Observamos a diario que muchos padres compran a sus hijos todo tipo de aparatos de última tecnología, destacándose entre ellos los inefables Blackberrys, cónsolas de video juegos, televisores de pantalla plana o LCD, etcétera, seguramente a estos padres los anima una sana intención, pero por ser sana no deja de producir efectos perniciosos.
Esta sociedad que promulga y exalta lo visual y denosta por ende de la palabra escrita, de la lectura trayendo como innegable consecuencia que el ser humano deje de lado el pensamiento, el cuestionamiento, la capacidad de abstracción, de creación de ideas, que se limite entonces a aceptar lo que ve, como si lo que no ve no existiera, está produciendo estragos en todo el orbe.
Es entonces que se forma una cadena, del padre homo videns, sujeto que ve y no analiza, que no lee y no obtiene cultura alguna a hijos que heredan este comportamiento y se convierten también en homo videns, dejando de ser homo sapiens, ya no saben nada porque no leen, solo ven las pantallas de sus blackberrys, celulares, computadoras o televisores, así estos padres crean verdaderos eunucos mentales que de nada se servirán a sí mismos o a la sociedad, sin dejar de lado el peligro a que los exponen cuando les compran estos costosísimos aparatos.
Lo que se ve no se objeta, cuando en realidad es mucho lo que se engaña y distorsiona con las imágenes televisivas y lo mismo ocurre con la internet en la cual nuestros hijos se sumergen en océanos de vanidades, de sandeces, de estupideces, demasiada información, pero fatua, sin importancia, inerte.
Aquello que aporta la lectura jamás lo podrá aportar ningún medio tecnificado, esta generación mediática se condena entonces a sí misma a no aportar a la “rex pública”, se apolitizan, y por ende, a decir de los griegos se imbecilizan, se idiotizan, se ponen al margen de su polis (de su país, de su ciudad , de su verdadero mundo), y lo más terrible es que son en la mayoría de los casos los propios padres los que le hacen este grandísimo daño a su prole, daño por cierto irreparable en muchos casos, por eso nuestros jóvenes deambulan sin sentido en la nada, con su rostro hundido eternamente en las pantallas de estos aparatos.
Como personas en un proceso que creemos liberador estamos obligados sin excusa alguna a promover la lectura, a incentivar a nuestros hijos a que lean, a separarlos el mayor tiempo posible de las pantallas, todas ellas, y eso mismo debemos hacer nosotros, debemos tener criterios firmes y bien formados en política, si no la democracia participativa sería un suicidio pues no estaríamos en capacidad de llevarla a buen puerto.
Camarada revolucionaria, camarada revolucionario, no destruya el cerebro de sus hijos, de los hijos de la patria, ayúdelos a pensar, enséñelos a discurrir, pero claro, aprenda usted primero si aun no sabe hacerlo, lea, cree revolucionarios en potencia, no sumisos al sistema, no deje de hacerlo, es su deber, nuestro deber indeclinable.
Para finalizar recomiendo enormemente la lectura del libro “Homo Videns, La Sociedad Teledirigida”, cuyo autor es Giovanni Sartori, le será de mucha utilidad.
*Abogado y Magister Scientiarum en Derecho Procesal Civil
Miguelvillalobos9@hotmail.com