Esta afirmación a primera vista, pareciera una incongruencia debido a que por una parte ambas teorías corresponden a tiempos alternos (con poca diferencia cronológica) y por la otra que es aun de mayor peso, a que se ocupan de ámbitos distintos del quehacer humano. Mientras que el marxismo de Marx (aquí no incluimos a Engels, ni a los postmarxistas) se ocupa fundamentalmente de categorías socioeconómicas, políticas e históricas; el psicoanálisis de Freud, se basa en una antropología humana afincada en el sustrato fisiológico del instinto, que enlaza al hombre con los demás animales en una visión hedonista del placer erótico que vincula su teoría con el materialismo, acercándola a la filosofía de Marx quien no por casualidad admiró el pensamiento de Epicuro. El psicoanálisis, método curativo o de catarsis ideado por Freud para interpretar los sueños y curar la neurosis, no tiene fundamentación empírica y muchos biógrafos consideran que algunas de sus experiencias fueron adulteradas por su creador y los pacientes no fueron sanados; pero esto no desmerita la esencia de su teoría que como ya dijimos, se basa en el instinto o impulsos básicos de amor y agresión. Para muchos antropólogos la aparición prehistórica de la familia monogámica es consecuencia del tabú instaurado como norma o prohibición superestructural por el asesinato del padre por los hijos varones, porque el primero posee a la madre y las hermanas (complejo de Edipo), los postmodernos y anarquistas dirían que es un conflicto de poder lo cual se puede comprobar incluso en las llamadas comunidades primitivas o fósiles vivos. Dicha explicación resulta más creíble que la hipótesis engeliana del reparto excedentario generado por la división del trabajo que da origen a la propiedad privada y a la herencia de la misma. La argumentación de Freud al respecto es confirmada por la zoología, que al estudiar mamíferos superiores más instintivos que el hombre como los caballos y los elefantes, han observado que el padrote caballo aleja a coces a las hijas para no procrear con ellas y evitar la degeneración genética; otro tanto hacen las hembras elefantes y el padrote con los hijos machos.
Además del vínculo materialista entre marxismo y freudismo (para evitar el uso del término psicoanálisis por lo fallido del mismo), existen rasgos comunes entre ellos, como es el hecho que las dos son mega discursos racionales del ser humano, e incluso el freudismo supera o complementa al marxismo en el sentido de postular una antropología del pre hombre.
Otro de las características afines de ambas teorías es que ellas son irreverentes con el capitalismo y por ende satanizadas y trivializadas por el sistema. Marx arremetió contra la sacrosanta y burguesa propiedad privada y su orden legal, develando su descarnada y putrefacta naturaleza explotadora; Freud (igual que Nietzsche) desmontó con crudeza la falsa, hipócrita y casta moral de la burguesía.
No es casual que las críticas más acérrimas a Freud y Marx provienen del mismo lado, del lado del positivismo lógico, de esa infatuada y rígida epistemología de la ciencia al servicio del capital, que pretende erigirse en juez supremo del conocimiento, formulando cánones acartonados para determinar que es ciencia y que no . Podríamos sintetizar esos cuestionamientos en la figura de dos connotados filósofos de esa corriente, Mario Bunge y Karl Popper, ellos coinciden en denominar al marxismo y al freudismo como seudociencias, por no ser falsables o verificables lo que es igual. Con-
curren en considerarlas carentes de un método experimental; Poper llega al extremo en su libro "Miseria del Historicismo" de arremeter contra el método más acabado de Marx como lo es el materialismo histórico, al decir que la historia no puede ser tomada como método científico , debido a que no hay repetición de los hechos históricos; tal como existe con los fenómenos naturales, desconociendo adrede que para el "Moro" la historia no se repite y que en ella se producen saltos cualitativos de un modo de producción a otro, solo existe alguna continuidad temporal explicada por la presencia o solapamientos de distintos modos de producción explicados por Marx mediante la categoría abstracto-concreta de "formación económico-social". Acusan a Freud de recurrir al mecanismo metafísico de los sueños, ¡como si estos no existieran!, acusan a Marx de usar la abstrusa y oscura metafísica dialéctica de Hegel .Todo por descalificarlos y hacerlos ver como teorías obsoletas e inservibles, tal es su miedo y su cursi venganza.
Desde la óptica de una falsa o alienada izquierda manualesca y estalinista (manual de la U.R.S), se pretende destruir a Freud por no coincidir sus categorías de análisis con las del marxismo, y se desea reducir a Marx a un economicismo mecánico y empobrecido.
Pero el proceso del pensamiento revolucionario afortunadamente es tan cambiante como la historia misma, no se detiene surgen nuevas visiones dentro y fuera del marxismo; tales como el estructuralismo de Althuser que terminó haciéndose marxista al igual que el existencialista fenomenológico Jean Paul Sartre. Althuser propone un acercamiento con el psicoanálisis, por considerarlo un sistema estructurado de pensamiento.
Dentro del marxismo nos encontramos con la creativa y nada ortodoxa escuela crítica de Frankfurt, donde pensadores como Herbert Marcuse y Eric Fromm en sus respectivas obras "Eros y Civilización" y "El Arte de Amar", vinculan el pensamiento de los dos titanes que han conmovido los cimientos del status en su pionero análisis de la sociedad postindustrial. En Venezuela dos prominentes pensadores como Ignacio Burk también lo han propuesto, Burk desde la óptica de una filosofía del humanismo y Ludovico desde un marxismo crítico. El primero posee un hermoso artículo llamado "Marx, Darwin y Freud", donde manifiesta que son los pensadores que marcan hito en la contemporaneidad. Por otra parte el filósofo poeta (combinación bellamente complementaria) Ludovico Silva en su libro "La Plusvalía Ideológica" tiende un puente de complementariedad entre las dos teorías.
Es lamentable que muchos honestos revolucionarios obnubilados por el cientificismo positivista o stalinista, terminen cuestionando la magnifica teoría de Freud.
En reflexiones anteriores he insistido que el mal uso de la palabra ciencia entronizado por el positivismo lógico es una fuente de errores. Ocurre en todos los campos del conocimiento, de manera similar que en la física, quien en un nivel meso es experimental como la newtoniana, pero en niveles micro o macro es absolutamente teórica- matemática; en tal sentido debemos evitar hablar de materialismo científico y usar el término de teoría materialista o materialismo histórico.
Profesor y Economista César José Burelli Valero.