La Organización de Naciones Unidas, ha logrado consensuar una definición de ciberterrorismo, definiéndolo en los siguientes términos: "Es el uso de las tecnologías de la información por parte de grupos terroristas o individuos con el fin de desarrollar y promover su agenda. Se incluyen los ataques contra redes, el intercambio de información y la organización de actividades terroristas". Para ampliar esta definición, consideremos la expresada por la Dra. Dorothy Denning, investigadora del Departamento de Análisis de Defensa en la Universidad Naval Postgraduate School, que resume el ciberterrorismo en los siguientes términos: "Es la convergencia entre terrorismo y ciberespacio (…) Para calificar como ciberterrorismo, un ataque debe resultar en violencia contra personas o contra la propiedad, o al menos causar el daño suficiente como para generar miedo. Ataques que deriven en muertes o personas heridas, explosiones, choque de aviones, contaminación de agua o severas pérdidas económicas, pueden servir de ejemplo". En fin, terrorismo llevado al ciberespacio, tal cual lo ha vivido Venezuela este jueves 7 de marzo, y que se prolongaría –tal acción- durante las siguientes 50 horas, en que se privó al pueblo venezolano del servicio de electricidad, en consecuencia del agua, mientras se especulaba sobre decenas de muertos en hospitales públicos y se sometía al pueblo venezolano a una intensa guerra psicológica, que tenían como vectores inoculadores a los equipos celulares con capacidad de acceso a WhatsApp e internet, en los que los fake news difundidos desde el exterior, se convirtieron en verdaderas armas de destrucción cerebral.
Desde los propios EEUU, los autores intelectuales de la agresión terrorista se manifestarían en sus cuentas tuiter, vanagloriándose de su acto criminal, como lo hiciera el Secretario de Estado, Mike Pompeo, en un tuit que lanzara a las 12:18 am del 8 de marzo, poquísimas horas después que el país sufriera el mayor atentado terrorista, en toda su historia: "No food. No medicine. Now, no power. Next, no Maduro" ("No hay comida. No hay medicinas. Ahora, no hay electricidad. Próximamente, no habrá Maduro"). Mientras, que en territorio nacional su agente Guaidó, incitaba a sus seguidores a tomar las calles y propiciar violencia, güarimbas, como le llamamos en Venezuela. Tal acto de propaganda terrorista, es solo comparable a aquel acto que se lo adjudicara el Estado Islámico, realizado contra el medio de comunicación Newsweek, en febrero de 2015, en que esa banda terrorista, creada, entrenada y armada por la CIA estadounidense, hackeó su cuenta tuiter para publicar entre otras amenazas, una dirigida a la esposa del Presidente Obama, Michelle: "Te estamos vigilando a ti, a tus hijas y a tu marido". Muchas similitudes, entre ese tuit emitido por el cibercalifato, que se adjudicó su autoría, y el enviado por el Secretario Pompeo. Rematando, el Estado islámico, con el siguiente tuit: "Lo sabemos todo sobre vosotros y vuestros familiares y estamos mucho más cerca de lo que jamás imaginaríais. ¡No habrá piedad para los infieles!" Siendo Pompeo, un hombre de inteligencia, un hombre de la CIA, las similitudes entre esas amenazas contra la familia del presidente Obama y las emitidas contra el Hno. Presidente Maduro, son tantas, que pareciera que en aquella oportunidad, hubiese estado la mano invisible de Pompeo tras el teclado del cibercalifato para amenazar a la familia del presidente Obama. Tal cual, el tuit que hiciera público el Senador Narco Rubio en el que colocaba las fotos ensangrentadas del Coronel Gadafi y lo comparaba con el Presidente Maduro. Si eso no es terrorismo, entonces, ¿Qué es terrorismo?
El FBI, sería el encargado de investigar ese ciberataque a la cuenta tuiter del medio estadounidense Newsweek, el presidente Obama propuso al Congreso una ley de aliento al sector privado para compartir información sobre amenazas cibernéticas y otra para procesar judicialmente la venta de botnets (robot informáticos usados por los hackers), la comercialización de información financiera robada en EEUU, número de tarjetas de créditos y otras actividades similares. Propuso, asimismo, la creación de un estándar nacional para informar a los consumidores, en un máximo de 30 días, cuando su información haya quedado comprometida por un ciberataque en la compañía que alberga sus datos personales. Un año después, en febrero 2016, anunciaba el secretario de Defensa de Estados Unidos, Aston Carter, que las fuerzas militares estadounidenses ejecutaban acciones de ciberataques masivos contra las redes informáticas del Estado Islámico, "a fin de interrumpir su capacidad para reclutar nuevos miembros y dar órdenes en el campo de batalla".
