La canalla burguesía
“venezolana” augura el fin de la Revolución Bolivariana producto
del “contagio por la crisis financiera mundial que destruiría los
cimientos económicos de la revolución e incitará al pueblo contra
ella”. Frotan sus manos y nos muestran sus colmillos amenazantes que
pretenden decir “¡Volveremos!” Pero la realidad los abofetea, y
muy tarde entran en cuenta que sus predicciones no encuentran sustento
ni explicaciones científicas. Por ello, los apologistas del sistema:
sus economistas defensores del capitalismo se han dedicado a la
astrología
y la brujería por sus predicciones. El ridículo de la canalla también
destaca como la elegancia del exquisito burgués.
No es necesario ser
economista,
intelectual, o poseer alguna especialidad en el área para comprender
lo que a vista de muchos es muy obvio. Sólo mentes criticas,
inteligentes
y libres podrían facilmente adevertir que Venezuela se encuentra al
margen de esta crísis que, a decir de otros buenos economistas: es
sistemica y sin salidas para el Capital. Henry C. K. Liu, un
reconocido analista económico
quien escribe regularmente para el Asia
Times, y
además consejero del Roosevelt Institute norteamericano, publicó muy
recientemente (24-05-2010) en el New
Deal un artículo que titula: “Las causas
de fondo de las recurrentes crisis financieras globales”. Y con
respecto a Grecia señalaba lo siguiente: “Al adoptar el euro, una
moneda gestionada por la política monetaria del supranacional Banco
Central Europeo (BCE), Grecia abdicó
voluntariamente de su soberanía en materia de política monetaria
nacional,
y eso en la confianza, falsamente confortable, de que una política
monetaria supranacional diseñada para las economías más robustas
de la eurozona funcionaría también para una Grecia endeudada hasta
las cejas. Como Estado miembro de la eurozona, Grecia puede ingresar
y tomar prestados euros sin verse afectada por tasas de cambio, pero
no puede emitir euros aun a costa de la inflación. La incapacidad
de emitir euros expone a Grecia al riesgo de quiebra de la deuda
soberana
en caso de déficit fiscal prolongado, y la deja sin las opciones
abiertas
a una solución monetaria nacional independiente, como la devaluación
de la moneda nacional (...) A despecho de la verborrea sobre el euro
como incipiente alternativa al dólar como moneda de reserva, el euro
no es en realidad sino otra moneda derivada del dólar. A pesar de que
el PIB de la Unión Europea es mayor que el de los EEUU, el dólar sigue
dominando los mercados financieros en todo el mundo como moneda de
referencia
a causa de la hegemonía política del dólar, que exige la denominación
en dólares de todas las mercancías básicas (...) La intervención
del Estado ha sido traída a colación sobre todo para reducir el poder
de los trabajadores en el mercado a favor del capital y favorecer
mecanismos
de mercado descaradamente predatorios”.
Otro analista económico
importante, Marshall Auerback, publicaba también otro artículo muy
relacionado con el tema tratado, esta vez en el New Economic
Perspectives
el día 10-05-2010, y que titula: “Dejemos que el neoliberalismo
muera con el euro”. En él, Marshall se pregunta y responde: “¿Por
qué hay enormes déficit presupuestarios en todo el planeta? No es
porque, de repente, todos los funcionarios del mundo se hayan convertido
en apparatchiki al estilo soviético. Es, y por mucho, porque una
economía
global en declive ha llevado a menores ingresos (menos ingresos = menos
impuestos recaudados, puesto que el grueso de la recaudación fiscal
se basa en los ingresos, y menos módulos fiscales) y a un mayor gasto
público en la red de seguridad social. El colmo de la ignorancia
económica
es proponer la destrucción de esa red de seguridad social a partir
de una extrapolación de las equivocadas lecciones proporcionadas por
los particularísimos en que se ha metido a sí misma la eurozona. Pero
esa ignorancia científica refleja también una agenda política
transparente
que los EEUU harían muy mal en abrazar. Los paquetes de rescate, la
intervención del FMI y toda la cháchara sobre las “quiebras ordenadas”
de los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), no pueden
ocultar el yerro fundamental en el diseño de la Unión Monetaria
Europea”.
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