas estas interrogantes
llevan a reflexionar sobre la participación pasiva (1) del pueblo en
esta materia energética. Porque “…el fin supremo de refundar
la República [es] para establecer una sociedad democrática,
participativa y protagónica,… [que] asegure la igualdad sin
discriminación ni subordinación alguna…” (Preámbulo de la
Constitución), en virtud de ello “la soberanía reside intransferiblemente
en el pueblo,…” (Artículo 5 de la Constitución). Siendo
las cosas así, me atrevo a plantear lo siguiente: creado el ‘Consejo
Energético de las Naciones del Sur’ pareciera coherente que nosotros
constituyamos un ‘Consejo Energético Venezolano’ con voceros de
las diferentes fuentes energéticas, de diferentes instituciones de
todo el ámbito nacional, desde obreros y obreras hasta los expertos
y expertas, y buscar la interinstitucionalidad sobre todo con el Ministerio
del Ambiente, entre otras. Lo amerita la magnitud de la trascendencia
de las decisiones y/o problemas que se plantean día a día en el ‘corazón
de nuestra economía nacional’, las cuales no debería tomarse bajo
la óptica de unos pocos. Convendría entonces una mayor participación
(voz y voto) de conocedores y relacionados con los recursos energéticos
no renovables con la finalidad de disminuir riesgos y de legitimar dichas
decisiones una vez que ‘el gas, el petróleo y el carbón son nuestros’.
Pareciera evidente que este Consejo potenciaría nuestro sector energético
por las propiedades emergentes del mismo grupo de trabajo (la sinergia
entre sus miembros). Ahora bien, entendemos que el número de
interesados en participar (todo el país) sería demasiado grande y
no existe la posibilidad logística, espacial, financiera u otro para
reunir a todos ellos, resultando necesario nombrar voceros de todos
los sectores relacionados, y para ello se podría aprovechar ‘lo andado’
por los Consejos Comunales, la propuesta de un proyecto de Ley especial
del PCV sobre los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras,
entre otros.
Este Consejo
Energético Venezolano buscaría romper con la presunción positivista
de que unos están capacitados para pensar, actuar, gobernar, coordinar
y otros para obedecer (2), es decir acosaría al darwinismo social (3)
del país y/o evitaría caer en una democracia participativa y protagónica
‘teóricamente proclamada’ (4). Al respecto, la Profª. Margarita
López Maya (5) señala que “bajo el argumento de la complejidad
y/o necesidad de conocimiento sofisticado para decisiones importantes,
se deposita en políticos y tecnócratas poder de decisión, y esto
lesiona los intereses de la mayoría”. Por su parte, Salazar
y colaboradores (6) en su libro: “La dimensión de participación
en la construcción de la sostenibilidad institucional”, señalan
que “…relaciones donde son pocos los que pueden tomar decisiones
o definir problemas relevantes, porque son ellos quienes han recibido
el entrenamiento en los lugares de enseñanza o tienen acceso al dinero
o a posiciones en la burocracia del Estado; por lo tanto, son los
únicos que poseen el poder del conocimiento, el económico o el político
para realizar las tareas. Estas teorías promueven una sociedad
estratificada por sectores: unos poseen la legitimidad para manejar
el conocimiento y otros no la poseen; de igual manera hay una sectorización
y emancipación de los campos del conocimiento, aislados de la vida
cotidiana. En estas teorías, se promueve la práctica de la falsa
participación…”.
Sería también
función de este Consejo mantener actualizada a la ciudadanía respecto
a balance de las diferentes acciones en torno a nuestras fuentes de
energía y su impacto ambiental, y de ser necesario convocar a referendo
decisiones trascendentes, como por ejemplo, el gasoducto del sur.
La formación
de un Consejo Venezolano Energético, propuesta en el marco de la Constitución
y que podría convertirse en destello de una nueva geometría del ‘poder
institucional’, válida por demás para cualquiera de los ministerios
existentes, probablemente podría abrirle una fisurita al muro de contención
en que se ha convertido el Estado para el avance de una nueva Venezuela.
Todo ello, bajo la premisa que plantea Francia (7): Sería infantilismo
decir que hay que disolver el Estado mañana. Pero es necesario
definir con claridad el carácter de ese Estado, ponerlo en su lugar,
como parte de la lucha contra el burocratismo y el capitalismo.
El Estado burgués, ese aparato morrocóyico y tragagentes, lo vamos
a necesitar por mucho tiempo, por razones tácticas”.
