La podredumbre del capitalismo

En un ambiente de bribones de diversa calaña, como diría Bertold Brecht, puede ocurrir cualquier cosa, menos que se hable de decencia, de rectitud, respeto y solidaridad. Precisamente, los ambientes donde se juntan los defensores del modelo político-económico-ideológico del capitalismo, no se habla de otra cosa sino de usura, especulación, precios remarcados, enriquecerse a cualquier costo, de mercado, de comisiones, de Laissez faire, egoísmo y de la “mano invisible” como metáfora religiosa para relacionarla con la mano invisible de Dios y quedar así santificados.

Armados hasta los dientes con todos esos bagajes teóricos y apoyados en sus padres creadores (Adam Smith y John Maynard Keynes) los seguidores de este nefasto modelo capitalista fueron sembrando la pobreza y la miseria sobre la faz de la tierra. Dicho por sus mismos creadores, se trata de un modelo o de un sistema centrado en la esencia del egoísmo y el pillaje consciente. Un ejemplo de reciente data de cómo opera este sistema en sus prácticas diarias, lo encontramos en las palabras emitidas por un tal Zuloaga, cuando de manera directa y sin ningún tipo de remordimiento declaró en vivo y directo a través de su televisora: “Nosotros especulamos, pero también damos trabajo”. Carajo dije yo de inmediato, este tipo es un vulgar ladrón y se cree inmune a la justicia.

A pesar de esas pruebas irrefutables de vulgar delincuente, surge la solidaridad automática de los escuálidos. De inmediato lo declaran “perseguido político”, tal como lo han hecho con otros delincuentes políticos que han huido del país, caso el filósofo del Catatumbo. Entonces viene todo el cuento de los ataques despiadados contra el socialismo y la intención manifiesta de querer destruir los postulados teóricos de este modelo político-económico. Y no falta uno que otro mazamorrero diciendo que el socialismo genera pobreza en la sociedad, cuando todos sabemos que el principal rasgo de las sociedades capitalistas es la pobreza material y espiritual en que viven sus habitantes. Miremos al mundo de hoy, miremos cómo andas las sociedades capitalistas y nos daremos cuenta que no son los simples comentarios los que hablan, sino que son las mismas realidades las que expresan las consecuencias de ese modelo nefasto para la humanidad.

Sin irnos muy lejos en la visión rasante, miremos los cuarenta años del Puntofijismo, ese pacto que hicieron los adecos y copeyanos para saquear este país y llevarlo a una profunda crisis, que terminó desplazándolos del poder. Y era tanto el descaro de la podredumbre, que justificaban sus acciones a través de una consigna cargada de los mas sucios anti valores: “con los adecos se vive mejor, porque roban y dejan robar”.

Ahora bien, a lo largo de su historia el capitalismo ha demostrado que no representa nada bueno, excepto para unas minorías a nivel global, que manejan los negocios turbios bajo la gran premisa del egoísmo individual. Así, las estructuras capitalistas hunden a millones de mujeres y hombres en el fango de la pobreza y la miseria espantosa. Como corolario, la ideología capitalista construye sus redes sociales bajo el manto perverso de la traición, el engaño, el degolladero, el odio, la destrucción y la muerte. Es por ello que hablamos aquí de la podredumbre del capitalismo.



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Eduardo Marapacuto


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