¿No se han preguntado por qué en muchos casos no existe terreno común en los conceptos y discusiones entre por ejemplo un socialista radical (o extremo) y un capitalista radical (o extremo)?
¿O un racista, y un no racista?
¿O un creyente en Dios, y un ateo?
¿O entre alguien que cree en el concepto del más fuerte versus otro que cree más bien en el concepto de la compasión?
¿Entre un violento y un pacifista?
Hasta ahora, la manera más común de describir a una u otro persona (opuestas) que se encuentran por ejemplo en una discusión sin fin que no llega a nada, es de llamarlos tercos.
O en el matrimonio le dicen “diferencias irreconciliables.”
¿Verdad?
¿Pero será que son tercos realmente?
¿O será otra cosa?
A menudo nos equivocamos porque suponemos cosas en vez de averiguarlas antes de emitir un juicio.
Por ejemplo, mucha gente confunde una persona que sufre de esquizofrenia con un “borracho,” o la descripción de un psicópata con alguien que padece de psicosis, o un gringo de piel blanca con una persona “superior” o un algún súper héroe, y cosas así.
Bueno, en el caso de esas dos personas radicales de ambos extremos del espectro político, del socialismo y del capitalismo, los científicos están encontrando una explicación científica que justificaría la “terquedad” de estos sujetos.
En base a experimentos y estudios de resonancia magnética y otras formas de medir los impulsos y las actividades de diferentes partes del cerebro, han descubierto --- de manera preliminar solamente, por ahora --- que es posible/probable que las personas que son más conservadoras, más dispuestas a aceptar y apoyar los sistemas sociales más rígidos, realezas, gobiernos de derecha, y capitalistas, tienden a ser guiadas más por las reacciones neurobiológicas e interpretaciones que son generadas en parte, o más activamente, por una parte del cerebro llamada le amígdala, la cual tiene que ver con el miedo, la sumisión, o la persuasión y aprendizaje a través del miedo y las emociones, etc.
Ver: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Cuerpo_amigdalino
La amígdala tiene mucho que ver con algo que llaman el condicionamiento del miedo.
Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Fear_conditioning
Mientras, las personas que se identifican más con los conceptos políticos liberales, izquierdistas, democráticos, socialistas, comunistas, etc., tienden a depender más de la neurobiología de un parte del cerebro llamado el cortex del cíngulo anterior, el cual se ocupa de discernir y balancear las ideas entre las emociones y el razonamiento factual (más frió), o, en otras palabras, la persona es menos influenciada por el miedo o la sumisión, y cosas así.
Ver: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Cortex_del_c%C3%ADngulo_anterior
Ver un artículo muy interesante, pero en inglés: The neuroscience of politics: what your brain says about your vote – The Brain Bank North West
Entonces, eso explicaría muchas cosas, incluso el uso exitoso de la psicología del miedo en la política, en la educación, y en la religión, pero eso es otro tema.
EJEMPLO
Yo, siendo un radical “izquierdista,” pero más precisamente un comunalista/tribalista/antipropiedadista y un animista, o sea alguien que cree que todo tiene vida, conciencia, y alma --- las piedras, agua, aire, pensamientos, nubes, el sol, el calor, las células, etc., todo está vivo y pensante --- soy una persona con mucha paciencia, compasión, empatía, y entendimiento de situaciones complejas y ajenas a mi condición. Además, hay muy pocas cosas que me dan miedo, y soy muy poco influenciado por el miedo.
Ver animismo (vean la versión en español): https://en.m.wikipedia.org/wiki/Animism
A contrario, un hermano mío, quien es extremadamente racista, que odia a los “negros” e “indios,” y a todos los “comunistas” (y sin saber por qué), también es un extremo capitalista y explotador, además de ser una persona extremadamente machista y violenta. Además, él le tiene miedo a muchas cosas, es muy acomplejado, y se deja fácilmente influenciar por la fuerza mayor.
Con ese hermano no tengo ninguna cosa en común, aparte de los mismos padres y hermanos, y familiares.
No puede hablar de nada con él que sea más profundo que sus despreciables chistes y burlas de los demás, o de deportes --- pero no sé nada al respecto, y no me interesa ---, o de carros de lujo, whisky importado, ropa de marca, “buenos” restaurantes, y cosas así, todas cosas que no me interesan por nada.
VENEZUELA
Ahora, si hago un paralelo con Venezuela --- pero de manera general ya que hay excepciones y ya que la ciencia de la neurobiología no está muy desarrollada todavía --- uno podría concluir que en Venezuela alrededor de la mitad de la población (opositores) tienden a ser “amigdalistas,” mientras que la otra mitad (chavistas) tienden a ser “cíngulistas,” o algo así.
(Las proporciones son probablemente más cerca de 33% amigdalistas, 33% cíngulistas, y 33% una combinación de ambos, u otra cosa no conocida todavía.)
Como evidencia, sabemos que la mayoría de los opositores:
1- odian a los comunistas y a los chavistas sin realmente saber por qué,
2- utilizan, promueven, o apoyan el racismo, la xenofobia, el machismo, y la violencia para alcanzar sus fines, y
3- apoyan a los lideres radicales y violentos de la extrema derecha como Leopoldo López, Capriles Radonski, Maria Corina Machado, Julio Borges, etc.
Eso coincide con una amígdala más activa.
A contrario, la mayoría de los chavistas:
1- no odian a nadie realmente,
2- no son generalmente violentos, ni racistas, xenofóbicos, o machistas, y
3- apoyan a líderes izquierdistas tipo pacifistas y/o humanistas.
O sea, eso corresponde con un funcionamiento neurobiológico más activo del cortex del cíngulo anterior.
CONCLUSIÓN
Para mí esto tiene bastante sentido, y explica muchas cosas.
1- Por eso creo que es básicamente imposible que un chavista y un opositor se pongan de acuerdo [felizmente y sinceramente] en a las cosas fundamentales de la vida.
2- Por eso el chavismo o el oposicionismo no son exclusivos a ciertas clases sociales, más bien tienen que ver con el tipo de cerebro (y no con el tipo de ambiente).
3- Eso explicaría por qué hay un montón de opositores que vienen de los sectores pobres, y también chavistas que vienen de familias de las clases media y media altas.
Tiene algo que ver con cómo funciona el cerebro de cada quien.
En resumen, es probable que el tipo de cerebro que tenemos determine en buena parte nuestras tendencias políticas, y eso explicaría en buena parte por qué somos chavistas u opositores, es algo neurobiológico, no es culpa nuestra.
Uno pudiera decir:
“Soy chavista, pero no es culpa mía, mi cerebro me forzó a serlo.”
N.B. Cuando hablo de opositores, me refiero específicamente a los seguidores de la típica oposición antichavista venezolana.