Los autores intelectuales de este ataque terrorista contra el Sistema Eléctrico Nacional, su cerebro, corazón y algunas de sus estaciones, han intentado engañar a parte de la población mediante el empleo de falsos positivos que han sido desmontando, muy fácilmente. Una constante, fue la supuesta falta de mantenimiento; tesis, que se fue desvaneciendo cuando los autores materiales de los ataques contra las centrales eléctricas, sus cadáveres comenzaron a hacerse públicos, cerca de 200 venezolanos y uno que otro de nacionalidad colombiana, murieron chamuscados en las redes de alta tensión. Esa era, la falta de mantenimiento que tanto argüían como causal de los apagones. Poco respeto tienen hacia las víctimas de sus acciones terroristas. ¡Qué poca humanidad y consideración con sus propios mercenarios! Esa fase de ataque directo, en el terreno, fue perdiendo vigencia en la medida en que nuestra FANB, fue posicionando combatientes patriotas sobre el terreno. De hecho, los apagones se habían minimizado en el territorio nacional, incluido el Estado Zulia, el más afectado por esa modalidad de guerra no convencional. De allí, que esa excusa fuera dejada a un lado por otra que consistía en invocar a la corrupción, como la causante de cualquier apagón o avería eléctrica que ocurriera. Este nuevo planteamiento, se desvaneció rápidamente, cuando el principal corrupto eléctrico, Nervis Villalobos, quien vive en España, fue detenido con el yerno de Antonio Ledezma, hecho que dejaba ver las costuras de la corrupción eléctrica y de quienes estaban detrás de la misma. Ya, en plena guerra eléctrica, inventaron una operación de falsa bandera de un supuesto incendio ocurrido en el propio Guri, que sería el causante del apagón del día 07. La vegetación, se incendió y fue eso lo que afectó las torres y allí surgió el apagón. Argumento sin sentido, que solo pueden ser creíbles por cerebros afectados cibernéticamente. Para esta matriz, utilizan un cuerpo que debiera ser serio y objetivo en las opiniones que emite, como lo es el Colegio de Ingenieros de Venezuela, pero bueno, de falsetes y fariseos, también está hecho el Reino de Dios. Los sobrevuelos, realizados en helicóptero por el G/J Remigio Ceballos, y transmitidos por Boris Castellanos en su programa televisivo 360, alrededor del Guri así lo han desmentido, con imágenes. Incluso, el autoproclamado llegó al extremo de tuitear que Guri no funcionaba porque le faltaba "corriente a sus turbinas", tuiter que nos hizo pensar sobre el título de ingeniero que tiene, ¿Se quemaría las pestañas estudiando o fue producto de un bondadoso regalo de algún cura pederasta? Presunciones, simples presunciones, que produce su brutalidad.
La comprobada acción de ciberterrorismo de Estado ejecutada por el gobierno de EEUU, contra la nación y pueblo venezolano, que atentó contra el derecho a la vida, al agua, a la salud, al estudio, al trabajo, a la comunicación, a la paz y sana convivencia, es un crimen de lesa humanidad perpetrado por el gobierno de Donald Trump. Así, lo denunciamos ante el mundo. Las pérdidas materiales son incuantificables, apenas una empresa privada de alimentos, refrescos y cervezas, cuantificaba las suyas propias en 18 mil millones de BsS. Si tomamos esa referencia como cierta, imaginemos las causadas al país como un todo. Superiores quizás, a las ocasionadas por el paro-sabotaje petrolero y sus autores, los mismos de la derecha apátrida.
Esta criminal acción terrorista, obliga al Estado venezolano a emprender acciones que aborden el tema de la ciberdefensa de la nación, no solo desde el punto de vista de que nuestra FANB conforme un cuerpo militar robusto y bien formado en ciberdefensa e incluso, ciberataques como acción ofensiva de parte de un Estado contra un gobierno hostil en legítima defensa, sino que también obliga a nuestro cuerpo legislativo a dotar al Estado venezolano de las leyes necesarias para perseguir y prevenir estas acciones criminales.
La ciberguerra, es una realidad incuestionable que debe ser atendida por nuestra nación. Debemos hacer como nuestra, la propuesta del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterrez, quien propusiera en febrero de este año la necesidad de una reglamentación que regule esta nueva forma de ejercer la guerra. Nadie, mejor que los venezolanos y venezolanas, para opinar sobre esta materia de la cual hemos sido víctimas durante estos últimos días. Del uso del ciberespacio para procurarse un cambio de régimen, dóciles a los intereses del imperialismo estadounidense. Como lo ha advertido el Secretario General: "A diferencia de las grandes batallas del pasado, que se abrieron con un bombardeo de artillería o aéreo, la próxima guerra comenzará con un ciberataque masivo para destruir la capacidad militar, sobre todo del comando, del control y la comunicación, con el fin de paralizar las tropas y las infraestructuras básicas, como las redes eléctricas"…
Caracas, 13-03-2019