Los mediocres usurpadores de esas logias tan lúgubres como arrogantes mal llamadas “Academias de la Historia”, no conocen el magnífico libro del doctor Raúl Valdés Vivó “Las dos vidas de Bolívar”.
Tampoco han escuchado el canto alicista que revive al Bolívar revolucionario, al que odian y temen la oligarquía, los flojos y los corruptos.
Siento vergüenza ajena ver cómo los Guillermo Morón, los secuestradores de la épica popular, corsarios del intelecto, se han referido al gesto simbólico hacia Manuela Sáenz y a los actos científicos sobre la confirmación de los restos de El Libertador.
A uno le cuesta creer que haya gente tan ruin de espíritu. Con su verbo asqueroso han ultrajado hasta la condición de mujer y de ser humano de Manuela. Rastreros inquisidores del amor sin dignidad ni patria.
Las exhumaciones con fines históricos constituyen un gran aporte a la verdad. Evito alguna mención por no correr el riesgo de odiosas comparaciones, pero sobran ejemplos de la aplicación de este método de verificación científica.
La veneración de los ancestros es un valor de múltiples civilizaciones. Los pueblos indígenas igual que los sintoístas y budistas, rinden culto a quienes significan sus raíces familiares, sus afectos más sentidos. Es una práctica humana muy sensible y generalizada.
Cuando se trata de figuras trascendentes en la existencia colectiva, ese sentimiento de apego, admiración, amor, llega a revelarse como hilo conductor de pueblos hacia sus reivindicaciones más anheladas. Nosotros mismos somos un ejemplo cuando bautizamos como bolivariana nuestra Revolución.
Tal es la razón de odio que mueve al imperialismo y sus lacayos. De Washington a Madrid, de Santiago de Chile a Tel Aviv, de Roma a Bogotá, los que siempre quieren más, los capitales insaciables y sus monigotes operadores políticos, mancillan el nombre de Bolívar porque él es nuestra inspiración.
Se burlan de Bolívar como de Chávez, calumnian para desacreditar, pero fracasan. Algo pasa en esta historia que no les cuadra a sus intereses.
El culto a la personalidad no es un problema para nosotros. Los bolivarianos de hoy tenemos una actitud científica frente al hecho histórico. Adoramos a El Libertador como a un padre, no lo endiosamos. Lo hacemos camarada del combate diario.
A Chávez lo queremos como a un hermano por quien haríamos cualquier sacrificio. Lo respetamos como jefe revolucionario y lo seguimos como guía que enseña con su obrar.
El partido bolivariano somos la gran mayoría continental. Pero además, somos la vanguardia de un movimiento telúrico mundial que está creando una nueva civilización basada en la solidaridad, el buen vivir, la convivencia respetuosa con la madre natura, la paz y la autodeterminación de los pueblos.
De manera que lo lamentamos mucho por los mercenarios historiográficos que pululan como momios monroístas y monjes sepulvedanos, pero Bolívar hoy más que nunca es una historia viva que pica y se extiende.
*Constituyente
*Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.
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