Finalmente,
algunos aspectos que se deben precisar sobre la formación del Consejo
Energético Venezolano:
1) Los diferentes miembros de los sectores, instituciones, departamentos, gremios, ONGs, otro, elegirán a su vocero en asamblea. La pluralidad de ese Consejo garantizaría cubrir propósitos de naturaleza técnica hasta los políticos.
2) Los voceros deben informar a todos sus miembros con antelación de su participación en cada Consejo, los factores o causas que originan el tópico de la reunión, debatir las posibles consecuencias, así como la contribución de los miembros en el resultado que se obtenga de las mismas. No se refiere a que se informe sobre ‘lo que van hacer’ o de lo ‘que ya están haciendo’, sino que se presente la propuesta con antelación, se explique la misma y se promuevan los espacios para que en franco debate de sus miembros se puedan conciliar las opiniones y las decisiones. Nuestros finitos recursos naturales merecen un mínimo de información y debate lo más ampliado posible, por tanto este Consejo Energético debería estar indisolublemente unido a una propuesta comunicacional efectiva.
3) Los voceros llevaran al Consejo sólo los criterios, opiniones y/o decisiones que se han debatido entre los miembros de su vocería.
4) Los voceros
deben informar sistemáticamente a los miembros de su vocería sobre
los resultado de cada Consejo, los por qué y para qué de cada decisión
tomada en dichas reuniones y de las que no fueron aceptadas.
NOTAS
(1) La participación
no es un estado fijo, es un proceso mediante el cual la gente puede
ganar más o menos grados de participación en el proceso de desarrollo.
De tal forma que sería posible pasar de una participación pasiva donde
las personas no tienen ninguna incidencia en las decisiones y la implementación
del proyecto hasta lograr alcanzar el control de su propio proceso (auto
desarrollo). Lo que determina la participación es el grado de decisión
que se tiene en el proceso. (Geilfus F. (1998). 80 herramientas para
el desarrollo participativo: diagnóstico, planificación, monitoreo,
evaluación. 2ª edición. IICA/GTZ, San Salvador).
(2) “Mucha
gente preparada cree que el poder debe estar reservado a la gente preparada,
aunque haga una burrada tras otra. No puede creer que un campesino,
que le deba el poder a su comunidad y le tenga que rendir cuentas, gobernará
mejor que un licenciado que le deba el poder
a su sinodal y no le rinda cuentas a nadie…” (Zaid, G.
(1998). De los libros al poder. 1ª edición. Editorial Océano
de México.)
(3) Darwinismo
social: el sociólogo inglés Herbert Spencer fue quien formuló el
principio sobre la “supervivencia de los más aptos” seis años
antes que Darwin. En su obra La estática social (1851) y en otros estudios,
Spencer defendió que a través de la competencia la sociedad evolucionaría
hacia la prosperidad y libertad individuales, una teoría que ofrecía
la posibilidad de clasificar a los grupos sociales según su capacidad
para dominar la naturaleza. No obstante, la teoría se conoce
como ‘Darwinismo social’, basándose en la propuesta del naturalista
inglés Charles Darwin de que el desarrollo de los seres humanos es
similar a la evolución por selección natural. Los seguidores de esta
teoría sostienen que las personas y grupos sociales, así como los
animales y las plantas, compiten por la supervivencia, en la cual la
selección natural es resultado de la “ley del más fuerte” (Encarta,
2006).
(4) Frase que
aparece en el ‘Plan de Barranquilla’ del 22 de marzo de 1931, cuya
redacción se le atribuye a Rómulo Betancourt, y que fue firmando por
12 protagonistas de la generación del 28. Alude a que todos los
que legislaron desde la declaración de la independencia, “consagraron
el principio oligárquico, negación automática de esa democracia
teóricamente proclamada”. Documento reconocido como
uno de los análisis marxistas de la situación de ese momento histórico
pero con una propuesta de acción socialdemócrata.
(5) López
Maya M. (2007). Democracia liberal y socialismo del siglo XXI.
Diario Últimas Noticias. Sección Historiando el presente. 29 de abril
2007, pág. 66
(6) Salazar
L, J de Souza, J Cheaz y S Torres. (2001). La dimensión de
participación en la construcción de
la sostenibilidad institucional. Serie Innovación para la sostenibilidad
institucional. ISNAR-Proyecto Nuevo Paradigma. San José, Costa Rica.
Pág. 60
(7) Francia
N. (2007). ¿Estado socialista? Semanario Temas. 27 de abril
al 3 de mayo, 2007. pág. 7
*Docente Fagro, UCV/ polancod@agr.ucv.ve